<h6><strong>Ane Barcos</strong></h6> <h4><strong>“Si Europa quiere paz, debe estar preparada para la guerra”. Con esta premisa, Bruselas presentó este miércoles el prometido Libro Blanco para la Defensa Europea – Readiness 2030 y el Plan ReArm Europe, como parte de una estrategia integral para garantizar una mayor coordinación entre los Estados miembros, la creación de un mercado unificado de defensa y el fomento de la innovación en áreas como inteligencia artificial, ciberseguridad y movilidad militar. A través de este esfuerzo conjunto, la UE busca no solo reforzar su capacidad de defensa, sino también posicionarse como un actor geopolítico más autónomo y resiliente frente a los desafíos del siglo XXI.</strong></h4> El Libro Blanco de Defensa establece una hoja de ruta para cerrar las brechas en capacidades militares y fortalecer la industria de defensa europea. Se parte del reconocimiento de que la seguridad del continente depende de la capacidad de respuesta conjunta y del desarrollo de una base industrial fuerte. Entre sus ejes fundamentales, destaca la necesidad de una mayor inversión en la producción de sistemas de defensa, la modernización de las capacidades militares de los Estados miembros y la mejora en la interoperabilidad de los ejércitos europeos. Además, plantea la urgencia de garantizar un apoyo continuo a Ucrania, facilitando su acceso a equipamiento y tecnología de defensa europeos, así como integrando su industria militar en el ecosistema de defensa europeo. En este sentido, se destaca la importancia de armonizar las adquisiciones de los Estados miembros, con el fin de optimizar los recursos y reducir la fragmentación del mercado de defensa. El Libro Blanco no propone la creación de un ejército europeo, sino que busca reforzar las fuerzas nacionales y su cooperación. El Plan ReArm Europe, complementario al Libro Blanco, busca proporcionar los medios financieros y estructurales para materializar esta visión. La Comisión Europea ha diseñado un conjunto de medidas destinadas a movilizar hasta 800.000 millones de euros para fortalecer las capacidades de defensa de los Estados miembros en el corto y mediano plazo. Este plan incluye la activación de una cláusula en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que permitirá a los Estados miembros aumentar su gasto en defensa sin comprometer su estabilidad fiscal. De manera específica, se permitirá que los gobiernos nacionales destinen hasta el 1,5% de su PIB anual durante cuatro años exclusivamente a inversiones en defensa. Bruselas instó a los 27 a solicitar la activación de la Cláusula Nacional de Escape antes de finales de abril. <h5><strong>Compras conjuntas de equipamiento militar</strong></h5> El plan incluye el establecimiento del instrumento Security Action for Europe (SAFE), un mecanismo financiero que permitirá a los Estados miembros acceder a préstamos por un total de 150.000 millones de euros, respaldados por el presupuesto de la UE. Estos préstamos facilitarán la compra conjunta de equipamiento militar, con el objetivo de mejorar la interoperabilidad entre las fuerzas armadas europeas, reducir costos y garantizar una mayor previsibilidad para la industria de defensa del continente. El funcionamiento de SAFE establece que la compra conjunta debe involucrar al menos dos Estados miembros, aunque un solo Estado miembro puede abrir su proceso de adquisición a Ucrania o a los países de la EFTA. Además, las adquisiciones deben realizarse a industrias de la UE, Ucrania o del Espacio Económico Europeo-EFTA (EEA-EFTA). Para garantizar que los equipos adquiridos provengan principalmente de la industria europea, en el caso de los productos de guerra de consumo inmediato, al menos el 65% del coste del producto final debe provenir de componentes fabricados en la UE, EFTA o Ucrania. En el caso de sistemas complejos, se impone un control más estricto sobre el diseño y desarrollo para evitar dependencias estratégicas de terceros países. <h5><strong>Integrar a Ucrania en la industria de defensa europea</strong></h5> El plan busca fortalecer la cooperación con el sector militar-industrial de Kiev, facilitando su acceso a financiación y promoviendo la integración de empresas ucranianas en la Base Tecnológica e Industrial de Defensa Europea (EDTIB). Esto incluye la posibilidad de que Ucrania participe en la compra conjunta de equipamiento militar y en la producción de defensa dentro de la UE, permitiendo que las empresas ucranianas sean elegibles para licitaciones financiadas por instrumentos como SAFE. Además, se prevé que los Estados miembros usen los fondos obtenidos a través de SAFE para proporcionar equipamiento militar a Ucrania, acelerando la entrega de armas y otros recursos necesarios para su defensa frente a la agresión rusa. <h5><strong>Restricciones para otros terceros países</strong></h5> En cuanto a otros países no pertenecientes a la UE ni a la EFTA, el acceso a la financiación y participación en adquisiciones conjuntas dependerá de acuerdos bilaterales y de su alineación con los intereses estratégicos europeos. Estados Unidos y el Reino Unido, aunque aliados clave, no están mencionados explícitamente como beneficiarios de las iniciativas de adquisición conjunta, lo que sugiere que la UE busca priorizar la consolidación de su propia base industrial de defensa. Para países considerados competidores estratégicos o que no comparten valores democráticos con la UE, como China o Rusia, el acceso a estos programas está excluido. La UE busca evitar dependencias tecnológicas o industriales que puedan comprometer su autonomía estratégica. Junto con estos mecanismos, el Plan ReArm Europe contempla un papel central del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la movilización de capital privado a través de la Unión de Ahorros e Inversiones. Se espera que el BEI amplíe su financiación a proyectos de seguridad y defensa, mientras que el sector privado será incentivado a invertir en empresas del sector, asegurando un flujo continuo de capital que refuerce la competitividad de la industria de defensa europea.