Aroa Fandiño
Experta en Derecho europeo y colaboradora de la Fundación Alternativas
A
menudo eclipsado por la Unión Europea (UE), el Consejo de Europa (CdE), la organización internacional encargada de la protección de la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho en Europa, celebró su 75 aniversario en 2024. A pesar de su discreta presencia ante la opinión pública, sus contribuciones han moldeado de manera tangible la vida de millones de personas en Europa.
Una organización clave para el continente
Fundado en 1949, el Consejo de Europa agrupa a 46 estados miembros con el objetivo de fortalecer la unificación jurídica y social de Europa. Su piedra angular es el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), interpretado y garantizado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Gracias a este marco, se han sentado precedentes cruciales en la defensa de la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo y la protección contra la tortura, entre otros.
Más allá del CEDH, el CdE ha impulsado más de 200 instrumentos jurídicos, como la Carta Social Europea, que protege derechos económicos y sociales, o el Convenio de Estambul, contra la violencia contra las mujeres. También ha establecido mecanismos de supervisión independientes como el Grupo de Estados contra la Corrupción (GRECO) y el Comité para la Prevención de la Tortura. Además, ha jugado un papel decisivo en la abolición de la pena de muerte en Europa, estableciendo esta medida como una condición para la adhesión de nuevos estados miembros.
España ha tenido un papel clave dentro del Consejo de Europa. En 1977 se convirtió en miembro, antes incluso de adoptar su Constitución democrática de 1978, marcando un hito en su proceso de democratización. Su participación activa en la promoción de derechos humanos y el Estado de derecho ha consolidado su rol dentro de la organización.
Impacto en la vida de las personas
El trabajo del CdE se traduce en garantías concretas para la ciudadanía. La supervisión del cumplimiento de derechos humanos, los mecanismos de control contra la corrupción o la observación de elecciones son ejemplos de su impacto real. Su compromiso con la democracia también se refleja en la creación del Registro de Daños de la guerra de agresión rusa contra Ucrania, una herramienta clave para documentar violaciones de derechos en el conflicto. Además, el CdE ha aprobado una Declaración sobre la situación de los menores en Ucrania, instando al retorno de los menores deportados ilegalmente por Rusia y la persecución de los responsables.
El CdE también ha reforzado su cooperación con Bielorrusia a través de un grupo de contacto con las fuerzas democráticas lideradas por Sviatlana Tsikhanouskaya, con el objetivo de establecer estructuras democráticas en el país y avanzar en la abolición de la pena de muerte. Asimismo, el Consejo de Europa ha abordado el proceso de adhesión de Kosovo a la organización. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha respaldado la candidatura de Kosovo, lo que supone un paso clave en su integración en esta comunidad política. La decisión final dependerá del consenso en el Comité de Ministros, órgano de gobierno del CdE. Todo ello sin descuidar la respuesta a los nuevos retos: el CdE está a la vanguardia ante desafíos como la regulación de la inteligencia artificial, la protección de los derechos digitales y el reconocimiento del derecho a un medio ambiente sano como un derecho humano fundamental.
Fortalezas y debilidades
El Consejo de Europa ha demostrado ser un pilar de estabilidad en el continente, con una capacidad de influencia que trasciende a sus estados miembros y va más allá del continente europeo. Su estructura intergubernamental e inclusiva y su independencia respecto a la UE le permiten abordar cuestiones sensibles con una perspectiva más amplia y diversa.
Sin embargo, enfrenta retos significativos. La falta de coercitividad de sus decisiones dificulta la implementación de muchas de sus recomendaciones. La lentitud en la aplicación de algunas sentencias del TEDH y las divergencias políticas entre sus miembros también limitan su eficacia. Además, su escasa visibilidad impide que las personas de a pie sean conscientes de la repercusión del trabajo de la organización y valoren plenamente su papel.
El futuro del Consejo
Con la reciente Cumbre de Reikiavik (2024), el liderazgo europeo ha ratificado su compromiso con el CdE, estableciendo nuevas prioridades como la protección del medio ambiente, la salvaguarda de los derechos digitales y el fortalecimiento de la educación para la democracia. Durante la cumbre, se aprobó la Declaración de Principios para la democracia, que refuerza la vigilancia sobre el estado de la democracia en los países miembros.
La colaboración entre el Consejo de Europa y la Unión Europea se ha fortalecido significativamente. La UE ha adoptado el Convenio sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, y el Convenio sobre Inteligencia Artificial y derechos humanos, democracia y Estado de derecho, y ambas organizaciones trabajan juntas en programas estratégicos en los Balcanes, Europa del Este y el Mediterráneo. Además, la adhesión de la UE al Convenio Europeo de Derechos Humanos sigue siendo una prioridad clave para reforzar la cohesión normativa en el continente.
En septiembre de 2024, Alain Berset asumió el cargo de secretario general del Consejo de Europa. Su liderazgo se centrará en tres grandes prioridades: el apoyo a Ucrania en su lucha contra la agresión rusa impulsando un mecanismo de compensación para el país basado en el éxito del Registro de Daños, y un tribunal especial para el crimen de agresión, la revitalización de la democracia mediante la educación y la consolidación de la unidad entre los 46 estados miembros, destacando la diversidad como una fortaleza para el diálogo interinstitucional.
En definitiva, en un mundo en el que los valores democráticos están bajo presión, el Consejo de Europa es un bastión de la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho. Su reto será reforzar su papel, hacer valer sus decisiones y acercarse a la ciudadanía para que su legado de 75 años inspire a Europa a seguir construyendo un continente en paz y en favor de las relaciones internacionales basadas en el multilateralismo.
Larga vida al Consejo de Europa.
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