Seunghyun Nam
Academia Diplomática Nacional de Corea del Sur
Con nuevos informes sobre soldados norcoreanos capturados como prisioneros de guerra en Ucrania, el presidente Zelensky afirmó que ahora hay “pruebas irrefutables” de que Corea del Norte ha estado involucrada en la guerra rusa en Ucrania. Según el Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur, el régimen norcoreano desplegó alrededor de 12.000 soldados en la región de Kursk, de los cuales al menos 300 murieron y 2.700 resultaron heridos. Entre ellos, dos fueron capturados como prisioneros de guerra por el gobierno ucraniano, y el presidente Zelensky propuso que está dispuesto a intercambiarlos con los capturados ucranianos en Rusia.
Si se lleva a cabo el intercambio, es probable que los capturados norcoreanos sean devueltos a su país de origen. Sin embargo, el presidente Zelensky dejó abierta la posibilidad de que no regresen a su país si “los soldados expresan su deseo de acercar la paz difundiendo la verdad sobre la guerra en coreano”. Los soldados capturados no han declarado una posición clara, pero en una entrevista publicada por el presidente Zelensky, uno de ellos expresó su deseo de regresar a Corea del Norte, mientras que el otro mencionó que le gustaría quedarse en Ucrania, pero estaría dispuesto a regresar si fuese necesario.
Aunque el Tercer Convenio de Ginebra, que regula el tratamiento de los prisioneros de guerra, estipula que deben ser devueltos a su país de origen, muchas organizaciones de derechos humanos están preocupadas por los posibles riesgos que enfrentarían si son enviados de vuelta a Corea del Norte. El Tercer Convenio de Ginebra establece claramente que los prisioneros de guerra deben ser tratados humanamente en todo momento. Por ello, el gobierno de Ucrania está cooperando con la ONU, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y otras organizaciones para proteger a los prisioneros de la violencia, la humillación pública o los insultos.
Sin embargo, si son repatriados al país asiático, es altamente probable que sean castigados por no obedecer órdenes militares. En particular, los soldados norcoreanos capturados podrían ser considerados traidores, ya que hay informes que las autoridades norcoreanas les ordenaron suicidarse o autodestruirse antes de ser capturados por el enemigo. También podrían ser castigados por consumir medios de comunicación extranjeros, lo que puede llevar a detenciones arbitrarias e incluso a torturas. Muchos desertores norcoreanos ya enfrentan graves consecuencias cuando son repatriados, por lo que la ONU está pidiendo a los Estados que no repatríen por la fuerza a los desertores norcoreanos de acuerdo con el principio de no devolución bajo el derecho internacional.
Mientras tanto, el gobierno de Corea del Sur no ha proporcionado una posición oficial sobre este tema, y un portavoz anunció que el regreso de los prisioneros de guerra norcoreanos “requiere una revisión del derecho internacional y otros asuntos legales, así como consultas con otros países involucrados”. Sin embargo, bajo la Constitución de Corea del Sur, los ciudadanos norcoreanos son considerados ciudadanos de Corea del Sur, por lo que los prisioneros de guerra del Norte tienen derecho a ir al Sur.
Es sobre esta base legal que los desertores norcoreanos pueden ingresar a Corea del Sur. Sin embargo, el desafío radica en que tanto Pionyang como Moscú no han reconocido oficialmente el despliegue de tropas norcoreanas en Rusia, y sigue existiendo la posibilidad de que el Kremlin reclame a los prisioneros de guerra norcoreanos como sus propios soldados.
Por lo tanto, permanecen muchas incertidumbres, pero está claro que debe respetarse la voluntad libre de los prisioneros de guerra norcoreanos. De hecho, fue durante la Guerra de Corea (1950-1953) cuando esta voluntad libre o ‘repatriación voluntaria’ de los prisioneros de guerra se implementó por primera vez. Al final de la guerra, un gran número de capturados comunistas no quería regresar a Corea del Norte o China porque temían ser castigados o asesinados por ser capturados o por cooperar con la ONU. Debido a estos riesgos, el entonces presidente de EEUU, Harry S. Truman reconoció la necesidad de la ‘repatriación voluntaria’, afirmando que la repatriación forzada sería repugnante a los principios morales y humanitarios fundamentales. Estos mismos principios deberían aplicarse a los prisioneros norcoreanos en Ucrania hoy en día, considerando los peligros que enfrentarán al regresar a su patria.