<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El escritor y expresidente nicaragüense Sergio Ramírez ha advertido de que tanto España como Europa tienen la obligación de “mantener una actitud crítica frente a las nuevas autocracias” en Centroamérica, tanto la “monarquía absoluta de Ortega y su esposa” en Nicaragua como la “dictadura” de Nayib Bukele en El Salvador.</strong></h4> En Centroamérica “hay dos rostros antagónicos”, explicó Ramírez durante su ponencia ‘Centroamérica y España’ en el curso ‘Tendencias geopolíticas (VI). Geopolítica del español. Repensando la Hispanidad’, dirigido por el general de Brigada del Ejército de Tierra y director del IEEE, Víctor Mario Bados Nieto, en el marco de los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial. Por un lado, explicó, está el rostro que salta a las primeras planas de los medios, el de “un territorio que hoy sirve de puente para el tráfico de drogas”, cuyo "primer producto de exportación es la gente que huye de la miseria” y donde se consolidan "monarquías absolutas como la de Ortega y su esposa" o “dictaduras” como la de Nayib Bukele en El Salvador, “con la cárcel más grande de América Latina”. Los problemas actuales de la región, aseguro, se remontan al “pecado original de la región”: una independencia “sin heroísmos ni épica alguna”, proclamada por las élites en 1821 por temor a que “la proclamase de hecho el mismo pueblo”. Aquella independencia, argumentó, “ya traía dentro el gusano de la disensión y dio paso a un ciclo de guerras, anarquía y dictaduras que ha marcado los últimos dos siglos”. Desde entonces, las constituciones de inspiración liberal han sido “novelas dominadas por la ficción, un ideal retórico en permanente divorcio con la realidad de los caudillos”. Ante esta situación, el exvicepresidente de Nicaragua (actualmente exiliado y despojado de su nacionalidad por el gobierno de Daniel Ortega), advirtió de que, si bien las soluciones deben nacer desde dentro, Europa y España tienen el deber de “mantener una actitud crítica frente a las nuevas autocracias”. Frente a “esta marca de disensiones políticas, golpes cuartelarios y dictaduras”, el escritor destacó “nuestro mejor rostro, un rostro para enseñar”: el de la cultura y la invención literaria. Desde el libro sagrado maya, el Popol Vuh, hasta Rubén Darío, Miguel Ángel Asturias o Ernesto Cardenal, la literatura “nos redime y deja que se revele esa identidad tantas veces escondida”, afirmó Ramírez. Al respecto, Sergio Ramírez defendió el “español híbrido, rico y diverso de la región” como el resultado de un “mestizaje de siglos que fusionó la herencia peninsular con las lenguas indígenas, africanas e incluso el inglés”. En septiembre de 2021, Ramírez, Premio Cervantes 2017 y vicepresidente de Nicaragua durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990), fue acusado por la Fiscalía de su país de origen de “realizar actos que fomentan e incitan al odio y la violencia”. En respuesta, los Ministerios españoles de Asuntos Exteriores y de Cultura rechazaron “contundentemente” las acusaciones y aseguraron que Ramírez “ha demostrado siempre su compromiso en la defensa de la democracia en su país, primero con su papel en la lucha contra el régimen de los Somoza y apoyando desde entonces la libertad y la democracia”. En 2023, el régimen de Daniel Ortega le despojó de la nacionalidad nicaragüense en el marco de una campaña represiva contra la disidencia, pero Sergio Ramírez ya había recibido la nacionalidad española por carta de naturaleza en diciembre de 2018, por decisión del Consejo de Ministros, por su especial vinculación con España y su participación en las principales instituciones culturales de nuestro país.