En 2025, África continúa enfrentando desafíos significativos en materia de seguridad alimentaria. A pesar de los compromisos internacionales y los esfuerzos regionales, el hambre y la malnutrición siguen afectando a una proporción considerable de la población africana. Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” publicado por varias agencias de las Naciones Unidas, aproximadamente el 20,4% de la población africana sufre de hambre, una cifra que ha aumentado en los últimos años.
Factores que contribuyen a la inseguridad alimentaria
Diversos factores contribuyen a la persistente inseguridad alimentaria en África:
Cambio climático: El aumento de la frecuencia y severidad de sequías, inundaciones y otros eventos climáticos extremos ha afectado negativamente la producción agrícola. Por ejemplo, la región del Sahel ha experimentado sequías recurrentes que han devastado cultivos y pastizales, exacerbando la inseguridad alimentaria.
Conflictos armados: Las tensiones y enfrentamientos en países como la República Democrática del Congo han desplazado a comunidades enteras, interrumpiendo la producción y distribución de alimentos. Recientemente, la ciudad de Goma ha sido escenario de intensos combates, dejando a miles de civiles sin acceso a alimentos y servicios básicos.
Crecimiento demográfico: África posee una de las tasas de crecimiento poblacional más altas del mundo, lo que incrementa la demanda de alimentos y ejerce presión sobre los sistemas agrícolas existentes. Se estima que la población africana superará los 2.500 millones para 2050, lo que plantea desafíos significativos para la seguridad alimentaria.
Pobreza y acceso limitado a dietas saludables: Más de 1.000 millones de africanos no pueden permitirse una dieta saludable, lo que contribuye a altos índices de malnutrición y enfermedades relacionadas. En 2021, el costo promedio de una dieta saludable en África fue de 3,57 dólares por persona al día, una cifra superior al umbral de pobreza extrema establecido en 2,15 dólares.
Iniciativas y estrategias para mejorar la seguridad alimentaria
A pesar de estos desafíos, se están implementando diversas estrategias para abordar la inseguridad alimentaria en África:
Innovaciones agrícolas: La adopción de técnicas como la hidroponía está ganando terreno en países como Marruecos, permitiendo una producción agrícola más eficiente y menos dependiente de las condiciones climáticas. La empresa agrícola marroquí Jodoor ha destacado los beneficios de la hidroponía para producir hortalizas y frutas de alta calidad, optimizando el uso del agua y adaptándose a las limitaciones climáticas.
Políticas gubernamentales y cooperación internacional: Los gobiernos africanos, en colaboración con organizaciones internacionales, están desarrollando políticas para fortalecer la resiliencia de los sistemas alimentarios. El Programa General para el Desarrollo de la Agricultura en África busca eliminar el hambre en el continente para 2025, enfatizando la importancia de la ciencia y la tecnología en la agricultura.
Asistencia humanitaria: Organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) están intensificando sus esfuerzos para proporcionar asistencia alimentaria a las poblaciones más vulnerables. En 2025, el PMA requiere 16.900 millones de dólares para asistir a 123 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda, con un enfoque significativo en el África subsahariana.
El papel de la ciencia y la tecnología
La ciencia y la tecnología desempeñan un papel crucial en la mejora de la seguridad alimentaria en África:
Desarrollo de cultivos adaptativos: La investigación en cultivos resistentes al cambio climático es esencial para garantizar la producción sostenible de alimentos. Los gobiernos africanos deben colaborar con la industria agroalimentaria y los agricultores para aumentar la demanda y producción de cultivos adaptativos que puedan prosperar en condiciones climáticas adversas.
Tecnologías digitales: La implementación de herramientas digitales, como sistemas de riego automatizados y sensores de suelo, puede aumentar la eficiencia de la producción agrícola y ayudar a los agricultores a adaptarse a las cambiantes condiciones climáticas. Estas tecnologías permiten un monitoreo más preciso de los cultivos y una gestión más eficiente de los recursos.
Desafíos persistentes y la necesidad de acción
A pesar de las iniciativas en curso, persisten desafíos significativos:
Financiamiento insuficiente: La brecha entre las necesidades financieras y los fondos disponibles para programas de seguridad alimentaria sigue siendo amplia. Es crucial que la comunidad internacional y los gobiernos africanos aumenten las inversiones en agricultura sostenible y resiliente.
Infraestructura deficiente: La falta de infraestructura adecuada para el almacenamiento y transporte de alimentos contribuye a pérdidas significativas postcosecha, exacerbando la inseguridad alimentaria. Se estima que hasta el 40% de los alimentos producidos en África se pierden antes de llegar al consumidor.
Educación y capacitación: Es fundamental capacitar a los agricultores en prácticas agrícolas sostenibles y en el uso de nuevas tecnologías para mejorar la productividad y la resiliencia. Programas de extensión agrícola y educación rural pueden desempeñar un papel vital en este sentido.