<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Eva Granados, advirtió este lunes en Bruselas, en la antesala de la reunión del Consejo europeo de Asuntos Exteriores (CAE) en su vertiente de Desarrollo, de que la Unión Europea debe “redefinir” su sistema de cooperación al desarrollo tras la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de suspender toda la ayuda de su país al exterior.</strong></h4> Según Granados, la reunión llega en un “momento complicado para la cooperación”, en medio de “una rebaja del apoyo a la ayuda oficial al desarrollo y en una situación de cuestionamiento del multilateralismo” tras la decisión de EEUU de suspender la ayuda al exterior, que ha creado una enorme presión sobre la financiación mundial para el desarrollo y es la causa principal de “la convulsión que está sufriendo el mundo por lo que respecta a la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo”. En estas circunstancias, advirtió, “Europa tiene un gran papel que jugar” porque es “el mayor donante de mundo, si sumamos los recursos de la Comisión con los recursos de los Estados miembros”, y, por ello, en cuestiones como la ayuda oficial al desarrollo, la arquitectura financiera internacional, el comercio, la cooperación al desarrollo o la tecnología es necesario “que Europa aparezca como un socio fiable, como un socio que rinde cuentas y, sobre todo, hace frente a las demandas del Sur global”. Es un “momento importante para que Europa forme parte también de la redefinición de esa cooperación al desarrollo y de esas relaciones internacionales en el marco de la solidaridad y de los intereses compartidos”, insistió. “En este sentido”, destacó, “España está defendiendo una cooperación reforzada que aúne los intereses. pero, sobre todo, los valores de la Unión Europea” porque “el mundo cambia, pero los valores de la Unión Europea no cambian y, por lo tanto, tenemos que seguir fuertes como un socio fiable y con una cooperación robusta”. “Es evidente que no se puede cubrir todo lo que deja Estados Unidos”, porque “la ayuda oficial al desarrollo, no solo de Estados Unidos, está sufriendo una bajada, ha sido de un siete por ciento el último año”, advirtió. En estas circunstancias, “los países que apostamos por la ayuda al desarrollo, y España la aumentó un doce por ciento, somos los más legitimados para redefinir y para repensar cuál es el sistema que tenemos ahora”. <h5><strong>Conferencia de Sevilla</strong></h5> Por otra parte, el CAE para el Desarrollo de Bruselas se reúne un mes antes de la cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, que se celebrará entre el 30 de junio y el 3 de julio de 2025 en Sevilla y en la que se abordarán, entre otros temas, la urgente necesidad de aplicar plenamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la reforma en curso del sistema financiero internacional. Al respecto, Eva Granados destacó que la Conferencia llega “en un momento en el que los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen un bajo nivel de cumplimiento” y, por tanto, es necesario “fijar posiciones sobre el multilateralismo solidario”. “En Sevilla nos jugamos muchas cosas”, advirtió. La IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD4), un evento que aparece mencionado casi sistemáticamente en todas las reuniones y declaraciones internacionales del Gobierno español desde que fue anunciado en julio de 2024, se marcará como objetivo principal la movilización de fondos para Agenda 2030. Las tres primeras conferencias se celebraron en Monterrey en 2002, en Doha en 2008 y en Addis Abeba en 2015. La Conferencia de Sevilla ya fue abordada durante la última reunión informal de los responsables de Cooperación al Desarrollo de los 27 Estados miembros de la UE, celebrada los pasados días 10 y 11 de febrero en Varsovia en el marco de la Presidencia polaca del Consejo de la UE y en la que también participó Eva Granados. <h5><strong>Conclusiones del CAE</strong></h5> En la reunión de este lunes en Bruselas, el Consejo de la Unión Europea adoptó sus conclusiones sobre cómo reforzar el impacto de la financiación para el desarrollo sostenible y la prosperidad global, en el marco de los preparativos para la Conferencia de Sevilla. En ellas, el Consejo aboga por movilizar recursos de todas las fuentes, tanto públicas como privadas, y por aplicar reformas estructurales que permitan avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Consejo respaldó firmemente la celebración de esta conferencia, considerándola una oportunidad decisiva para acelerar la acción colectiva hacia un marco mundial renovado de financiación para el desarrollo sostenible. En su texto, se reconoce que, desde la última conferencia celebrada en Addis Abeba, la brecha de financiación se ha ampliado significativamente, alcanzando en los últimos cinco años cerca de 4 billones de dólares anuales, lo que refuerza la urgencia de adoptar nuevas medidas. En un contexto internacional complejo, marcado por la proliferación de conflictos y el aumento de las tensiones geopolíticas, el Consejo alertó sobre el impacto de esta incertidumbre en la cooperación multilateral y en la confianza en el sistema financiero internacional. Ante este panorama, subrayó la necesidad de reformas estructurales que conduzcan a una arquitectura financiera internacional más inclusiva, eficiente y representativa, incluyendo una mayor participación y voz de los países en desarrollo en la toma de decisiones. Las conclusiones reafirman el compromiso de la UE y sus Estados miembros con los principales marcos internacionales, como el Pacto para el Futuro, la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como el Acuerdo de París. El Consejo enfatizó que la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, especialmente la extrema, sigue siendo el mayor desafío global y una condición indispensable para el desarrollo sostenible. También se destacó la importancia de movilizar recursos de todas las fuentes públicas y privadas, nacionales e internacionales, utilizando de manera eficaz instrumentos innovadores como bonos verdes y azules, garantías, fondos de inversión público-privados y mecanismos de cooperación triangular. En este sentido, se reafirmó el papel clave de la asistencia oficial al desarrollo (AOD), especialmente en sectores que no resultan atractivos para la inversión privada. Asimismo, se subrayó la necesidad de mejorar la gobernanza fiscal mediante una cooperación tributaria internacional justa y eficaz, combatir los flujos financieros ilícitos y fortalecer las capacidades institucionales en los países socios. También se respaldó el uso de medidas de progreso más allá del PIB, como el Índice de Vulnerabilidad Multidimensional, que permita reflejar de forma más precisa las realidades económicas y sociales de los países en desarrollo. El Consejo destacó el papel fundamental de los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) y de las instituciones financieras internacionales en la promoción del desarrollo, e instó a una aplicación rápida de la hoja de ruta del G20 para unos BMD “mejores, más grandes y más eficaces”. Además, reafirmó su apoyo al Fondo Monetario Internacional (FMI) como pilar central de la red mundial de seguridad financiera, destacando el liderazgo europeo en la canalización de Derechos Especiales de Giro (DEG) hacia fondos de sostenibilidad y reducción de la pobreza. El Consejo recalcó que la financiación para el desarrollo debe ser coherente, inclusiva, eficaz y más eficiente, y debe involucrar a todos los actores relevantes: gobiernos, instituciones financieras, sector privado, sociedad civil y organizaciones multilaterales.