Zurab Pololikashvili, Secretario General de ONU Turismo
Cuando asumí el cargo en 2018, encontré una organización con historia pero sin pulso. La por entonces denominada OMT era respetada en los círculos institucionales, sí, pero no era protagonista. Le faltaba ambición, impacto real en el terreno y una visión clara sobre cómo el turismo debía transformarse para ser una verdadera herramienta de desarrollo. Era hora de dejar atrás la retórica y abrazar la acción.
Desde el principio, tuve claro que el turismo no podía seguir siendo visto solo como una actividad económica. Es, y debe ser, una herramienta poderosa para la inclusión, la sostenibilidad, la paz y la innovación. Bajo esa premisa, reimaginamos la organización y dimos forma a una nueva ONU Turismo: más ágil, más global, más cercana a sus miembros y, sobre todo, más útil para las personas.
Durante estos años hemos trabajado sin descanso. Creamos oficinas regionales en Arabia Saudí y Brasil, fortalecimos las ya existentes, y lanzamos oficinas temáticas como la del Camino de la Seda en Uzbekistán o la de Innovación en Marruecos. Pusimos en marcha el Observatorio de Derecho del Turismo en Uruguay y establecimos la primera red global de inversión turística, ahora con más de 200 actores del sector.
También creamos departamentos pioneros dentro del sistema de Naciones Unidas, como el de Innovación, Educación e Inversiones, y desarrollamos 21 guías de inversión turística con decenas más en camino. Llevamos el turismo a las aulas, desde la secundaria hasta el doctorado, con alianzas universitarias en Europa, Asia y América. A través de la Online Academy, casi 40.000 estudiantes acceden hoy a educación especializada en turismo.
La pandemia nos puso a prueba, y respondimos liderando la coordinación global a través del Comité de Crisis del Turismo. Impulsamos el Código Internacional para la Protección del Turista (CIPT), un nuevo marco normativo destinado a reforzar los derechos de los viajeros en situaciones de crisis, como emergencias sanitarias o conflictos armados. Este instrumento jurídico pionero aporta claridad, seguridad y confianza tanto a turistas como a Estados.
También pusimos el foco en quienes siempre quedaron al margen: las comunidades rurales, las mujeres, los jóvenes. La iniciativa “Best Tourism Villages” ha permitido a más de 250 pueblos de 59 países mejorar su oferta turística cuidando su identidad y su esencia. La equidad de género se convirtió en una prioridad transversal, con foros, formaciones, y redes de mentoría para mujeres líderes del sector.
Pusimos en marcha las Cumbres de cooperación entre América y África, con dos ediciones ya en República Dominicana y Zambia, como una herramienta de cooperación e integración que repetirán otros continentes y culturas.
No puedo dejar de mencionar nuestro avance en sostenibilidad. Logramos la adopción unánime, por todos los Estados Miembros de la ONU, del Marco Estadístico para Medir la Sostenibilidad del Turismo (MST) y conseguimos que la Asamblea General de la ONU declarase 2027 como el Año Internacional del Turismo Sostenible y Resiliente. Estos hitos no son simbólicos: son compromisos tangibles para que el turismo forme parte activa de la solución frente al cambio climático y la sustentabilidad del planeta.
Además, reforzamos nuestro compromiso con la transparencia mediante mecanismos de auditoría externa bajo estándares de Naciones Unidas. Hasta hace unos años, no existía una revisión sistemática externa desde los propios Estados Miembros, ni supervisión por parte de organismos independientes. Hoy, eso ha cambiado: la rendición de cuentas es un pilar central de la nueva ONU Turismo.
Pero aún queda mucho por hacer. Para el periodo 2026-2029, mi visión es clara. Queremos una ONU Turismo aún más influyente, con un nuevo fondo de inversiones para África, un Centro de Inteligencia de Inversiones Turísticas, más academias técnicas en países en desarrollo, y una mayor integración con foros globales en ciberseguridad, cambio climático, conectividad aérea y transformación digital.
Queremos certificar destinos, desarrollar rankings de competitividad turística y lanzar el primer Congreso Mundial sobre Transporte y Turismo junto a ICAO e IATA.
La inteligencia artificial será un aliado clave en la transformación del turismo. Nos permitirá analizar datos en tiempo real para tomar decisiones más inteligentes, personalizar la experiencia del viajero, anticipar riesgos y diseñar políticas públicas más eficaces. Desde la gestión de flujos turísticos hasta la promoción de destinos emergentes, la IA marcará un antes y un después en la manera en que concebimos, planificamos y vivimos el turismo. En ONU Turismo, ya estamos desarrollando proyectos piloto que integran inteligencia artificial con sostenibilidad, accesibilidad y resiliencia. El turismo del mañana será más inteligente, más humano y más conectado que nunca
Y al final de este recorrido, quiero subrayar algo esencial: el turismo, bien gestionado, es un agente de paz. Une culturas, derriba prejuicios, y fomenta el entendimiento entre pueblos. En un mundo fragmentado, el turismo puede ser el puente que nos acerque.
Hoy, ONU Turismo no solo promueve el turismo. Lo lidera. Lo transforma. Lo pone al servicio del planeta y de las personas. Y este camino, apenas comienza.