Texto y fotos: Juan David Latorre
Hanspeter Mock, embajador de Suiza para España y Andorra, ofreció la pasada semana una recepción en su residencia con motivo de la celebración de la Fiesta Nacional suiza y, asimismo, para despedirse de compañeros y amigos tras cinco años al frente de esta Misión Diplomática.
En primer lugar, el embajador suizo quiso agradecer a su esposa y a sus hijos el apoyo recibido “en todo momento”, y también “a mi fantástico equipo de la Embajada. Agradezco también a España, a su jefe de Estado, Su Majestad el Rey Felipe VI, y a todas las autoridades que siempre me han ofrecido escucha y apoyo a lo largo de mi gestión. Obviamente, este agradecimiento está dirigido también a las autoridades andorranas, con quienes he podido siempre mantener una excelente relación”.
Tras agradecer la “numerosa presencia” de asistentes a la recepción, Hanspeter Mock señaló, en un tono nostálgico y divertido, que “lo usual, en tales circunstancias, sería que haga un repaso de mis cinco años de gestión al frente de la Embajada, pero no me apetece. Y no me apetece por dos motivos principales. Primero, porque no quiero abusar de su paciencia en un día tan caluroso a sabiendas que después se abre el bufet. Y también porque me di cuenta que hacer tal repaso implicaría contarles que desde que llegué tuvimos que enfrentar una pandemia, la tormenta Filomena, una grave erupción volcánica, unas elecciones generales anticipadas, la dana en Valencia y, más recientemente, un apagón de dimensiones históricas. Les confieso que he llegado a pensar que cuando me vaya, quizás este país recobre cierta calma y normalidad. Así que, en esta ocasión, sólo pretendo agradecer y formular tres mensajes cortos”.
“El primero, subrayó el embajador suizo, es tan triste, desgraciadamente repetitivo, como, al menos creo yo, necesario. Porque en este mundo plagado de guerras y de indecible sufrimiento, es más imperativo que nunca alzar incansablemente la voz para reclamar el respeto total e incondicional de los derechos humanos en general y del derecho internacional humanitario en particular. Como muchos de ustedes sabrán, mi país es el depositario de los convenios de Ginebra sobre el Derecho Internacional humanitario. Y como tal, no puede no recordar firmemente que los Estados, y son prácticamente todos, se han comprometido no sólo a respetar, sino a hacer respetar las reglas básicas de humanidad del DIH.”
“Esto no es una opción, es una obligación jurídica. Porque hasta las guerras tienen límites, y porque el bombardeo o destrucción de la población, de hospitales, de escuelas, la vulneración indiscriminada de la población civil, en particular de los niños, sea en Ucrania, en Sudán o en cualquier otro lugar del mundo, son crímenes de guerra, posibles de condena. Y qué decir de Gaza, donde la situación humanitaria constituye una vergüenza para toda la humanidad”, aseveró Hanspeter Mock.
El segundo mensaje que transmitió el embajador suizo tuvo que ver con la promoción de la igualdad de género a través del deporte, en referencia al Campeonato Europeo de Fútbol Femenino que hasta el próximo 27 de este mes se está disputando en Suiza. “Para nosotros, más que una contienda deportiva, es un instrumento de promoción de esta igualdad.” Y como señaló la presidenta de la Confederación, en Suiza, “aunque pierdas, sales ganando, porque tienes más tiempo para disfrutar de los tesoros del país anfitrión”.
El último de los tres mensaje del embajador se refirió “al futuro de nuestra humanidad. Me refiero a las niñas y a los niños”.
La recepción contó con la presencia de algunos payasos disfrazados de doctores, “que aportaron un poco de distracción mientras hacían la cola para entrar. Ellos son los Doctores Sonrisa, de la Fundación de Origen Suizo Teodora, la cual celebra este año el vigésimo quinto aniversario de su presencia en España. Ellos están presentes en unos 68 hospitales de todo el país, llevando luz y esperanza a los niños enfermos”.
Quiso agradecer especialmente el embajador la presencia del Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, así como de la alcaldesa de Alcobendas, que es sede del Colegio Suizo de Madrid, Rocío García Alcántara, y de la exministra y presidenta del Senado, Pilar Llop.
Asimismo, también dio las gracias a la directora general para Países Europeos del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Ainhoa Fábrega Larrucea, por su asistencia, y aprovechó para dar la más cordial bienvenida a María Sonsoles Díaz Hernández, la nueva cónsul de Suiza en Málaga y que acaba de asumir sus funciones.
Para terminar, Hanspeter Mock señaló que “me es imposible no sentirme emocionado en esta última fiesta nacional como embajador ante el Reino de España y el Principado de Andorra. Así que por prudencia, seré muy breve, y tan solo recurriré una frase que es muy conocida y que se la escuché decir hace poco al gran jugador del Real Madrid, Luka Modric, y que me parece perfectamente adecuada en estas circunstancias. ‘No llores porque terminó, sonríe porque sucedió’.”
Tras un brindis seguido por la totalidad de los asistentes, entregados a las palabras del embajador y a su profundo sentimiento, todavía esperaba la sorpresa final, en la que Hanspeter Mock, su hijo Mateo, ambos a la guitarra, y el músico invitado Johannes Fuchs tocando el instrumento típico suizo hackbrett, deleitaron a los invitados con la interpretación de la famosa pieza musical La Llorona.







