<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4></h4> <h4><strong>El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos va a hacer que el Gobierno español intensifique su atención en materia de política exterior sobre el Magreb, según consideran expertos observadores de lo que sucede en la zona, consultados por The Diplomat.</strong></h4> Si bien, en ningún momento, ni el actual ni ningún otro Gobierno apartan la mirada de la situación en el Norte de África, la perspectiva de un cambio en la política exterior de Estados Unidos a lo largo del próximo año, va a hacer que el Ministerio de Asuntos Exteriores tenga que seguir mucho mas de cerca cualquier movimiento. La vuelta de Trump a la Casa Blanca se producirá cuando aún España no ha conseguido normalizar de manera plena las relaciones con Argelia, y ese es un punto que afecta de manera sensible a la relación con el Magreb. La reciente decisión argelina de levantar las restricciones al comercio exterior con España no ha sido fruto de una mejoría en las relaciones entre Madrid y Argel, sino de un planteamiento táctico del presidente Abdelmajid Tebboune, que ha aliviado el contencioso con nuestro país para castigar a Francia, porque Emmanuel Macron ha reconocido la marroquinidad del Sáhara Occidental. La relación entre España y Argelia sigue bajo mínimos. Tebboune decidió hace un año enviar un nuevo embajador a Madrid, veinte meses después de haber llamado al anterior a consultas, en protesta por el giro dado por el Gobierno de Pedro Sánchez a la postura española en relación con el Sáhara, que fue un paso menos adelante que Macron. Sin embargo, desde entonces, pocos avances se han registrado y la visita que José Manuel Albares iba a hacer a Argel, a finales del pasado mes de febrero, quedo aplazada sine die por decisión argelina, ante la insistencia del ministro de Asuntos Exteriores español en no abordar la cuestión saharaui. Y, por lo que respecta a Marruecos, la realidad es que, a pesar de las promesas de Rabat de reabrir la aduana comercial de Melilla, cerrada unilateralmente en agosto de 2018, y abrir una nueva en Ceuta, eso no se ha llegado a producir. Marruecos se comprometió a ello en la Reunión de Alto Nivel celebrada el 7 de abril de 2022, en Rabat, después de que menos de un mes antes Sánchez hubiera enviado una carta a Mohamed VI, en la que señalaba que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 era “la base más seria, creíble y realista” para la resolución del contencioso del Sahara. Albares llegó a señalar que la apertura de las aduanas se produciría de manera inminente a comienzos de 2023, pero la realidad es que eso no se ha producido todavía, sin que las autoridades marroquíes hayan dado explicación alguna. Como consecuencia de ello, la situación para el ministro resulta embarazosa, porque, cada vez que los periodistas preguntan por el asunto en ruedas de prensa, sus respuestas no pueden ser muy esclarecedoras sobre los motivos de la tardanza. Y mientras esta es la situación, los expertos consideran que el regreso de Donal Trump a la Presidencia de Estados Unidos, puede hacer que Marruecos aproveche para subir el listón de las exigencias a España en relación con el Sahara Occidental. El magnate republicano ya reconoció en diciembre de 2020, poco antes de finalizar su primer mandato, la soberanía de Marruecos sobre el antiguo territorio español a la par que Rabat normalizaba sus relaciones con Israel. Ahora, Mohamed VI, con Washington y París abiertamente de su lado, puede lanzarse a exigir al Gobierno de Sánchez que dé un paso más y que, entre otras cosas, por ejemplo, transfiera a Marruecos el control del espacio aéreo del Sáhara Occidental, que desde 1975 se efectúa desde Las Palmas. Otra de las demandas de Marruecos hacia España tendría que ver con la apertura de un Consulado en Dajla, la antigua Villa Cisneros. Trump prometió que Estados Unidos lo abriría, pero no le dio tiempo a hacerlo, y si ahora retomara la idea, quizás Rabat pudiera pretender que España diera el mismo paso. No obstante, en el caso de España ese sería un paso de relieve, para el que tal vez la situación no esté madura. Más fácil sería que nuestro país decidiera abrir en esa ciudad una extensión del Instituto Cervantes. En una respuesta parlamentaria en 2023, el Gobierno reconoció que se estudiaba la posibilidad de abrir "una extensión siempre que se localice un espacio que reúna las condiciones idóneas para los fines de esta”. En un ámbito más general, la vuelta de Trump a la Casa Blanca puede dejar a España en una situación más complicada en caso de un contencioso con Marruecos, porque la falta de sintonía entre el presidente electo norteamericano y Pedro Sánchez no es lo mejor que puede suceder. Existen bastantes dudas entre los expertos sobre cuál sería la actuación de Washington si se produjera alguna actuación reivindicativa sobre Ceuta y Melilla por parte de Marruecos o un incidente como el del islote de Perejil en julio de 2002, en cuya resolución intervino Colin Powell, el entonces secretario de Estado de George W. Bush. No obstante, también Mohamed VI, que siempre tiene en su mano la palanca de la presión migratoria para tratar de doblar la muñeca a España, deberá calibrar cuáles son sus posibilidades en la nueva situación, aunque dé por descontado el respaldo de la nueva Administración norteamericana. En cualquier caso, los primeros meses de 2025, pueden ser muy importantes para el futuro del Magreb, tanto por cómo se desarrolle la relación entre Marruecos y Argelia, como por cómo se verá afectado la de nuestro país con los dos colosos del Norte de África.