<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha condenado este miércoles los recientes ataques de colonos israelíes en Cisjordania y, en particular, la agresión de que fue objeto el director de cine Hamdan Ballal, ganador del Oscar en 2025 por el documental “No Other Land”, en el que se narra la vida de los palestinos bajo la ocupación israelí.</strong></h4> “Mi condena absoluta por la violencia de los colonos en Cisjordania, particularmente sobre Masafer Yatta y Susiya”, declaró Albares a través de las redes sociales. “Deseo una pronta recuperación al director de cine Hamdan Ballal, símbolo hoy del sufrimiento de los civiles inocentes en Palestina”, añadió. Varios colonos judíos de Cisjordania atacaron el pasado lunes al director de cine palestino Hamdan Ballal, quien se había acercado al lugar para filmar cómo los colonos atacaban varias casas en la aldea de Susiya mientras los vecinos palestinos rompían su ayuno del Ramadán. Tras ser reconocido por uno de los atacantes, según testigos, Ballal fue agredido por una veintena de colonos enmascarados, armados y con uniformes militares (los colonos de Cisjordania suelen estar armados y llevar ropa militar, por lo que no es fácil distinguirlos de los soldados). El cineasta fue atacado con piedras mientras era filmado por sus agresores y, según los mismos testigos, los soldados israelíes presentes en el lugar no hicieron nada para impedirlo. Tras este incidente, Ballal y otros dos palestinos fueron detenidos por el Ejército israelí en el asentamiento de Kiryat Arba, en Cisjordania, y estuvieron retenidos durante 24 horas, con los ojos vendados y obligados a dormir junto a un aire acondicionado helado. Posteriormente, los soldados los entregaron a la Policía israelí para que se les investigase por los delitos de lanzamiento de piedra, daños a la propiedad y “atentado a la seguridad regional”, tras lo cual fueron liberados, a condición de no tener contacto con otras personas implicadas en el incidente, y trasladados a un hospital cercano. Masafer Yatta, en el sur de Cisjordania, fue elegido en los años ochenta por el Ejército israelí como campo de tiro, tras lo cual expulsó a sus habitantes, mayoritariamente beduinos árabes. El millar de residentes que han permanecido en el lugar han sufrido numerosos ataques de los soldados, incluido el derribo de casas, olivos y tanques de agua. Aparte, los colonos israelíes también han atacado aldeas, con la vista gorda e incluso la complicidad de los soldados, según las organizaciones de derechos humanos.