Texto y fotos: Juan David Latorre
La complicada geopolítica que se vive en la actualidad está complicando de manera exponencial el comercio y el abastecimiento mundial. The Diplomat conversa con Eva Ballesté Morillas (asesora del Club de Exportadores e Inversores de España) para darnos su opinión sobre el tema.
.- ¿En qué medida considera que el comercio internacional sigue siendo un factor de estabilidad o conflicto? ¿Qué puede hacer España para competir en este entorno?
El comercio internacional ha sido y sigue siendo imprescindible para la prosperidad de las naciones. Así lo visualizaron los padres de la economía Adam Smith y David Ricardo. La evidencia empírica también lo ha demostrado. Desde mitad del pasado siglo XX el comercio mundial ha posibilitado un crecimiento sin precedentes de la prosperidad mundial, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo y economías emergentes.
La globalización y la eficiencia que han traído las cadenas globales de valor no hubieran sido posible sin la adopción de unas reglas de juego internacionalmente aceptadas y políticas librecambistas adoptadas por los países en temas de comercio e inversiones internacionales. Estos dos condicionantes se están resquebrajando como consecuencia de la crisis financiera del 2008, la rivalidad EE.UU.-China, el covid, la invasión de Ucrania, Gaza, las políticas de Trump, entre otros factores. Esto está provocando que el comercio internacional gane protagonismo como fuente de conflicto entre países.
La seguridad económica y la protección de las rutas comerciales son vitales para garantizar la estabilidad en un país. Los riesgos principales giran en torno a las cadenas de suministro (incluida la energía), la seguridad física y cibernética de las infraestructuras, la tecnología y su preservación (evitar fugas) y los activos comerciales o de inversión.
En la actualidad, el fuerte crecimiento de economías emergentes como China, India, Brasil, junto con el deterioro del multilateralismo, están cambiando el poder económico, creando nuevas dinámicas que están suponiendo un verdadero desafío a nivel global. Si bien estos países han contribuido al aumento del comercio internacional, su dinamismo y fuerte especialización, les ha posicionado como parte crítica de las cadenas de suministro globales. Como es sabido, la especialización lleva a la integración de procesos y esto a su vez a las grandes economías de escala, por lo que la competencia en los mercados internacionales se ha endurecido sustancialmente.
A su vez, el contexto geopolítico en el que nos encontramos, en el que hay una creciente rivalidad entre EE.UU. y China, los aranceles a Europa, los conflictos armados y las tensiones bélicas en un mundo hiperconectado, están conduciendo a los países a una menor colaboración y a reformular sus cadenas de abastecimiento de manera que, aunque sean algo más costosas, sean sobre todo resilientes. El actual “orden mundial” está condicionando fuertemente el desarrollo de los intercambios comerciales, lo que afecta a la estabilidad de los países y fomenta decisiones encaminadas a proteger sus industrias nacionales.
En el caso de España, es importante contar con incentivos para que las empresas puedan aumentar tamaño y contar con recursos “para la guerra comercial” porque así son los mercados internacionales hoy, mercados de guerra económica en los que se requieren recursos, planificación, capacidad y sinergias para poder ganar. Es aconsejable que se fomenten las agrupaciones de empresas o las alianzas estratégicas para salir a competir al exterior, e intentar potenciar la cooperación tecnológica exterior porque enriquecería la capacidad innovadora de nuestros productos y servicios. Como país, tenemos productos y servicios de gran valor añadido y es ahora cuando debemos posicionarlos en las cadenas de valor global, logrando así crear de forma más robusta y consolidar una reputación país como marca colectiva. De esta forma también podemos atraer a la inversión extranjera de alto valor añadido y fomentar que los intereses estratégicos nacionales, apoyando a la inversión directa española en el exterior. Alineado con lo anterior, es importante seguir invirtiendo en formar a capital humano hacia la internacionalización y la inteligencia económica, competitiva y geopolítica, a la vez que establecer políticas de atracción de talento hacia esta actividad.
.- ¿Qué papel juegan las embajadas y consulados en la recolección de información económica estratégica?
Las embajadas y consulados, especialmente las oficinas comerciales en el exterior, siempre han jugado un importante papel en la promoción de las relaciones económicas bilaterales entre países. Para ello han empleado herramientas de promoción comercial (por ejemplo, ferias, misiones comerciales, …) de recogida y análisis de información (estudios de mercado, análisis de barreras legales y fiscales, identificación de compradores potenciales, …) y de resolución de conflictos entre exportadores e inversores y las autoridades nacionales.
Actualmente, debido al aumento de las tensiones geopolíticas, la incertidumbre sobre temas económicos y de abastecimiento ha aumentado sustancialmente. Por eso se hace necesario que embajadas y consulados realicen un esfuerzo adicional de captura de información y su análisis. Si bien antes la información relevante era básicamente de tipo comercial (demanda, oferta, competidores, canales de distribución, aranceles y normativa local, …), hoy en día a esta información hay que añadir cuestiones tales como sanciones y represalias, negociaciones comerciales con terceros, impedimentos locales al abastecimiento, riesgos climáticos, conflictos armados regionales, etc.
Su papel es vital en la recopilación de información estratégica de interés nacional. También contribuyen como prospectores de oportunidades de inversión para su país, así como para anticipar potenciales riesgos.
Las embajadas y consulados dan soporte al comercio internacional de múltiples formas como es el acceso confiable a las redes locales. La organización de misiones comerciales, reuniones con potenciales socios, son activos clave cuando estamos en mercados foráneos. A modo de ejemplo, las representaciones diplomáticas trabajan en estrecha colaboración con las empresas exportadoras de manera que estas dispongan de asesoramiento y orientación preliminar para evitar riesgos innecesarios. También constituyen un apoyo en situaciones de crisis ante conflictos o desastres naturales que puedan acontecer a lo largo de la operativa internacional.
El seguimiento de la situación económica del país en el que están destinados el Cuerpo Diplomático español constituye un activo estratégico muy relevante para las empresas españolas, pues tienen interlocutores fiables que les pueden poner en contacto con el tejido empresarial y las autoridades locales, así como anticipar riesgos que no son fáciles de interceptar por experiencia comercial que se tenga.
Destaca el papel de la diplomacia comercial como canal para la ejecución de las políticas de internacionalización para promover los negocios tanto en España como fuera de sus fronteras. También hay que destacar el papel crucial que los diplomáticos juegan en el marco geopolítico y en la resolución de conflictos, lo que favorece y estimula el clima inversor y la competitividad de las empresas españolas cuando abordan mercados internacionales.
.- Por su experiencia en sectores tan estratégicos para un país como son el sector del transporte, energía e infraestructuras, ¿cuáles diría que son los principales desafíos que afronta el comercio internacional en estos sectores en la actualidad?
A nivel global se está produciendo una fuerte reorganización de la cadena de suministro mundial. Esto está teniendo especial notoriedad en sectores y componentes estratégicos a nivel de producción, como los microchips, las telecomunicaciones, el textil, las energías renovables o la industria farmacéutica. Las cadenas de suministro en el corto-medio plazo están focalizadas a la resiliencia y no priorizan tanto la eficiencia en costes, en un entorno que se caracteriza por la fragmentación geopolítica, menos colaboración entre países y tensiones inflacionistas.
Se observa una búsqueda para acercar partes clave de la producción y tener más control sobre los procesos en un entorno empresarial contingente y adaptativo en el que hay que reducir riesgos operativos derivados de posibles eventos inesperados que supongan interrupciones, desabastecimientos o cambios drásticos en costes en la cadena de bienes clave. También destacan entre los desafíos, la escasez de mano de obra, la descarbonización e inclusión de combustibles renovables, así como continuar con la virtualización de ciertos procesos de la cadena de suministro y reducir la dependencia de componentes externos e intentar reubicar la producción cerca de los mercados de consumo. En producción, los fabricantes de equipos se encuentran con los siguientes retos que afectarán a la supply chain: el fuerte aumento de la competencia, mayor regulación, personalización de los productos de forma masiva, demanda de productos conectados y la necesidad de introducir el coste del reciclaje, lo que está introduciendo riesgos operativos significativos en los negocios y reducciones de márgenes y afectación al cash flow.
.- ¿Qué desafíos plantea la digitalización, la inteligencia artificial o la economía de datos para la diplomacia económica y como puede revertir en la competitividad de las empresas españolas?
En los albores del siglo XXI, el comercio y la inversión internacional han sufrido una transformación radical por la globalización, los avances tecnológicos y la apertura del ciberespacio y el entorno cognitivo. Estamos en un nuevo entorno, con fronteras muy poco definidas, en donde las organizaciones y empresas se enfrentan a una mayor y exacerbada competencia y a un aumento de la incertidumbre provocada por las tensiones geoestratégicas internacionales.
Desenvolverse en comercio internacional con el entorno geopolítico actual exige mayor flexibilidad estratégica a las organizaciones y empresas. Se necesita información precisa y cualificada sobre el complejo y variable conjunto de oportunidades, riesgos y amenazas que afectan a su éxito y supervivencia. La Administración pública, especialmente la relacionada con la diplomacia económica internacional debería ayudar a las empresas, especialmente a las pymes a utilizar de forma eficaz las nuevas tecnologías.
La inteligencia artificial ofrece posibilidades reales de generar valor añadido en la generación de conocimiento. A modo de ejemplo, la IA generativa permite procesar enormes y crecientes cantidades de datos, lo que puede conducir a entender las complejas dinámicas geopolíticas actuales. Puede aportar la identificación de las mejores oportunidades de colaboración estratégica entre países y evitar conflictos anticipando relaciones causa-efecto que no son tan predecibles como parecen. La IA también puede contribuir a robustecer la gobernanza en el ciberespacio o espacio inmaterial donde se comparten datos, se realizan negocios, se interactúa socialmente y en el que cada vez hay más agentes públicos y privados operando.
Todo dependerá de la capacidad de los estados para crear una estructura de gobernanza sólida, bien regulada, en torno a la defensa, la inteligencia, la veracidad y la privacidad, entre otras variables, estableciendo estrategias claras sobre qué modelo se quiere seguir y sin perder la trazabilidad en ningún momento de lo que se está haciendo. Es una realidad que las tecnologías emergentes están contribuyendo a cambiar la distribución de poder en el mundo. El cuerpo diplomático para nuestra fortuna y como siempre, estará muy pendiente.
.- ¿Qué es la Escuela de Inteligencia económica y relaciones internacionales de la UAM?
La Escuela de Inteligencia Económica y Relaciones Internacionales de la UAM (La-SEI-UAM) es un centro universitario encuadrado en la Universidad Autónoma de Madrid. Está especializado en impartir cursos de grado y posgrado sobre inteligencia económica, inteligencia competitiva e inteligencia geopolítica: conceptos, metodologías de análisis,…
La SEI es una apuesta clara por la colaboración público-privada entre Estado, universidades y empresas a una causa común: defender los intereses de España dentro y fuera de nuestras fronteras.
La economía española es una de las más abiertas del mundo (el valor del comercio exterior de bienes y servicios supone casi el 100% del PIB). En un mundo de crecientes tensiones geoestratégicas es imprescindible formar a personas que sean capaces de identificar y analizar riesgos económicos y políticos que afecten a nuestras empresas y al país en general.
En su nacimiento, la Escuela contó con el Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad (ICFS) de la UAM, lo cual le allanó el camino para atraer y retener a grandes docentes e investigadores en inteligencia en general e inteligencia económica en particular, ya fueran académicos o profesionales en ejercicio. El ICFS cuenta con el CNEC (Centro Nacional de Excelencia en Ciberseguridad), y con la Red Europea de Centros Nacionales de Excelencia (European Commission).
Posteriormente se constituyó un Consejo Asesor para supervisar la estrategia a seguir con un claro objetivo: defender los intereses económicos de nuestro país fomentando la colaboración público-privada y la formación e información de calidad en términos de inteligencia.
