<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El apagón que afectó este lunes al conjunto de la península Ibérica ha vuelto a poner en evidencia los problemas de España para alcanzar el objetivo vinculante del quince por ciento de capacidad de interconexión eléctrica para 2030, a causa, entre otros factores, de la resistencia francesa a abrir su mercado energético a la competencia del gas y las renovables procedentes de España.</strong></h4> El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró este lunes por la noche, tras la segunda reunión del Consejo de Seguridad Nacional, que el restablecimiento del 50 por ciento suministro eléctrico nacional alcanzado en esos momentos había sido posible gracias a “las interconexiones con Francia y Marruecos, los ciclos combinados de gas, y las centrales hidroeléctricas”. Por tanto, Red Eléctrica se vio obligada a acudir a las reducidas interconexiones con Francia y con Marruecos para reactivar el suministro. En estos momentos, las conexiones con Francia solo garantizan 3.000 megavatios (MW) y las de Marruecos no llegan a la mitad (1.400 MW). La escasa interconexión de España y Portugal con el resto de Europa ha convertido a la península Ibérica en una “isla energética” dentro de la UE. Ese factor fue uno de los argumentos utilizados por Madrid y Lisboa para defender ante el Consejo Europeo el llamado “mecanismo ibérico”, que permitió a los dos países, entre junio de 2022 y diciembre de 2023, gestionar sus propios precios de referencia del gas para las centrales de ciclo combinado y establecer un tope de 40 euros el megavatio/hora en el precio del gas que se utiliza para producir electricidad, en un momento de auge de los precios energéticos como consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Al frente del Gobierno portugués se encontraba, por entonces, el actual presidente del Consejo Europeo, António Costa. A margen de los beneficios coyunturales que pudieron obtener España y Portugal en aquel momento, lo cierto es que los dos países siguen siendo una “isla energética” a causa de sus bajísimas interconexiones eléctricas con Europa, que se encuentran muy por debajo del quince por ciento establecido en 2017 por la Comisión Europea (precisamente a propuesta de España) para 2030. El pasado mes de octubre, la XXXV Cumbre Hispano-Lusa, celebrada en la localidad lusa de Faro, concluyó con el compromiso de los dos Gobiernos de pedir a Francia y a la Comisión Europea que faciliten las interconexiones ferroviarias y energéticas entre la península ibérica y el resto de Europa. En declaraciones a la prensa tras la cumbre, Pedro Sánchez advirtió de la necesidad de “fortalecer las interconexiones energéticas” y aseguró que, gracias al alto grado de integración energética entre los dos países, impulsada por “el Mercado Ibérico de Electricidad”, España y Portugal reúnen todas las condiciones para convertir a la península ibérica en “un gran hub global de energías renovables”. Por su parte, el primer ministro portugués, Luís Montenegro, pidió que se cumplan “los compromisos establecidos entre Portugal, España, Francia y la Comisión Europea en materia de interconexiones energéticas, en particular, y por encima de todo, las interconexiones eléctricas”, porque “no es aceptable que siempre estemos defendiendo y discutiendo los mismos asuntos cuando se asumen como un compromiso en documentos solemnes que vinculan a nuestros Estados”. Unos meses antes, en julio de 2024, la entonces vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y actual vicepresidenta ejecutiva europea de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, pidió que la Comisión Europea se implique más para que la península ibérica deje de ser “una isla” en el mercado energético europeo. “Sabemos que hace años que se fijaron objetivos mínimos obligatorios de interconexión y se da la enorme paradoja de que España, porque es la referencia transfronteriza que computa, pero en su conjunto la península Ibérica, es el espacio europeo menos interconectado de todos, es una isla y eso tiene poco sentido”, declaró. En estos momentos, la interconexión es del tres por ciento, muy por debajo no solo del 15 por ciento, sino incluso del diez por ciento previsto para 2020. Por si fuera poco, el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), aprobado en 2024 por el Gobierno, aplaza desde 2030 a 2035 la conclusión de dos nuevas interconexiones con Francia, que pasarán a través de los Pirineos (concretamente por Navarra y Aragón) y prevén alcanzar los 8.000 MW. Estos retrasos se añaden al que ya ha experimentado la tercera interconexión acordada con Francia, la del Golfo de Vizcaya, que debería la interconexión hasta los 5.000 MW y cuya puesta en marcha no llegará antes de 2030, dos años más tarde que lo inicialmente previsto.