<h6><strong>Ane Barcos</strong></h6> <h4><strong>Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicadas este martes, sitúan a España como una excepción dentro de la Unión Europea. Mientras que la mayoría de las grandes economías del bloque muestran signos de estancamiento, el FMI estima que el PIB español crecerá un 2,5 % este año, convirtiéndose en la única gran economía de la UE con una expansión superior al 2 %.</strong></h4> Esta evolución contrasta con el deterioro del panorama global tras la reciente escalada de tensiones comerciales. A raíz de los aranceles “prácticamente universales” impuestos por Estados Unidos el pasado 2 de abril, medida que “ha elevado las tasas arancelarias de Estados Unidos y del mundo a niveles no registrados en un siglo”, la economía global se enfrenta a un nuevo shock negativo. Según el FMI, esta situación ha generado “una notable desaceleración del crecimiento mundial a corto plazo”, al afectar tanto la oferta como la demanda, y ha alterado las cadenas globales de suministro. El FMI ha recortado su previsión de crecimiento global para 2025 al 2,8 %, frente al 3,3 % estimado en enero, y proyecta una leve mejora hasta el 3,0 % en 2026. En Estados Unidos, el crecimiento se ralentiza al 1,8 %, afectado por “la mayor incertidumbre acerca de las políticas, las tensiones comerciales y el menor impulso de la demanda”. En la eurozona, se prevé un crecimiento del 0,8 %. En este contexto, la economía española destaca por su capacidad para mantener un ritmo de crecimiento superior al de sus socios europeos. Según el FMI, países como Alemania, Francia e Italia sufrirán recortes significativos en sus previsiones para 2025. Alemania se estancará con un crecimiento nulo, Francia se quedará en el 0,6 % e Italia apenas alcanzará el 0,4 %. Este contraste refuerza la posición de España como la economía más dinámica entre los grandes miembros de la UE. El FMI advierte, no obstante, que los riesgos siguen siendo elevados. El entorno económico global podría deteriorarse aún más si las tensiones comerciales se cronifican o si se intensifican las presiones sobre los mercados financieros. “La economía mundial demostró una sorprendente resiliencia durante los fuertes shocks de los pasados cuatro años y aún no se termina de recuperar. Ahora está siendo puesta a prueba una vez más”, señala el informe. En sus recomendaciones, el organismo internacional insiste en la necesidad de actuar con “prudencia, claridad y una mayor colaboración”. Considera prioritario recuperar la estabilidad del sistema comercial, proteger la independencia de los bancos centrales y avanzar en reformas estructurales que estimulen el crecimiento a medio plazo. Una eventual reversión de los aranceles actuales “podría mejorar de inmediato las perspectivas” para la economía global.