<h6><strong>Ane Barcos</strong></h6> <h4><strong>Dinamarca inaugura este martes su mandato al frente del Consejo de la Unión Europea. En un semestre marcado por desafíos geopolíticos, Copenhague apuesta por una agenda centrada en reforzar la seguridad, gestionar mejor la migración irregular y apuntalar la competitividad económica a través de la transición verde.</strong></h4> Será la octava vez que el país nórdico lidera el Consejo, pero lo hace ahora en con la guerra en Ucrania aún activa, un orden internacional en transformación y crecientes tensiones internas dentro de la propia UE. <h5><strong>Una Europa más segura y con mayor capacidad disuasoria</strong></h5> Una de las prioridades del semestre será la seguridad. Dinamarca ha dejado claro que quiere una Europa más preparada frente a amenazas externas e internas, con un refuerzo claro de las capacidades defensivas propias y una cooperación más profunda con la OTAN, con el objetivo de que el bloque adquiera la capacidad de actuar de forma autónoma en materia de defensa de aquí a 2030. El apoyo a Ucrania seguirá siendo una prioridad, tanto en lo político como en lo económico y militar. Dinamarca también quiere acelerar el proceso de adhesión de países como Moldavia y los Estados de los Balcanes Occidentales, viendo en ello una forma de estabilidad para la región. En paralelo, se impulsará el desarrollo de la industria europea de defensa, el cierre de brechas estratégicas y una mayor inversión en protección frente a ciberataques y amenazas híbridas. <h5><strong>Soluciones “nuevas y eficaces” para la migración irregular</strong></h5> Otro de los frentes donde Dinamarca aspira a avanzar es la política migratoria. “La migración irregular es uno de los grandes desafíos sociales de Europa y requiere soluciones nuevas y eficaces”, advirtió la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. Durante los próximos seis meses, Dinamarca buscará avanzar en reformas legislativas para hacer más eficientes los retornos, reforzar la cooperación con países de origen y tránsito, y asegurar el control efectivo de las fronteras exteriores de la Unión. Además, Copenhague quiere poner el foco en la resiliencia democrática, mediante herramientas como el Escudo Europeo de la Democracia, que busca combatir la desinformación y regular mejor el papel de las grandes plataformas digitales. <h5><strong>Competitividad sin burocracia, con transición verde</strong></h5> En el terreno económico, la presidencia danesa quiere aligerar las cargas que enfrentan las empresas europeas. Entre sus propuestas está la reducción de trabas regulatorias, la mejora del entorno empresarial y el impulso a la innovación en sectores estratégicos como la inteligencia artificial, la biotecnología, el espacio y la digitalización. Marie Bjerre, ministra danesa de Asuntos Europeos, señaló que “la competitividad de Europa no puede depender del crecimiento del pasado, sino de cómo transformemos nuestras economías para el futuro”. Para ello, Dinamarca también impulsará una revisión del marco financiero plurianual que permita responder con agilidad a los retos estratégicos actuales. La segunda prioridad central es la transición ecológica. Copenhague quiere promover una política climática ambiciosa, que acelere la producción de energías limpias, refuerce las infraestructuras verdes y siente las bases para alcanzar la neutralidad climática en 2050. La Presidencia buscará avanzar hacia un acuerdo sobre los objetivos climáticos de 2040, con vistas a la próxima cumbre climática COP30. <h5><strong>El Colegio de comisarios viaja a Dinamarca</strong></h5> Como parte de la tradición que marca el inicio de cada presidencia rotatoria del Consejo de la UE, el Colegio de Comisarios efectuará una visita oficial al país anfitrión. En esta ocasión, la Comisión Von der Leyen se desplazará el jueves a Aarhus para participar en la ceremonia inaugural de la Presidencia danesa. Además, para marcar el inicio de esta Presidencia, el Gobierno danés celebrará el mismo jueves un evento abierto al público en Rådhusparken, en la ciudad de Aarhus. Bajo el título “European Street Party”, la jornada incluirá música en vivo, arte, cenas comunitarias y espacios de debate ciudadano. El evento, según explicó la propia Presidencia, busca trasladar el espíritu europeo más allá de las instituciones, y conectar con la ciudadanía en un momento en el que, como ha advertido la propia Frederiksen, “Europa no puede dar por sentada su libertad ni su prosperidad”.