La región más dinámica del mundo se convierte en prioridad estratégica para la UE. Madrid busca proyectar influencia a través de la Armada, la cooperación tecnológica y la internacionalización empresarial.
El Indo-Pacífico concentra comercio, innovación y tensiones geopolíticas que marcarán el orden internacional del siglo XXI. España, tradicionalmente volcada en Europa, el Mediterráneo y América Latina, comienza a intensificar su proyección hacia esta región clave. La diplomacia naval, la apuesta empresarial y la cooperación con socios estratégicos como India, Japón o Australia son ya piezas centrales de una estrategia en construcción.
El Indo-Pacífico desde Madrid: la proyección de España en la región estratégica del siglo XXI
El Indo-Pacífico se ha consolidado como la región más dinámica del mundo en términos económicos, estratégicos y tecnológicos. Para la Unión Europea, representa un área prioritaria en su política exterior y de seguridad desde que en 2021 se adoptó la Estrategia de Cooperación en el Indo-Pacífico. España, aunque geográficamente situada en el extremo opuesto, no puede permanecer ajena a la transformación de este espacio donde se juegan cuestiones clave: estabilidad marítima, cadenas de suministro, transición energética, innovación tecnológica y equilibrio geopolítico ante el ascenso de China y el reposicionamiento de Estados Unidos.
La proyección española hacia el Indo-Pacífico está todavía en construcción, pero en los últimos años se han dado pasos que la colocan en una posición cada vez más relevante.
La agenda europea y la posición española
La UE ha articulado su estrategia en torno a tres grandes vectores: diversificación económica, seguridad marítima y defensa de un orden basado en reglas. España ha participado en su definición y ha mostrado disposición a reforzar su papel en el marco de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC).
Para Madrid, la región es un eje de interés creciente por tres motivos:
- Económico: el Indo-Pacífico concentra más del 40 % del comercio mundial y es destino prioritario de las exportaciones españolas, especialmente en sectores agroalimentarios, bienes de equipo y energías renovables.
- Tecnológico: la región lidera la innovación en digitalización y transición energética, con oportunidades para la cooperación en I+D+i y la internacionalización de empresas españolas.
- Estratégico: la seguridad de las rutas marítimas en el océano Índico y el mar de China Meridional condiciona la estabilidad de las cadenas de suministro que llegan a Europa a través del Canal de Suez.
Diplomacia bilateral y multilateral
España ha intensificado en los últimos años sus relaciones bilaterales con países clave:
- India: socio estratégico en comercio e inversiones, con especial potencial en infraestructuras, energías renovables y tecnología digital.
- Japón: aliado en innovación, transición verde y cooperación en foros multilaterales como el G7 y la OCDE.
- Corea del Sur: creciente cooperación en defensa y ciberseguridad.
- Australia: socio con el que España mantiene una relación privilegiada en materia naval y de defensa, gracias a los contratos de Navantia para la Marina australiana.
Además, España participa en la política de la UE hacia la ASEAN, un bloque con el que la Unión Europea mantiene un Acuerdo de Asociación Estratégica y que ofrece oportunidades en comercio, transición energética y conectividad digital.
Seguridad y defensa: la dimensión marítima
La implicación española en seguridad marítima se ha reforzado con la participación de la Armada en la operación europea Atalanta, con base en Rota, que protege la navegación en el océano Índico y el Golfo de Adén. España también ha contribuido a misiones de presencia naval coordinada en el estrecho de Ormuz, mostrando su compromiso con la seguridad de rutas críticas para el comercio y la energía.
La Armada española, una de las más capacitadas de la UE, tiene potencial para aumentar su presencia en misiones de diplomacia naval y cooperación con países del Indo-Pacífico. La reciente participación de buques españoles en maniobras conjuntas con Japón y Corea del Sur es un ejemplo de cómo España puede proyectar estabilidad más allá del Mediterráneo.
Economía y oportunidades empresariales
La proyección española hacia el Indo-Pacífico no puede limitarse a la dimensión de seguridad. La región representa un mercado de 4.500 millones de personas y es esencial para la estrategia de internacionalización de las empresas españolas.
- Infraestructuras: compañías españolas lideran proyectos ferroviarios, portuarios y de transporte urbano en países como India, Filipinas y Vietnam.
- Energía: el know-how en renovables sitúa a España como socio atractivo para países que buscan diversificar su matriz energética.
- Agroalimentario: el sudeste asiático es un mercado creciente para productos españoles, con necesidad de protocolos fitosanitarios y acuerdos de exportación.
- Tecnología y digitalización: el despliegue de redes 5G, inteligencia artificial y smart cities abre espacio para alianzas con empresas españolas.
España como puente euro-indopacífico
Madrid tiene la oportunidad de consolidar una narrativa propia: la de puente entre Europa, América Latina y el Indo-Pacífico. España aporta un valor añadido diferencial:
- Experiencia en transición energética y gestión de infraestructuras.
- Capacidad naval y compromiso en seguridad marítima.
- Una red diplomática activa en América Latina que puede complementar la proyección europea en Asia, generando sinergias triangulares.
Retos y limitaciones
No obstante, la proyección española en la región afronta limitaciones:
- Recursos: la política exterior española ha estado centrada en Europa, el Mediterráneo y América Latina; extenderla al Indo-Pacífico requiere financiación y personal diplomático especializado.
- Coherencia: articular una estrategia nacional clara para el Indo-Pacífico, en línea con la europea, pero con prioridades propias.
- Competencia geopolítica: España deberá navegar en un entorno marcado por la rivalidad China-Estados Unidos, evitando quedar diluida en el discurso general de la UE.
Conclusión
El Indo-Pacífico es un escenario en el que se juega buena parte del futuro orden global. España no puede aspirar a ser actor de primer nivel en la región, pero sí a desempeñar un papel relevante como socio fiable, proveedor de seguridad marítima y aliado económico. Con visión estratégica, inversión en diplomacia y apoyo a sus empresas, Madrid puede reforzar su posición y contribuir a que la voz europea tenga mayor peso en esta región decisiva.