<h6 style="margin: 0cm 0cm 8.0pt 0cm;"><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Pedro Sánchez ha apostado por su promoción internacional en el arranque del curso político y ante un año electoral, el de 2023, con comicios locales en junio y generales en diciembre como muy tarde. </strong></h4> <h4></h4> <strong>El jefe del Ejecutivo español se postula para presidir la Internacional Socialista a partir de noviembr</strong>e, cuando su congreso se reúna en Madrid;<strong> estrecha lazos con los nuevos presidentes iberoamericanos de izquierda y adopta la retórica populista</strong> hasta ahora más propia de sus aliados de Podemos. Los anuncios de donaciones, discursos, reuniones y entrevistas celebradas por Sánchez la semana pasada en Nueva York con motivo de la asamblea de la ONU también forman parte de<strong> la campaña del “actor global” organizada desde la presidencia del Gobierno para levantar en casa la imagen personal de su titular.</strong> A la baja y segundo por detrás del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en todas las encuestas salvo en el barómetro del oficial Centro de Investigaciones Sociológicas, el dirigente socialista se centra ahora en la política exterior como baza de relanzamiento. En fuentes gubernamentales presumen del papel internacional alcanzado por Sánchez desde que hizo de anfitrión en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio pasado, de su sintonía con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y de su capacidad para presentarse como nuevo faro de la izquierda con su apuesta por el feminismo y la alarma ante el cambio climático. En los mismos medios, obsesionados con Feijóo, difunden la idea de que ese protagonismo exterior sirve al dirigente socialista para destacar sobre la figura del jefe de la oposición. <strong>La campaña de imagen de Sánchez fue apoyada en Nueva York, con cargo al Estado español, con el anuncio de una donación de 237 millones de euros para el fomento de la salud global</strong> (130 millones para el fondo mundial de la lucha contra el SIDA que promociona Bill Gates), otros 236 millones para seguridad alimentaria y otros 100 millones para organizaciones que trabajan por la igualdad de género. Además, el jefe del Ejecutivo aprovechó para<strong> participar junto con el presidente de Chile, Gabriel Boric, en un homenaje a Salvador Allende,</strong> el presidente de la República de ese país muerto en el golpe militar de 1973. Sánchez se reivindicó como continuador de la lucha de Allende por “la justicia social” con un discurso de la línea más izquierdista que cultiva desde este verano. En un solo año, el presidente del Gobierno ha pasado de rodearse de los principales empresarios españoles en el arranque del curso político a repetir en todo ámbito y aforo un discurso contra los poderes económicos (u “oscuros” como define ahora a esos mismos dirigentes) que dice que conspiran contra su persona, pretenden estar por encima de la democracia y van contra los trabajadores. El giro o pose de Sánchez al asumir los postulados de la izquierda más populista vino acompañado por la confirmación de que <strong>quiere encabezar este mismo otoño la Internacional Socialista</strong> que ahora preside el griego Yorgos Papandreu, en el cargo desde 2006. El partido del político saliente, el Pasok que estuvo décadas en el poder, languidece en el Parlamento de ese país dentro de una coalición que no pasó del 6 por ciento de los votos en las últimas elecciones. El relevo de Papandreu, previsto en el congreso que reunirá a partidos socialistas y socialdemócratas de todo el mundo en Madrid entre los días 25 y 27 de noviembre, dará al jefe del Ejecutivo español un nuevo título para su particular brillo como “actor global”, en especial dentro del ámbito de la izquierda. Las esperanzas del secretario general del PSOE para seguir en el poder cuando acabe el ciclo electoral en marcha para 2023 pasan por remontar primero ante la opinión pública con una imagen como “el presidente de la gente” frente a una oposición que coloca al servicio de “los poderes económicos”. Luego el partido tendrá que lidiar en mayo con las elecciones municipales y autonómicas en las que los socialistas se juega el reparto del poder local y parte del regional. Y como traca final, después del verano, entrará otra vez en juego la faceta de Sánchez como “actor global”, pues le habrá llegado el turno de la presidencia rotatoria de la Unión Europea. Será la última y simultánea cita antes de las elecciones para el lucimiento personal del presidente del Gobierno y candidato a la reelección.