<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, volvió a la carga ayer contra España, planteando poner “en pausa” las relaciones entre los dos países y lanzando acusaciones de “saqueo” por parte española.</strong></h4> La actitud de López Obrador ha causado <strong>sorpresa en el Gobierno español</strong>, según quedó de relieve en la reacción del <strong>ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares</strong> quien, desde Lyon (Francia), manifestó a los periodistas que por parte española no ha habido ninguna actuación que pueda justificar una declaración como la que ha hecho el presidente mexicano. <strong>La tensión entre España y México parecía haberse relajado</strong>, después de que, el pasado 28 de enero, las autoridades españolas concedieran <strong>el plácet a Quirino Ordaz</strong>, el nuevo embajador en Madrid propuesto por el presidente mexicano, que llevaba alguna demora sobre el tiempo habitual de respuesta. El plácet, que se esperaba desde hace meses fue otorgado tras una <strong>entrevista en Honduras entre los responsables de Exteriores de México y España, Marcelo Ebrard y José Manuel Albares,</strong> y después de una visita a la capital mexicana del secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Fernández-Trigo. Cuando desde el Ejecutivo español se esperaba una fase de acercamiento entre los dos países, se producen las declaraciones de López Obrador, que apuntan a<strong> un deseo personal del presidente mexicano de no hacer nada por mejorar las relaciones bilaterales</strong>. Durante una rueda de prensa en el Palacio Nacional, López Obrador reconoció que las relaciones con España no son ahora buenas, y afirmó:<strong> “A mí me gustaría que hasta nos tardáramos en que se normalizara para hacer una pausa,</strong> que yo creo que nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles”. “Hacer una pausa en las relaciones-agregó-, porque era un contubernio arriba, una promiscuidad económica, política, en la cúpula, de los gobiernos de México y España, pero como tres sexenios seguidos y México se llevaba la peor parte, nos saqueaban”. En su intervención, López Obrador aludió, de manera crítica, a diversos c<strong>ontratos en los que participaron empresas españolas,</strong> como Repsol, OHL o Iberdrola, y criticó a sus predecesores en la Presidencia de México, diciendo que “estaban acomplejados, fascinados con la Monarquía”. Por ello, insistió en plantear esa “pausa” en las relaciones “para para respetarnos y q<strong>ue no se nos vea como tierra de conquista</strong>”, dijo. Y agregó: “Queremos tener buenas relaciones con todos los gobiernos del mundo, pero n<strong>o queremos que nos roben</strong>, así como los españoles no quieren que les roben de ningún país, y hacen bien, pues tampoco queremos nosotros”. López Obrador dio a entender que mientras él esté al frente del país será muy difícil que las relaciones se normalicen, al afirmar: “<strong>A lo mejor ya cuando cambie el gobierno, ya se restablecen las relaciones</strong> y yo desearía -porque ya no estaría aquí- que no fueran igual que antes”. Ante periodistas españoles, Albares, que se encontraba en Lyon, comenzó diciendo que lo primero que iba a hacer era verificar las declaraciones de López Obrador y su alcance y que entendía que se habían hecho en un contexto informal a preguntas de un periodista y que no se trataban de una posición oficial, ya que no se ha comunicado nada al Gobierno español. De todos modos, dijo que habría que preguntarle a López Obrador qué es lo que ha querido decir, y, en cualquier caso <strong>expresó su “sorpresa”, porque, según afirmó, tales palabras se contradicen con sus propias declaraciones</strong> hechas hace una semana y también con las del canciller Ebrard, quien públicamente, tras la entrevista “cordial” que mantuvieron en Honduras, “saludó” la relación con España. “Lo que sí quiero decir -subrayó el ministro español- es que la relación entre España y México es una relación estratégica que va más allá de declaraciones verbales súbitas o de palabras puntuales". “El Gobierno de España -insistió Albares- no ha hecho <strong>ninguna acción que pueda justificar una declaración de este tipo”.</strong> A continuación, señaló que lo que demuestran las relaciones empresariales entre los dos países es que, “desde hace muchos años, los flujos de inversión en ambas direcciones no hacen más que incrementarse". "Lejos de la pausa, de lo que estamos hablando es de un incremento de nuestras relaciones empresariales que ambos Gobiernos debemos acompañar", afirmó. Albares termino asegurando que lo que siempre hará el Gobierno es “defender los intereses de España en cualquier circunstancia y ante cualquier país". Desde que llegó al poder, a finales de 2018, López Obrador ha reiterado los ataques a España, especialmente los relacionados con la actuación de los conquistadores españoles en las tierras aztecas hace quinientos años, y llegó a reclamar al Rey que pidiera perdón por los supuestos desmanes cometidos entonces. Ni Felipe VI ni el Gobierno español atendieron la reclamación del mandatario mexicano, que, periódicamente repite sus acusaciones.