<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El Gobierno español ha vuelto a unir fuerzas con el de Países Bajos, su más enconado rival durante los debates sobre el Fondo de Recuperación Europeo o sobre las normas del mercado energético, para presentar una propuesta de reforma de las reglas fiscales europeas a fin de compatibilizar la consolidación fiscal con el crecimiento económico y el aumento de las inversiones.</strong></h4> “Tenemos que abordar y avanzar en debates que son estratégicos y estructurales para el futuro y, en particular, tenemos que avanzar hacia un marco de reglas fiscales que responda a las necesidades y los retos actuales para el futuro de todas nuestras economías”, declaró ayer <strong>la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño</strong>, durante un encuentro con la prensa en Luxemburgo <strong>antes de participar en la reunión del Eurogrupo y de reunirse con la ministra de Finanzas de Países Bajos, Sigrid Kaag.</strong> Países Bajos -el más “frugal” de los llamados “países frugales”- se había opuesto históricamente a cualquier reforma de las reglas fiscales europeas, y aunque su Gobierno aceptó recientemente la posibilidad de introducir cambios en el Pacto de Estabilidad -en una carta conjunta con Austria, los países nórdicos, República Checa, Eslovaquia y Letonia-, se mantuvo firme en su rechazo a una reforma tan ambiciosa y profunda como la propuesta por países como España, Francia o Italia. No obstante, tras la reunión que mantuvieron la semana pasada en Madrid <strong>el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro holandés, Mark Rutte</strong>, España y Países Bajos, dos países que “tradicionalmente han tenido posiciones muy diferentes” respecto a las normas fiscales -en palabras de Nadia Calviño-, presentaron ayer en Luxemburgo una propuesta conjunta (un <em>non-paper</em>) que fue leída por Calviño y Kaag en una rueda de prensa conjunta. <strong>“En un contexto de altos niveles de deuda, los Estados miembros deberían comprometerse de forma creíble a construir colchones fiscales para estar preparados para la próxima crisis a través de estrategias de consolidación específicas para cada país que sean realistas y graduales, pero también ambiciosas, así como compatibles con el crecimiento económico y la creación de empleo”</strong>, advierte el documento, que engloba, por tanto, peticiones habituales de los Países Bajos en favor de una sostenibilidad fiscal “eficiente” con propuestas españolas para que las sendas presupuestarias concretas para cada país sean realistas y no impidan el crecimiento del PIB. El documento propone la eliminación de la actual regla fiscal -que prevé una reducción anual determinada de la deuda hasta alcanzar el objetivo máximo del 60% del PIB- para dar margen a los Gobiernos de la zona euro a aumentar el gasto público y a crear colchones fiscales que les permitan afrontar la crisis. Asimismo, el texto pide la creación de “salvaguardas claras para que la Comisión y el Consejo puedan actuar en el caso de que algún país incumpla la senda de consolidación establecida”. La propuesta pide también que se sustituyan “los objetivos a medio plazo” de consolidación fiscal en favor de una “regla simple de gasto” que fuese “más comprensible, fácil de aplicar y anticíclica” y que incluya “cláusulas de escape” que permitan suspender las reglas en caso de producirse “eventos extraordinarios” que se escapen al control de los Gobiernos. También considera que el nuevo marco fiscal “debería tener en cuenta el enorme esfuerzo inversor” que la UE debe llevar a cabo para impulsar las transiciones digital y ecológica, la segunda de las cuales es “crucial” para reducir la dependencia de los combustibles fósiles procedentes de Rusia. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento -que establece unos límites a la deuda y al déficit público de todos los países de la Unión Europea- está suspendido desde el inicio de la pandemia y, en principio, se prevé que estas reglas presupuestarias se mantengan suspendidas en 2022. La desactivación de la cláusula de Escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento está prevista para 2023, pero la guerra de Urania y sus consecuencias económicas han abierto el debate sobre la posibilidad de mantenerlo el año que viene. <h5><strong>Socios y rivales</strong></h5> <strong>España y Países Bajos han mantenido importantes diferencias ante los grandes retos surgidos en los últimos años, especialmente durante las negociaciones sobre el fondo europeo de recuperación tras el COVID-19 y sobre la propuesta española para que se fije una tasa en los precios energéticos y se desacoplen los precios del gas y la electricidad</strong>. No obstante, esas diferencias no impidieron que, en marzo de 2021, <strong>Pedro Sánchez y Mark Rutte presentaran una propuesta de autonomía estratégica tecnológica y sanitaria europea</strong>, “sin aislacionismo ni proteccionismo”, ni que ambos Gobiernos se hayan puesto de acuerdo, en esta ocasión, para proponer reformas en las reglas fiscales europeas. Durante la lectura de la XVI Lección conmemorativa Carlos de Amberes, el primer ministro neerlandés aseguró la semana pasada en Madrid que <strong>“España y Países Bajos son socios firmemente arraigados en Europa, pero también tienen una visión muy amplia del mundo, y aunque a lo mejor no estamos de acuerdo en todo, cuando se trata de cuestiones cruciales estamos muy de acuerdo”</strong>. Asimismo, defendió “reformas estructurales” para que la economía europea “sea más fuerte y resiliente” y adelantó algunas de las líneas generales del documento presentado en Luxemburgo: “Podemos dar más tiempo a los países para reducir su deuda si vemos que están fortaleciendo sus economías”, para lo cual es muy importante “la supervisión por parte de la Comisión Europea para asegurarse de que los países cumplen los acuerdos”. Por su parte, Pedro Sánchez declaró en la presentación del mismo acto que, <strong>“cuando España y Países Bajos son capaces de llegar a un acuerdo sobre algún tema, la UE en su totalidad está más cerca de llegar a un acuerdo sobre este tema”</strong>. Asimismo, instó a “cambiar estereotipos e ideas preconcebidas, como la idea de que los países del norte y del sur de Europa tienen visiones antagónicas de la vida”.