Juan David Latorre
La Embajada de Portugal ofreció el pasado lunes una original recepción en el Palacio de Liria de Madrid, con su anfitrión el Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, para la celebración especial del Día del país luso, de Camões y de las Comunidades Portuguesas.
“Es un honor para la Casa de Alba acoger en el Palacio de Liria la celebración del Día de Portugal, comentó Carlos Fitz-James Stuart. Esta jornada va a tener un carácter evidentemente cultural, como corresponde a una nación antigua y plena de hitos históricos como es Portugal.”
“En primer lugar, en este día tan importante, continuó el Duque de Alba, quiero rendir un sentido homenaje al príncipe de las Islas Portuguesas, Luis Vázquez Camoés, que engrandeció las letras universales del siglo XVI. El autor de la obra inmortal, Os Misaves, desarrolla su obra vertical entre el clasicismo y el magnetismo. En algunos de sus sonetos, como el conocido Amor de Fuego, anuncia ya el barroco que se aproxima. Y precisamente en el barroco portugués alcanza su máxima expresión en la obra cumbre de la artista y poeta Joana Vasconcelos. Joana vivifica con su belleza plástica personalísima no sólo a esta Casa, sino a sus visitantes y a toda la ciudad de Madrid. Nuestra gratitud a Joana y a Portugal, que nos ha regalado la emoción del orillo, generada por una creatividad arrolladora y monumental.”
“Hoy, terminó, este acontecimiento culmina con el concierto Viaje al Sur, que nos va a ofrecer Orquesta Sinfónica de Portugal, una de las formaciones más destacadas del panorama musical portugués. La cultura en Madrid, propósito fundamental de la Casa de Alba, ha sido enriquecida y sigue haciéndolo por estas inigualables expresiones artísticas portuguesas. Muchísimas gracias”.
Y si original fue la recepción portuguesa, también lo fue el discurso que ofreció el embajador luso, José Augusto Duarte, al señalar que “como saben, el embajador es un solo representante máximo de un Estado en ausencia de las autoridades políticas de su país. Pues bien, como yo tengo el enorme privilegio y el gusto personal de tener con nosotros a la nuestra ministra de Cultura, Juventud y Deporte de Portugal, Margarida Balseiro Lopes, me retiraré a la posición mucho más confortable de ser un personaje secundario, dejando a mi primera ministra su debido espacio para un discurso más político y amplio”.
Antes de pasar la palabra, el embajador portugués explicó que este año querían celebrar el Día de Portugal “con formato distinto”. “Queríamos hacer un buen concierto con la orquesta completa y descubrir sonoridades de la cultura de los dos países que forman parte del patrimonio de Portugal en España. Un viaje auditivo que nos condujera a descubrir especificidades de cada uno de los puntos en común. Por eso, el concierto que van a escuchar se llama Viaje al Sur”. Pasó el embajador portugués a describir las cuatro piezas musicales que la Orquesta Sinfónica de Portugal interpretó, bajo la dirección del maestro Osvaldo Ferreira: el Intermezzo de Cavalleria Rusticana, de Pietro Mascagni; El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla; la suite Alentejana nº 1, de Luís de Freitas Branco, y el Bolero, de Maurice Ravel.
Expresó José Augusto Duarte que con este concierto “se demuestra que no todo en el sur se resume en el drama y que la suprema elegancia y eficacia de melodías que apelan a la belleza y a la paz son parte, igualmente, de los viajes musicales por el sur del occidente de Europa, revelando una riqueza dada a la diversidad mucho más allá de cualquier lugar común”.
Por último, el embajador luso quiso agradecer al Duque de Alba la posibilidad de celebrar “en una de las residencias más simbólicas de España”, el Palacio de Liria, el Día de Portugal, “en este lugar magnífico y especial. Soy consciente, señor Duque, que siendo esta una residencia privada, la misma no está abierta habitualmente a celebraciones de este tipo y por eso nos vemos reportados con el sentimiento de que hoy estamos viviendo un privilegio”.
Asimismo, el embajador agradeció a la Generaliza de Cultura de Portugal, “quien costeó todos los gastos de ese momento, mostrando así cuán central y estratégica es la relación con España en los medios de cultura. También dio las gracias al Maestro Osvaldo Ferreira y a todos los músicos de la Orquesta Sinfónica portuguesa, a la presentadora del evento y del programa de RTVE Audiencia abierta, María del Carmen Romero, al equipo de la Embajada de Portugal y a los invitados por estar presentes. “Me conmueve profundamente vuestra voluntad de amistad y vuestro apoyo”, aseguró.
“A veces es bueno innovar y tener ambición, finalizó, aunque ello pueda comportar riesgo. Por ello, espero sinceramente que cuando este evento termine, todos vosotros consideréis, tal como decía el poeta Fernando Pessoa, que al final en la vida todo vale la pena cuando el alma no es pequeña.”
Seguidamente tomó la palabra la ministra portuguesa Margarida Balseiro Lopes, que tras dar las gracias al Duque de Alba, al embajador portugués y a la Orquesta Filarmónica portuguesa, quiso celebrar “las excelentes relaciones bilaterales entre Portugal y España”.
Se refirió la ministra al “símbolo de prestigio” que es para Portugal que la Casa de Alba acoja las obras de la artista portuguesa Joana Vasconcelos, “un buen ejemplo del diálogo entre el clásico y el contemporáneo, pero también de la afinidad y la estrecha colaboración entre Portugal y España”.
Margarida Balseiro Lopes subrayó la historia compartida por los dos países, así como que “ambos los países abrazaron la democracia, y esa nueva libertad, después de décadas de dictadura, transformó radicalmente las sociedades portuguesa y española, teniendo la cultura y las artes como esenciales para la construcción de una sociedad democrática, pluralista y abierta. Años más tarde, de transición hacia la democracia, los gobiernos de ambos países decidieron crear una programación cultural conjunta que no sólo conmemoraba la fecha, sino que también exploraba el papel de las artes y la cultura como herramienta para promover los derechos humanos y la libertad. Así nació la programación cultural cruzada Portugal-España, 50 años de cultura y democracia, a través de la cual se diseñó un vasto programa de manifestaciones culturales, envolviendo a agentes públicos, privados y de la sociedad cívica. Pero este año celebramos también otra efeméride, el 12 de junio de 1985, hace prácticamente 40 años, Portugal y España firmaron el Tratado de Adhesión a las Comunidades Europeas. Los testimonios de las firmas ocurrieron en 1985, en el mismo día y simultáneamente en el Palacio Real de Madrid y en el Museo de los Jerónimos en Lisboa, respectivamente”.
“Las transiciones democráticas y la entrada conjunta en la Comunidad Económica Europea, prosiguió, fueron marcadas por un espíritu de cooperación renovada, de confianza mutua y de concertación de intereses en el espacio europeo. Portugal y España reforzaron sus conexiones de vecindad, contribuyendo juntos para la construcción de una Europa más segura, más abierta y más comprometida con sus ciudadanos. Sinceramente, creo que la integración europea reforzó los conexiones de amistad entre Portugal y España, más que cualquier otro elemento político en la relación secular entre nuestras dos naciones. La aproximación política, económica y cultural de los países ibéricos y de sus respectivas sociedades es, tal vez, uno de los mejores resultados alcanzados por los dos países desde que se adhirieron al proyecto europeo”.
“Hoy es imposible pensar en la economía portuguesa sin España o viceversa, finalizó Margarida Balseiro Lopes. Pero esta aproximación no se quedó sólo en la economía. Los últimos años trajeron también un nuevo impulso al diálogo cultural, al intercambio de ideas, a un encuentro de generaciones. Jóvenes portugueses, jóvenes españoles comenzaron a estudiar juntos. Se crearon amistades, proyectos, puntos humanos que hoy son parte esencial de la relación entre los dos países. Hoy somos verdaderamente vecinos, hermanos y amigos.”
