<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, que fue llamada a consultas por Rabat a mediados del pasado mes de mayo, en protesta por la acogida en un hospital español del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha regresado a Madrid en las últimas horas, después del cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental.</strong></h4> Fuentes gubernamentales confirmaron la vuelta de la diplomática marroquí, <strong>sólo un día después de que Argelia anunciara la llamada a consultas de su embajador en España, Said Moussi</strong>, precisamente para expresar su malestar por la decisión del Ejecutivo de calificar la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sáhara como "la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso". Ayer, <strong>fuentes diplomáticas argelinas negaron que el Gobierno español avisaron de antemano a Argel de su cambio de postura</strong>, como aseguraron el sábado desde Moncloa, e insistieron en que la decisión había sido una “sorpresa”. Lo cierto es que la vuelta a su puesto en Madrid de Karima Benyaich, quien, en su momento, fue una de las voces marroquíes que expresaron de manera pública más claramente el malestar de Marruecos, por el “caso Ghali”, es el <strong>primer gesto de Rabat de conformidad con el camino emprendido por España.</strong> Las autoridades españolas se resistieron a alinearse con otros países como Francia o Alemania, que habían dado ya su visto bueno al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, pero finalmente han optado por hacerlo, aún <strong>a costa de abrir una nueva crisis, esta vez con Argelia,</strong> uno de nuestros principales suministradores de gas. Pese al malestar argelino, el Gobierno español sigue insistiendo en que la posición sobre el Sáhara no afectará a la relación "sólida" con Argelia, que es para España "un socio estratégico, fiable y amigo", en palabras de <strong>la portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez</strong>, en una entrevista publicada ayer en La Razón. Según la ministra de Política Territorial, el nuevo escenario abierto ahora “garantiza la necesaria estabilidad”. “Hemos alcanzado compromisos mutuos y su cumplimiento: entre ellos, la ausencia de acciones unilaterales y mantener una comunicación fluida y franca para seguir reforzando la gestión de los flujos migratorios. La clave será la cooperación", afirmó. El Gobierno español, en cuya decisión pudo haber influido según algunas fuentes, las indicaciones de <strong>la vicesecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman,</strong> durante la visita que realizó a Madrid el pasado día 7, se apresta ahora para cumplimentar las siguientes fases de la reconciliación con Marruecos. La más inmediata parece ser el <strong>viaje que hará a Rabat, el próximo 2 de abril, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares</strong>, a quien se atribuye haber sido uno de los principales impulsores del giro dado por España. A esa visita seguirá más adelante otra del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, que ratificaría la elección hecha por España en favor de Marruecos, para garantizarse un horizonte de tranquilidad, aún a costa de ver como se deterioran las relaciones con Argel. En el ámbito interno, t<strong>odas las formaciones políticas a la derecha y a la izquierda del Gobierno, incluidos sus socios de Unidas Podemos, siguen criticando a Pedro Sánchez</strong> por haber tomado una decisión de gran calado a espaldas del Parlamento, y piden que dé explicaciones en la Cámara Baja. Estas discrepancias fueron puestas de relieve por la portavoz de la Presidencia de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Nana Labat Rachid, en declaraciones a la prensa argelina. La dirigente polisaria recordó que el apoyo de España al plan de autonomía marroquí no cambia el hecho de que desde el punto de vista del Derecho Internacional el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio no autónomo para el que se debe completar un proceso de descolonización.