La Comisión Europea y Estados Unidos han anunciado un nuevo marco de acuerdo comercial que elimina aranceles industriales europeos y fija un tope del 15 % a los gravámenes estadounidenses. El pacto busca estabilizar las relaciones transatlánticas tras años de fricciones y evitar una nueva guerra arancelaria.
Bruselas y Washington han difundido este 21 de agosto una declaración conjunta en la que sientan las bases de un acuerdo de comercio recíproco, justo y equilibrado. El marco supone un avance en la mayor relación económica del mundo y abre la puerta a futuras negociaciones más amplias, según subrayó la Comisión Europea.
En el lado europeo, el compromiso incluye la supresión de todos los aranceles a los bienes industriales procedentes de Estados Unidos, así como el otorgamiento de acceso preferencial a productos agrícolas y marítimos norteamericanos. La lista incluye frutos secos, lácteos, frutas y hortalizas frescas y procesadas, semillas, aceite de soja, carne de cerdo y bisonte. El acuerdo también renueva y amplía el anterior compromiso sobre la langosta, incorporando ahora las variedades procesadas.
Estados Unidos, por su parte, aplicará un arancel máximo del 15 % o el nivel de Nación Más Favorecida (NMF), optando siempre por el más alto. A partir del 1 de septiembre, sin embargo, solo impondrá el arancel NMF a determinados bienes europeos como aeronaves y piezas, medicamentos genéricos, precursores químicos y productos naturales como el corcho. Además, Washington se compromete a reducir los aranceles sobre automóviles y piezas cuando la UE formalice su legislación para eliminar gravámenes industriales y garantizar el acceso agrícola.
El pacto representa un gesto político y económico clave, al rebajar las tensiones arancelarias entre las dos orillas del Atlántico y aportar previsibilidad al comercio bilateral. Sin embargo, sectores como la automoción europea deberán esperar a que la UE mueva ficha para beneficiarse de una reducción efectiva de los actuales gravámenes del 27,5 % a un máximo del 15 %.
La declaración conjunta recalca que este marco no constituye un acuerdo definitivo, sino el inicio de un proceso destinado a fortalecer la cooperación en áreas estratégicas como automoción, semiconductores y productos farmacéuticos. Para Bruselas y Washington, el entendimiento llega en un momento en que la reindustrialización y la seguridad económica se han convertido en prioridades compartidas.