<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Pedro Sánchez recoge en Andalucía su tercer fracaso electoral desde que resultó elegido presidente del Gobierno en diciembre de 2019. Con los peores resultados de su historia en la región más poblada de España, principal feudo y granero de votos socialistas desde los años 80, la nueva derrota del PSOE confirma también el desgaste del presidente del Gobierno en el ejercicio del poder, mientras el PP habla ya de cambio de ciclo en la política española sobre la base de su victoria por mayoría absoluta.</strong></h4> El sanchismo, modelo de dirección del antiguo PSOE instaurado por el secretario general al servicio de su persona, es el gran perdedor de los comicios autonómicos andaluces.<strong> El presidente del Gobierno sólo aspiraba en el envite a que la prevista victoria del presidente de la Junta y candidato del PP, Juan Manuel Moreno, quedara después empañada por la necesidad de pactar con la extrema derecha de Vox</strong> para seguir en el poder. Es lo que a él le venía bien después, ante las elecciones generales, para engrasar el argumentario sobre la amenaza de ese frente de la derecha y movilizar el voto de la izquierda en torno a su persona. A Sánchez no le ha salido ninguna de sus apuestas. <strong>El PSOE,</strong> con su candidato Juan Espadas al frente en sustitución de su antigua adversaria interna Susana Díaz, obtuvo un resultado aún peor que el alcanzado en los comicios de 2018. Y <strong>además de perder tres escaños (pasando de 33 a 30) cedió cuatro puntos en porcentaje de voto que apuntan a un trasvase directo de electores socialistas al PP</strong>. <strong>Vox,</strong> con la impetuosa diputada y destacada figura del partido <strong>Macarena Olona</strong> al frente, tampoco cumplió con las expectativas del jefe del Ejecutivo.<strong> Apenas sumó otros dos escaños más para su formación, alcanzando los 14.</strong> El voto del centro derecha se reunificó como nunca antes en Andalucía y Moreno barrió a la izquierda al agrupar a los antiguos electores de Ciudadanos y librarse de tener que pactar con Vox. El mensaje del sanchismo funcionó, pero en su contra. Fueron antiguos votantes socialistas los que redondearon<strong> la mayoría absoluta del PP, la mitad más tres escaños (58)</strong> de la Cámara regional compuesta por 109 miembros, para evitar que Moreno se viera hipotecado después de los comicios por la extrema derecha. <strong>El vuelco electoral andaluz es letal para el empeño de Sánchez de seguir en el poder.</strong> Andalucía era feudo tradicional de la izquierda y al desastre del PSOE se suma el de <strong>sus socios más populistas que de 17 escaños se quedan en 7 (5, Por Andalucía y 2, Adelante Andalucía).</strong> [caption id="attachment_281460" align="alignnone" width="750"]<img class="wp-image-281460 size-full" src="https://zen-hopper.82-223-81-17.plesk.page/wp-content/uploads/2024/05/grafico-elecciones-andalucia-2022.jpg" alt=" width="750" height="422" /> Gráfico: Europa Press[/caption] <strong>Los socialistas encadenan con su actual jefe dos años de fiascos</strong>. En julio de 2020 fueron batidos por el PP en Galicia con la tercera mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo y en febrero de 2021 no pasaron del empate a 33 escaños con los separatistas de ERC en Cataluña, sus socios parlamentarios en el ámbito nacional. En las autonómicas de Madrid de mayo de 2021 que ganó Isabel Díaz Ayuso obtuvieron el peor resultado de su historia y se vieron relegados a la condición de tercer partido. Y en febrero pasado volvieron a perder ante el PP en Castilla y León, aunque Vox les dio la alegría de entrar en el ejecutivo de coalición de los populares. Para frenar la cuesta abajo de su partido y de su imagen vinculada a la derrota, a Sánchez le queda ahora la cita de la próxima reunión de la OTAN que se celebrará en Madrid los días 29 y 30 de este mes con él de anfitrión. Entre esa cita y el desempeño de la presidencia europea en el segundo semestre de 2023, el presidente del Gobierno tiene que lidiar con la amenaza de la crisis económica y los ajustes pertinentes como reto fundamental. Además, le toca esforzarse en contentar a sus aliados independentistas y mantener el régimen de disidencia consentida dentro de su gabinete con Podemos. <strong>Sánchez se enfrenta así, hipotecado por sus aliados y con un gabinete dividido, a que la oposición le persiga con el título de que es lo que los estadounidenses llaman un “pato cojo”</strong>, un dirigente amortizado y pendiente de relevo.