<h6><strong>Xabier González Barkos</strong></h6> <h4><strong>Con casi dos horas de retraso sobre la hora prevista, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó este miércoles ante la prensa la esperada propuesta del nuevo Marco Financiero Plurianual (MFP) de la Unión Europea para el periodo 2028–2034. </strong></h4> Se trata de un ambicioso proyecto de presupuesto que ascenderá a dos billones de euros, pensado, en palabras de la presidenta, como un “presupuesto para una nueva era” que refleje la transformación geopolítica, climática y tecnológica que vive Europa. <h5><strong>Un presupuesto con mirada larga y prioridades definidas</strong></h5> El nuevo MFP plantea un importante incremento respecto al ciclo actual, que rondaba los 1,21 billones, y nace con la vocación de dar respuesta a retos que la Comisión considera prioritarios: competitividad, defensa, medio ambiente, migración y el Estado de derecho. Entre los capítulos principales, destaca la creación del European Competitiveness Fund, dotado con 451.000 millones de euros, que buscará reforzar la autonomía industrial y tecnológica de la Unión. A este fondo se suman 300.000 millones para la Política Agrícola Común (PAC), 218.000 millones para cohesión regional y 131.000 millones para defensa y espacio, esta última cifra multiplica por cinco los fondos actuales destinados a este ámbito. Además, se establece un mecanismo de crisis con 400.000 millones, destinado a responder a pandemias, catástrofes naturales o conflictos armados. Von der Leyen explicó que, con esta estructura, el presupuesto busca “garantizar la seguridad económica, social y territorial” de la UE, así como “reforzar la voz europea en el mundo”. <h5><strong>Más recursos propios y control democrático</strong></h5> Para financiar este incremento, la Comisión propone reforzar las fuentes de ingresos propios: impuestos medioambientales, el mecanismo de ajuste de carbono en frontera y un porcentaje de los ingresos derivados del comercio de derechos de emisión. Con ello, Bruselas pretende reducir el peso de las contribuciones directas de los Estados miembros y garantizar la sostenibilidad de la deuda emitida para financiar el plan de recuperación NextGenerationEU. “La deuda que contrajimos debe pagarse, pero no a costa de asfixiar a nuestros ciudadanos. Apostamos por un sistema más justo y moderno de ingresos propios”, subrayó Von der Leyen. Además, la presidenta confirmó que la concesión de los fondos estará condicionada al respeto del Estado de derecho y los valores fundamentales. Según explicó, todos los planes nacionales y regionales deberán incluir compromisos concretos en materia de Estado de derecho, derechos fundamentales y reformas estructurales. “Este MFP irá más allá que nunca: no solo financiará proyectos, sino que exigirá avances reales y medibles en la calidad democrática”, declaró la presidenta ante los periodistas. <h5><strong>La defensa como prioridad política</strong></h5> Uno de los giros más notables del nuevo presupuesto es la apuesta decidida por la defensa y la industria de seguridad. Con 131.000 millones de euros previstos, Bruselas quiere que la UE sea capaz de “garantizar su propia seguridad” y “actuar como proveedor de estabilidad en su vecindad”, en palabras de Von der Leyen. “Eso es cinco veces más que en el presupuesto actual. La defensa es hoy una de las principales preocupaciones de los ciudadanos europeos”, justificó. Este capítulo refleja el impacto de la guerra en Ucrania, el deterioro del entorno geopolítico y la intención de la UE de reducir su dependencia de terceros países en materia de defensa. <h5><strong>Más dinero para migración, clima e innovación</strong></h5> La Comisión también propone triplicar la inversión en migración y gestión de fronteras, reforzar los recursos de protección civil y duplicar los fondos de I+D, especialmente el programa Horizonte Europa. Asimismo, más de un 35 % del total del presupuesto se destinará a iniciativas de transición energética y adaptación al cambio climático. Von der Leyen afirmó que estos incrementos son necesarios para que Europa “siga siendo competitiva frente a Estados Unidos y China” y para que cumpla sus compromisos internacionales en materia climática. <h5><strong>Negociación a contrarreloj</strong></h5> Aunque la propuesta ha sido calificada por algunos como “histórica”, el camino hasta la adopción definitiva se prevé complejo. Ahora se abre un periodo de negociación que podría prolongarse hasta dos años. La Comisión necesita el respaldo unánime de los 27 Estados miembros y la aprobación del Parlamento Europeo. Fuentes comunitarias anticipan tensiones entre los países que reclaman más recursos para cohesión y agricultura y aquellos que priorizan defensa, innovación y nuevas inversiones estratégicas. Además, varios gobiernos han expresado su inquietud por el posible impacto del nuevo sistema de ingresos propios sobre sus sectores exportadores. Von der Leyen reconoció en la rueda de prensa que la elaboración del documento ha sido “un auténtico maratón” y que las negociaciones hasta última hora retrasaron la publicación de los detalles completos. “Hemos tardado más de lo previsto, pero presentamos una propuesta sólida, coherente y transformadora. Ahora confiamos en que los Estados miembros y el Parlamento estén a la altura del reto”, concluyó. <h5><strong>Próximos pasos</strong></h5> El texto oficial será distribuido en las próximas horas y se esperan más detalles técnicos en un briefing posterior. La Comisión prevé iniciar de inmediato las reuniones bilaterales con los Estados miembros para intentar cerrar un acuerdo antes de las elecciones europeas de 2026, aunque no descarta que las negociaciones se prolonguen más allá. Con esta propuesta, Bruselas busca proyectar una imagen de Unión Europea más estratégica, autónoma y resiliente, capaz de responder tanto a desafíos internos como externos, y dispuesta a vincular su fuerza presupuestaria a la defensa de la democracia y el Estado de derecho.