Texto y fotos: Juan David Latorre
El recién llegado embajador de Hungría, Jorge de Habsburgo, celebró el pasado martes una recepción en su residencia con motivo de la Fiesta Nacional del país centroeuropeo, que contó con la presencia del presidente del Tribunal Constitucional húngaro, Péter Polt.
Quiso el embajador húngaro resaltar en un principio que sus palabras iban dirigidas “a todos aquellos a quienes une el respeto por la libertad y por la dignidad humana como valores comunes”.
“El otoño de 1956 fue uno de los capítulos más gloriosos pero también más trágicos de la historia húngara, señaló el embajador de Hungría. Considero que en el siglo XX hubo tres grandes guerras, la Primera, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. En la primera, la batalla de Verdún; en la segunda, la batalla de Stalingrado, y en la tercera, la Guerra Fría, Budapest fue el campo de batalla que cambió el rumbo de la historia. En 1956, el pueblo húngaro no solo luchó por su propia libertad, sino que también llamó la atención del mundo entero. En la lucha contra el comunismo, nosotros, los húngaros, clavamos el primer clavo en el ataúd de la dictadura. Aunque la revolución fracasó, las víctimas no fueron en vano. En 1956 se convirtió en la chispa que décadas más tarde provocó el debilitamiento y la caída de los regímenes comunistas a nivel mundial. Esta valentía y este deseo de libertad siguen defendiendo el alma de Hungría desde entonces. Tras la caída de la dictadura, Hungría pudo volver a respirar.”
Ya refiriéndose a la estricta actualidad, Jorge de Habsburgo subrayó que “fiel a su naturaleza, el país se ha vuelto a abrir al mundo en áreas de la apertura, la conectividad y la cooperación. En el corazón de Europa se ha reconstruido un país que se enorgullece de su historia pero que mira hacia el futuro. Hoy en día, seguimos defendiendo esta apertura en las relaciones económicas, en el ámbito cultural y educativo, en el diálogo y en el respeto mutuo”.
“Nuestras relaciones con España se han ido estrechando cada vez más, continuó el embajador húngaro. Cada vez son más empresas húngaras y españolas que colaboran entre sí y el número de cooperaciones culturales y científicas aumenta año tras año. El idioma español y la cultura española son cada vez más populares en Hungría, mientras que los húngaros descubren España con creciente entusiasmo no sólo como destino turístico, sino también como país amigo y socio cuyo pueblo se enorgullece igualmente de su historia, identidad e independencia. Confío que en los próximos años podamos seguir profundizando juntos en esta cooperación, tanto en el plano económico como en la cultura y en el humano. Sin embargo, para ello, y esto lo sabemos muy bien los húngaros, es imprescindible la paz. A la sombra de la guerra que se vibra en la parte oriental del continente, Hungría está comprometido con el establecimiento y mantenimiento de la paz.”
Aseguró el embajador Jorge de Habsburgo que “el futuro de Europa sólo puede garantizarse mediante el diálogo, el respeto mutuo y la cooperación pacífica. Una fiesta nacional siempre es una buena ocasión para dar las gracias a quienes arriesgaron sus vidas por la libertad. La valentía de los héroes del 56 sigue siendo hoy nuestra brújula, que nos recuerda que la libertad nunca es un derecho adquirido, sino una responsabilidad constante. Este legado nos obliga a nosotros, los húngaros, y también a nuestros amigos de todo el mundo, de preservar juntos estos valores por los que lucharon los héroes del 56”.
Para terminar el acto, la violinista húngara Andrea Szamek interpretó una breve muestra de la rica tradición de música folklórica de Hungría.
