A partir de mañana viernes, el Teatro Alcázar de Madrid (calle Alcalá, 20) presenta uno de los textos teatrales más aclamados y agudos del siglo XXI, Un dios salvaje, de la dramaturga francesa Yasmina Reza, autora reconocida por su mirada afilada sobre las relaciones humanas y los códigos sociales contemporáneos.
Este esperado montaje contará con un reparto estelar: Luis Merlo, Natalia Millán, Clara Sanchis y Juanan Lumbreras, bajo la dirección de Tamzin Townsend, una de las figuras más destacadas de la escena nacional. La versión del texto corre a cargo del dramaturgo y guionista Jordi Galcerán, autor de éxitos como El método Grönholm o Burundanga.
Esta comedia feroz sobre la fragilidad de la civilización fue estrenada originalmente en 2006 en Zúrich bajo el título Le Dieu du Carnage, y se convirtió rápidamente en un fenómeno teatral internacional. Su paso por París, Londres y Broadway la consolidó como una pieza indispensable del teatro moderno. En España, su primera versión fue recibida con ovaciones unánimes por crítica y público, marcando un hito en la historia reciente de nuestras tablas. Kate Winslet y Jodie Foster protagonizaron su adaptación al cine bajo la dirección de Roman Polanski.
Ahora, esta nueva puesta en escena en el corazón de Madrid invita al espectador a asomarse al abismo de la convivencia y la hipocresía, a través de una historia tan sencilla como universal: dos parejas se reúnen para resolver, con aparente civismo, una pelea entre sus hijos. Lo que empieza como una conversación educada y razonable se convierte en una espiral de reproches, agresividad contenida y conflictos larvados que explotan con ferocidad.
Con un humor corrosivo y diálogos milimétricamente calculados, la autora pone en jaque las normas sociales, las máscaras del bienestar burgués y la delgada línea entre la civilización y el instinto.
Un dios salvaje no es sólo una comedia brillante; es también un espejo -a veces cruel, a veces hilarante- de nuestra vida diaria. ¿Hasta qué punto somos tan civilizados como creemos? ¿Qué ocurre cuando rascamos un poco el barniz de la cortesía? ¿Y si la defensa de nuestros valores no es más que una excusa para imponer nuestro territorio? Las entradas se pueden adquirir en este enlace.