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Home Análisis

Análisis | España ante el nuevo multilateralismo climático: alianzas estratégicas con América Latina y África

Departamento de Análisis del grupo Prensamedia

Departamento de Análisis Prensamedia
27 de noviembre de 2025
en Análisis
0
España aporta dos millones en contribuciones voluntarias contra el cambio climático

Foto: UNFCCC

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Introducción

La diplomacia climática se ha convertido en uno de los pilares centrales de la política exterior española. La urgencia de la transición energética, el impacto creciente de fenómenos extremos y la presión internacional por acelerar los compromisos de descarbonización han llevado a España a reforzar su acción exterior en materia ambiental. Esta estrategia ha adquirido mayor relevancia en el marco de las próximas cumbres globales, donde el país aspira a proyectar una voz influyente dentro de la Unión Europea y a través de alianzas con regiones clave: América Latina y África.

El nuevo multilateralismo climático exige cooperación, tecnología, financiación y estabilidad política. España ha identificado en estas regiones socios prioritarios para construir consensos, impulsar proyectos renovables y promover una agenda que combine mitigación, adaptación y justicia climática. En un contexto de creciente competencia internacional, la diplomacia climática española se configura como una herramienta de influencia, de posicionamiento geopolítico y de proyección de valores.

La pregunta que debe responder la política exterior española es si este impulso será suficiente para consolidar alianzas duraderas y convertir al país en un actor destacado en la gobernanza climática global.

  1. La diplomacia climática como eje de la política exterior española

España ha situado el cambio climático en el centro de su acción internacional, integrándolo en su política exterior, su cooperación al desarrollo y su estrategia europea. Este enfoque responde tanto a la vulnerabilidad propia del país —sequías, desertificación, incendios, estrés hídrico— como al reconocimiento de que el clima es hoy un factor de estabilidad, desarrollo y seguridad.

En foros multilaterales, España ha defendido una agenda ambiciosa alineada con los objetivos de la UE: reducción acelerada de emisiones, desarrollo masivo de energías renovables, impulso al hidrógeno verde y compromiso con una transición justa que acompañe socialmente los cambios productivos. La participación activa en las COP, la implicación en el Marco Global de Biodiversidad y el apoyo a iniciativas de financiación climática para países vulnerables han reforzado esta posición.

La diplomacia española intenta presentarse como puente entre Europa y el sur global. Su relación histórica con América Latina y su proximidad geográfica con África le permiten ocupar un espacio de diálogo que otros Estados miembros no pueden cubrir con la misma profundidad.

  1. América Latina: alianza energética, medioambiental y geopolítica

América Latina es un socio estratégico para España en el ámbito climático por varias razones: su enorme potencial en energías renovables, su biodiversidad, su capacidad para actuar como bloque en negociaciones multilaterales y la presencia histórica de empresas españolas en el sector energético.

España impulsa proyectos conjuntos en energías renovables, cooperación técnica y eficiencia energética, así como iniciativas en reforestación, protección de ecosistemas y adaptación climática. Además, las empresas españolas del sector energético —líderes en eólica y fotovoltaica— han encontrado en la región un terreno fértil para expandir modelos de producción sostenible.

La dimensión política es igualmente relevante. América Latina ha reclamado históricamente un papel más destacado en las cumbres climáticas y una mayor justicia en la distribución de esfuerzos y financiación. España ha apoyado estas demandas y ha trabajado para que sus posiciones se escuchen tanto en la UE como en el G20 y Naciones Unidas.

La agenda verde está también vinculada a la transformación industrial. España y varios países latinoamericanos exploran cadenas de valor para el hidrógeno verde, el litio y las baterías, elementos esenciales para la transición energética global. La diplomacia española busca aquí un espacio donde converjan intereses económicos, ambientales y estratégicos.

  1. África: energía renovable, resiliencia climática y seguridad humana

África es el otro pilar de la diplomacia climática española. El continente es simultáneamente uno de los más afectados por la crisis climática y uno de los más prometedores en términos de capacidad instalada para energías renovables. La cooperación española se centra en tres áreas prioritarias: acceso a energía limpia, resiliencia climática y protección de recursos naturales.

Países como Marruecos, Mauritania, Namibia o Senegal trabajan estrechamente con España en proyectos de hidrógeno verde, energía solar y eólica marina. Estas iniciativas no solo contribuyen al desarrollo de estos países, sino que refuerzan la seguridad energética europea y las interconexiones con el norte de África.

La adaptación climática es otro eje esencial. Iniciativas conjuntas en gestión del agua, agricultura sostenible, alerta temprana y resistencia a fenómenos extremos buscan mitigar las vulnerabilidades que generan inestabilidad, desplazamientos y tensiones sociales. La política exterior española entiende que la seguridad climática es inseparable de la estabilidad regional y de la gestión migratoria.

La diplomacia española también trabaja con países africanos en foros multilaterales, impulsando posiciones compartidas sobre financiación climática, justicia ambiental y transición justa. Este enfoque amplía el margen de influencia española y refuerza su papel como puente entre Europa y África.

  1. El papel de la Unión Europea y la posición española dentro del bloque

La UE se ha convertido en uno de los actores globales más ambiciosos en materia climática. España ha sabido situarse en el núcleo de esta agenda, alineándose con los objetivos de reducción de emisiones, promoviendo la expansión de renovables y defendiendo mecanismos de financiación solidarios para el sur global.

El liderazgo climático europeo proporciona a España un instrumento de influencia en sus alianzas con América Latina y África. En muchos casos, los acuerdos que impulsa España se integran en programas europeos como Global Gateway, el Fondo Europeo de Desarrollo Sostenible o la diplomacia energética comunitaria.

Sin embargo, esta dimensión europea también plantea desafíos. España debe equilibrar su agenda verde externa con las tensiones internas de la UE: divergencias entre Estados miembros sobre el ritmo de transición, negociación de nuevos estándares industriales y disputas sobre financiación. Mantener una posición coherente y ambiciosa exige capacidad diplomática y coordinación estrecha con las instituciones comunitarias.

Para España, la UE es multiplicador de influencia, pero también marco regulatorio que condiciona sus compromisos y estrategias. La clave es utilizar esta doble condición en beneficio de sus alianzas estratégicas.

  1. Hacia un liderazgo español en la gobernanza climática global

España aspira a consolidarse como un actor influyente en el nuevo multilateralismo climático. Para lograrlo, deberá avanzar en varios frentes.

El primero es el fortalecimiento de su diplomacia climática. Esto implica dotarla de recursos, presencia internacional, capacidad técnica y una narrativa coherente que proyecte credibilidad a largo plazo.

El segundo es profundizar sus alianzas estratégicas. América Latina y África ofrecen espacios de cooperación que combinan afinidad política, complementariedad energética y sensibilidad compartida ante los impactos climáticos. Convertir estas alianzas en relaciones estables y estructuradas es esencial.

El tercer reto es la diplomacia económica. España debe movilizar inversión privada, tecnología y empresas para acompañar la agenda verde, generando beneficios mutuos y reforzando su peso internacional.

Por último, España deberá demostrar liderazgo en foros globales. Esto implica impulsar acuerdos ambiciosos, promover mecanismos de financiación más equitativos y actuar como puente entre bloques con demandas divergentes.

En un mundo marcado por la crisis climática, la transición energética y la competición geopolítica, la política exterior climática española puede convertirse en una de sus herramientas más potentes de influencia internacional.

Claves del tema

Contexto
España ha reforzado su diplomacia climática con alianzas estratégicas en América Latina y África, integrando energía renovable, adaptación y financiación en su política exterior.

Implicaciones
El país combina intereses ambientales, económicos y geopolíticos para fortalecer su posición en el multilateralismo climático y proyectar influencia en la UE y en foros globales.

Perspectivas
El liderazgo español dependerá de la solidez de sus alianzas, la movilización de recursos, la coherencia interna y su capacidad de articular consensos ambiciosos en las próximas cumbres climáticas.

Copyright todos los derechos reservados grupo Prensamedia.

Tags: ÁfricaAmérica LatinaEspaña
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