<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El exprimer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi defendió este viernes, después de recoger en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2024, un “federalismo pragmático” para Europa “basado en cuestiones concretas, flexible y capaz de actuar al margen de los mecanismos más lentos de toma de decisiones de la UE” y en el que “todos aquellos que quisieran sumarse pudieran hacerlo, mientras que quienes intentasen bloquear el progreso ya no pudieran frenar a los demás”.</strong></h4> “Las perspectivas para Europa son las más difíciles que yo recuerde. Casi todos los principios sobre los que se fundó la Unión están tensionados”, afirmó Draghi en su discurso, después de recibir el galardón de manos de la Princesa Leonor. “Construimos nuestra prosperidad sobre la apertura y el multilateralismo, pero ahora nos enfrentamos con el proteccionismo y la acción unilateral. Creíamos que la diplomacia podía ser la base de nuestra seguridad, sin embargo, ahora asistimos al regreso del poder militar duro. Prometimos liderazgo en materia de responsabilidad climática, pero ahora vemos cómo algunos se retiran mientras nosotros asumimos los costos crecientes”, prosiguió. “El mundo que nos rodea ha cambiado fundamentalmente y Europa se afana por responder. Esto plantea una pregunta crítica: ¿por qué no podemos cambiar?”, continuó Draghi. “A menudo nos dicen que Europa se forja en las crisis. Pero ¿cuán aguda ha de ser una crisis para que nuestros líderes se reúnan y encuentren la voluntad política para actuar?”, se preguntó. “Después de la gran crisis financiera y la crisis de la deuda soberana, el Banco Central Europeo, también gracias a su mandato europeo, evolucionó hasta convertirse en una institución más federal y así se puso en marcha la unión bancaria”, recordó el expresidente de la institución. “Tales desafíos afectan áreas como la defensa, la seguridad energética y las tecnologías punteras que requieren inversiones compartidas y ser tratadas a escala continental”, advirtió. Aparte, afirmó, “en algunos de estos campos —especialmente la defensa y la política exterior— se necesita mayor legitimidad democrática”. “No se ha cambiado nuestra gobernanza en muchos años. Hoy somos una confederación europea que simplemente no puede hacer frente a semejantes exigencias” y que “deja las responsabilidades en manos nacionales competencias que ya no pueden ejercerse a tal nivel de manera efectiva, y aunque quisiéramos transferir más poderes a Europa, ese modelo no nos ofrece la legitimidad democrática para hacerlo”, aseguró el dirigente italiano. “Esta situación”, advirtió, “no se debe únicamente a las limitaciones jurídicas de los Tratados de la UE. La mayor traba es que, frente a este nuevo mundo, no hemos construido un mandato compartido —respaldado por los ciudadanos— para aquello que nosotros, como europeos que somos, pretendemos llevar a cabo conjuntamente”. Por ello, declaró, “más allá de las declaraciones, y por necesidad, el futuro de Europa debe ser un viaje hacia el federalismo, pero, por deseable que fuera una auténtica federación, ésta requeriría condiciones políticas que hoy en día no existen y los desafíos con que enfrentamos son demasiado urgentes como para esperar a que surjan”. “Por lo tanto, un nuevo federalismo pragmático es el único camino viable”, afirmó Draghi. “Es éste un federalismo basado en cuestiones concretas, flexible y capaz de actuar al margen de los mecanismos más lentos de toma de decisiones de la UE” y que “se construiría mediante coaliciones de personas dispuestas a ello en torno a intereses estratégicos compartidos, reconociendo que las fortalezas diversas que existen en Europa no requieren que todos los países avancen al mismo ritmo”, añadió. “Imaginemos que los países con sectores tecnológicos fuertes acuerden un régimen común que permita a sus empresas escalar rápidamente, que las naciones con industrias de defensa avanzadas unan esfuerzos de I+D y financien adquisiciones conjuntas, que los líderes industriales inviertan conjuntamente en sectores críticos como los semiconductores o en infraestructuras de red que reducen los costos energéticos”, explicó. “Este federalismo pragmático permitiría a aquellos con mayores ambiciones actuar con la velocidad, escala e intensidad de otras potencias globales. Y lo que es igual de importante, podría ayudar a renovar el impulso democrático de la propia Europa”, manifestó. “Dado que optar por participar requeriría que los gobiernos nacionales asegurasen el apoyo democrático para objetivos compartidos específicos, se convertiría en la construcción de un propósito común de abajo hacia arriba, y no una imposición de arriba hacia abajo” y, de esa manera, “todos aquellos que quisieran sumarse podrían hacerlo, mientras que quienes intentasen bloquear el progreso ya no podrían frenar a los demás”, prosiguió. “Ésta es la visión que debemos ofrecer si Europa quiere renovarse”, concluyó. <h5><strong>El Rey y la Princesa de Asturias</strong></h5> Previamente, el Rey destacó en su discurso “la dedicación de Mario Draghi al progreso y al consenso, especialmente europeo”, en un mundo “que se debate —demasiado a menudo— entre dos extremos que son, por igual, inquietantes”: por una parte, un “individualismo radical, que —si no se embrida de algún modo— puede llevar tanto a la indiferencia como a la soledad” y, por otra, “una pulsión globalizadora que todo lo homogeneiza, que oscurece las diferencias, las singularidades; que degrada la diversidad, y lo hace en favor de comportamientos gregarios, sujetos muchas veces a los dictados —sutiles, pero persistentes— de una red, de un algoritmo, de una pantalla”. Por su parte, la Princesa Leonor recordó una frase de Draghi en 2012, cuando era presidente del Banco Central Europeo: “Haremos todo lo que sea necesario, y créanme, será suficiente”. Esta frase, según la Princesa de Asturias, “no sólo calmó los mercados, sino que fue un acto de confianza en el proyecto europeo en uno de sus momentos más frágiles” y encerraba “un mensaje más profundo que el de la estabilidad financiera: la defensa de los valores europeos, de la solidaridad entre países y de la idea, no por repetida menos valiosa, de que juntos somos más fuertes”.