Análisis | España y la competencia global por los minerales estratégicos: litio, tierras raras y la batalla geoeconómica en el Indo-Pacífico

Departamento de Análisis del grupo Prensamedia

  1. Introducción: el despertar de una nueva geoeconomía

La política internacional del siglo XXI no se escribe solo con armas ni con tratados de libre comercio. En su núcleo laten cada vez más las materias primas estratégicas que alimentan la revolución tecnológica y la transición energética. Litio, cobalto, níquel, tierras raras, grafito… nombres que hace apenas dos décadas eran patrimonio de expertos geólogos se han convertido en conceptos recurrentes en despachos ministeriales, en debates parlamentarios y en los titulares de los principales medios internacionales. Sin ellos, no hay baterías eléctricas, turbinas eólicas, teléfonos inteligentes ni sistemas de defensa avanzados.

La batalla por el control de estos minerales tiene un epicentro geográfico claro: el Indo-Pacífico. En esta región se concentran tanto yacimientos como capacidades de transformación. China, Australia, Indonesia y Filipinas se disputan el protagonismo de unas cadenas de valor que, en muchos casos, se definen más por la capacidad de refinado que por la mera extracción. Mientras Pekín acapara cuotas de entre el 60 % y el 85 % en distintos procesos críticos, países como Australia buscan capitalizar su condición de proveedores fiables para Occidente.

En este tablero, Europa aparece en una posición de dependencia extrema. La Unión Europea importa el 97 % de sus tierras raras de China, y buena parte del litio procesado que consume llega también desde el mercado asiático. En consecuencia, la autonomía estratégica de la UE depende en gran medida de asegurar un suministro estable y diversificado de estos recursos.

España, aunque no es un actor productor de referencia, tiene un interés directo y creciente en esta materia. El país es el segundo fabricante de automóviles de Europa, y su transición hacia la movilidad eléctrica depende de un acceso seguro a baterías competitivas. Además, el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde, almacenamiento energético y digitalización multiplican la exposición española a los vaivenes de los mercados de minerales críticos.

La pregunta es evidente: ¿cómo puede España, desde su posición en la UE y con un margen limitado de recursos propios, convertirse en un actor influyente en la nueva geoeconomía de los minerales estratégicos? Este análisis explora las claves de ese reto, las dinámicas globales y regionales que lo condicionan, y los caminos que Madrid podría recorrer para transformar una vulnerabilidad estructural en una oportunidad de posicionamiento internacional.

  1. El mapa global de los minerales críticos

Litio: el “oro blanco” de la transición energética

El litio es, sin duda, el mineral estrella de la era eléctrica. Su capacidad de almacenar energía de manera eficiente lo convierte en insustituible para las baterías de vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento renovable. En 2024, el mercado global de litio superó los 15.000 millones de dólares, con previsión de quintuplicarse hacia 2035.

Los mayores yacimientos se concentran en dos regiones:

Sin embargo, la mayor parte del litio extraído en el mundo termina siendo procesado en China, que controla más del 60 % de la capacidad de refinado global.

Tierras raras: la palanca tecnológica de China

Las tierras raras no son tan escasas como su nombre sugiere, pero su extracción y refinado requieren procesos complejos y altamente contaminantes. De ahí que su producción se concentre en países con capacidad tecnológica y menor presión medioambiental.

Hoy, China domina el 85 % del refinado de tierras raras y controla también importantes explotaciones en África, lo que le otorga una ventaja estratégica en industrias como la eólica, la electrónica avanzada o la defensa. Estados Unidos, Australia y Canadá buscan contrarrestar esa hegemonía con nuevas minas y plantas de procesamiento, pero el camino es largo.

Cobalto y níquel: el “hermano menor” que marca diferencias

Aunque menos mediáticos, el cobalto y el níquel son igualmente críticos para la fabricación de baterías y aleaciones de alta resistencia. El 70 % del cobalto procede de la República Democrática del Congo, pero de nuevo es China quien concentra el refinado. En cuanto al níquel, Indonesia ha emergido como primer productor mundial, con una estrategia clara de nacionalizar valor añadido y atraer inversiones chinas y occidentales.

La posición europea

La UE apenas cuenta con explotaciones propias en pequeña escala (Suecia, Finlandia, Portugal), y su dependencia exterior es casi absoluta. El Critical Raw Materials Act, aprobado en 2023, busca garantizar que al menos un 10 % del consumo de la UE provenga de explotaciones internas y un 40 % de procesamiento comunitario para 2030. El objetivo es ambicioso, pero requiere inversiones masivas y una coordinación política inédita.

España: recursos modestos, exposición elevada

España posee algunos yacimientos de tierras raras en Ciudad Real y proyectos de litio en Extremadura y Galicia, aunque enfrentan oposición medioambiental y complejidad técnica. Su relevancia global es limitada, pero podrían servir para diversificar y reforzar cadenas europeas.

El verdadero interés español radica en su industria de automoción y energías renovables, que necesita acceso estable a materias primas críticas. Esta exposición convierte a España en un país altamente sensible a las fluctuaciones del mercado global y a las tensiones geopolíticas en el Indo-Pacífico.

  1. La estrategia europea y el papel de España

Se desarrolla cómo la UE articula su política de minerales, el Critical Raw Materials Act, las alianzas con Australia, Canadá, Chile y países africanos. El análisis se centra en cómo España puede insertarse en esa estrategia: potenciando sus proyectos internos, atrayendo gigafactorías de baterías, utilizando su diplomacia económica en Asia para tejer acuerdos bilaterales complementarios. Se destaca el margen limitado pero relevante de influencia española en la definición de la política común de Bruselas.

  1. El Indo-Pacífico: nueva “ruta de los minerales”

[Se analiza en detalle el papel de Australia como socio estratégico de la UE y España, la posición ambigua de Indonesia y Filipinas entre Occidente y China, y la estrategia china de control de cadenas de suministro. Se explica cómo España, aunque geográficamente alejada, puede aprovechar su pertenencia a la UE y sus vínculos históricos en Asia-Pacífico para proyectar influencia. Se incluye análisis de riesgos de sobredependencia europea de un solo socio y necesidad de diversificación.]

  1. Competencia tecnológica y geopolítica

[Se aborda el vínculo entre minerales críticos y sectores punteros: inteligencia artificial, defensa, telecomunicaciones, transición energética. Se analiza la pugna EE. UU.–China en subsidios y control de tecnologías verdes. Para España, la oportunidad radica en posicionarse como hub de innovación en baterías y renovables, vinculando fondos europeos a la cooperación tecnológica con Asia y América Latina.]

  1. Desafíos para España
  1. Conclusiones

El acceso a minerales críticos no es solo un desafío económico, sino una cuestión de seguridad nacional y estratégica para España. La geopolítica del Indo-Pacífico, marcada por la pugna entre China y Estados Unidos, afecta de lleno al futuro industrial y energético español. La clave para Madrid estará en combinar tres vectores:

  1. Desarrollo de proyectos nacionales y europeos.
  2. Inserción activa en las alianzas de la UE con socios fiables del Indo-Pacífico.
  3. Proyección de una diplomacia española coherente, que vincule su interés en energías limpias y transición industrial con la agenda geoeconómica global.

📊 Recuadro central: “Cifras clave de la batalla por los minerales críticos”

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