<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha concedido la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a Filippo Grandi a solo cinco meses de concluir su mandato como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).</strong></h4> La decisión fue firmada este martes por el Rey Felipe VI a propuesta de Albares y previa deliberación del Consejo de Ministros de ese mismo día, “en atención a los méritos y circunstancias que concurren en el señor Filippo Grandi”, y fue publicada al día siguiente por el Boletín Oficial del Estado. Filippo Grandi, nacido en Milán en 1957, es el décimo primer Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Fue elegido por la Asamblea General de la ONU el 1 de enero de 2016 por un período de cinco años (para sustituir al actual secretario general de la ONU, António Guterres) y reelegido posteriormente en otras dos ocasiones. Su gestión concluirá el 31 de diciembre de 2025. Grandi ha trabajado en el sector humanitario y de refugiados durante más de 30 años. Entre 2010 y 2014 ejerció como Comisionado General de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNWRA). Precisamente, el Gobierno concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica al comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini, en abril de 2024. Antes de ocupar dicho cargo, Grandi se desempeñó, desde 2005, como Comisionado General Adjunto de la propia UNRWA y fue Representante Especial Adjunto del Secretario General para Afganistán. Asimismo, ha colaborado con organizaciones no gubernamentales y ha trabajado en las oficinas de ACNUR en África, Asia, Medio Oriente y la sede en Ginebra. La Orden de Isabel la Católica es, jerárquicamente, la segunda distinción más importante en España, después de la de Carlos III, pero está apreciada como la primera en el campo de las relaciones exteriores. Instituida por el rey Fernando VII el 14 de marzo de 1815, con el nombre de “Real y Americana Orden de Isabel la Católica”, con el objetivo de “premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios”, fue reorganizada en 1847, cuando pasó a llamarse únicamente “Real Orden de Isabel la Católica” para distinguir -según indica su Reglamento- aquellos “comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional”. El Rey ejerce el cargo de Gran Maestre de la Orden y el ministro de Asuntos Exteriores, como Gran Canciller, es quien eleva al Consejo de Ministros las propuestas de concesión de los grados superiores de la Orden, que se otorgan por Real Decreto. Más de 70.000 personas en el mundo cuentan con esa distinción en alguno de sus distintos grados.