Los principales líderes europeos fijaron hoy una posición común tras la reunión mantenida el 15 de agosto en Alaska entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario ruso, Vladímir Putin. En una declaración conjunta, transmitida también al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, los jefes de Estado y de Gobierno europeos reafirmaron su respaldo a Kiev, advirtieron a Moscú de que no aceptarán cambios en las fronteras por la fuerza y exigieron garantías sólidas de seguridad para Ucrania.
Los dirigentes Emmanuel Macron, Giorgia Meloni, Friedrich Merz, Keir Starmer, Alexander Stubb, Donald Tusk, António Costa y Ursula von der Leyen acogieron con cautela los pasos dados por Trump para abrir un cauce de diálogo. Subrayaron que el objetivo compartido debe ser “una paz justa y duradera”, basada en la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. “No hay acuerdo hasta que haya un acuerdo”, recordaron citando las palabras del presidente estadounidense, si bien dejaron claro que las conversaciones no pueden desarrollarse a espaldas de Kiev.
En este sentido, los líderes europeos respaldaron la propuesta de avanzar hacia una cumbre trilateral con Trump y Zelenski, bajo el paraguas europeo. Consideran esencial que Ucrania obtenga garantías de seguridad firmes, incluyendo su derecho a cooperar militarmente con terceros países y a mantener la puerta abierta a la adhesión a la Unión Europea y a la OTAN. “Rusia no puede tener poder de veto sobre el futuro de Ucrania”, señalaron.
El comunicado también fija un tono de firmeza hacia Moscú: mientras continúen las hostilidades, los Veintisiete se comprometen a reforzar las sanciones y a ejercer mayor presión sobre la economía de guerra rusa. Al mismo tiempo, insistieron en que el apoyo financiero y militar a Kiev no se reducirá, sino que se ampliará con el objetivo de fortalecer su capacidad defensiva y garantizar que la negociación no parta de una posición de debilidad.
Más allá de la coyuntura inmediata, la declaración refleja la voluntad de los líderes europeos de asumir un papel central en la arquitectura de seguridad futura del continente. La guerra en Ucrania, advirtieron, no es solo una agresión contra un Estado soberano, sino una amenaza a los equilibrios estratégicos de toda Europa. Por ello, reiteraron su “solidaridad inquebrantable” con Kiev y su determinación de lograr una paz que refuerce tanto la estabilidad regional como los intereses vitales de seguridad europeos.