<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Ernesto Talvi, investigador principal del Real Instituto Elcano y exministro de Asuntos Exteriores de Uruguay, aseguró este jueves que España podría jugar un importante papel de “puente político” entre la UE y América Latina para, a partir del acuerdo UE-Mercosur y armonizando el resto de acuerdos comerciales existentes entre ambas partes, crear una gran asociación comercial capaz de competir con las dos grandes potencias económicas del mundo, EEUU y China.</strong></h4> “España puede ser un protagonista de privilegio como socio euroatlántico y como puente político por su situación privilegiada” entre las dos regiones, declaró Talvi durante el acto de presentación de<a href="https://www.realinstitutoelcano.org/policy-paper/espana-en-el-mundo-en-2025-perspectivas-y-desafios/"> ‘España en el mundo en 2025: perspectivas y desafíos’</a>, la decimotercera edición del informe anual del Think Tank que analiza las perspectivas del panorama internacional y los desafíos para la acción exterior española en el nuevo año. Según Talvi -quien fue candidato presidencial con el Partido Colorado y ministro de Exteriores de Uruguay entre marzo y julio de 2020-, América Latina ofrece, analizada desde una perspectiva regional, un PIB de seis billones de euros, “más que Alemania, Japón e India, que son la tercera, cuarta y quinta economías del mundo”. “América Latina es grande como región”, aseguró. Aparte, prosiguió, la UE y América Latina han conseguido cerrar en los últimos tiempos acuerdos comerciales (como el de Chile, a finales de 2023, o el de Mercosur, a finales de 2024 y pendiente de ratificación en el Parlamento Europeo) “de última generación”, porque “no solamente son acuerdos comerciales” sino que tratan de “crear un lenguaje institucional común’’. En estas condiciones, según Ernesto Talvi, España podría jugar, de cara al acercamiento entre las dos regiones, “un rol tan fundamental como el que jugó en el proceso de negociación del acuerdo UE-Mercosur” para conseguir que las Cumbres UE-CELAC tengan una “agenda integral mucho más ambiciosa”. Esa agenda debería incluir, prosiguió, “decisiones más pragmáticas” que permitan “la armonización” de los acuerdos birregionales ya existentes, a fin de crear “un espacio económico integral de 1.100 millones de personas y con un PIB similar al de Estados Unidos”. Con ese escenario, aseguró, “aumentaría un 70 por ciento el comercio birregional y un 40 por ciento el comercio intrarregional en América Latina y la UE se transformaría (salvo en el caso de México, muy cerca de EEUU) en un socio comercial de una envergadura similar a EEUU y China”, manifestó. En este mismo contexto, Talvi advirtió de la necesidad de “revitalizar” las Cumbres Iberoamericanas, aprovechando que España ejerce actualmente la Secretaría Pro Tempore y albergará en 2026 la XXX Cumbre Iberoamericana, tras la creciente pérdida de relevancia de este foro, como se pudo ver en la última reunión de Cuenca (Ecuador) en la que no participaron la mayoría de los mandatarios latinoamericanos. A juicio del exministro uruguayo, las Cumbres deberían estar “más focalizadas” no tanto en los lazos históricos y culturales y en la herencia común como “en lo que nos importa, como la lucha contra el crimen organizado transnacional y la inmigración”. Al respecto, el informe advierte de que la relación entre España y América Latina debe ser vista como “un proceso de doble dirección, mejorando la interlocución con todos los países latinoamericanos, tanto desde una perspectiva regional como bilateral”, y que España debería redoblar en 2025 “sus esfuerzos para reforzar la relación euro-latinoamericana, aumentando la coordinación con la nueva Comisión Europea”. <h5><strong>Europa</strong></h5> Precisamente, el actual relevo institucional en la UE es otro de los grandes temas del informe, que muestra que “la agenda europea de la legislatura que comienza hereda multitud de expedientes y desafíos internos, como el debate sobre la reforma y la ampliación, y externos, como la guerra en Ucrania o el conflicto en Oriente Medio”. En este escenario, marcado también por el inicio de las negociaciones para el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028-2034 o “factores relevantes” como la salud del eje franco-alemán, el efecto de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca en las relaciones transatlánticas y el recrudecimiento del enfrentamiento comercial y tecnológico con EEUU, España “tiene la oportunidad de consolidar su liderazgo a partir de su veteranía en el Consejo Europeo” -el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es el cuarto dirigente “más experimentado de la institución”, tras la salida del neerlandés Mark Rutte y del rumano Klaus Johannis- y de “su peso como uno de los Estados miembros más importantes en las dos principales familias políticas europeas”. “El principal obstáculo que afronta España es que se acelere la politización de los asuntos europeos, impidiendo la concertación de una política europea de Estado y trasladando la confrontación doméstica a las instituciones europeas”, añade el documento, que destaca que, en 2024, España “logró que su comisaria designada fuera nombrada vicepresidenta primera con una importante cartera económica” y tanto PP como PSOE “se afirmaron como partidos influyentes en el Parlamento Europeo, aunque parte de ese potencial se desaprovecha por efecto de la polarización”. <h5><strong>El informe</strong></h5> En líneas generales, el informe (coordinado por los investigadores principales Ignacio Molina y Pablo del Amo) muestra que, en 2024, la política exterior española estuvo de nuevo marcada por su posición en las guerras de Ucrania, con quien firmó un acuerdo de seguridad, y Palestina, que fue reconocida como Estado. “La influencia española propició logros importantes en organismos multilaterales, presencia en Oriente Medio y una cartera muy relevante para la comisaria española”, destaca el estudio. “En el lado negativo, destacaron las divisiones internas entre Gobierno y oposición, y turbulencias o pocos progresos en algunas relaciones bilaterales clave”, prosigue. A nivel global, añade, “España mantuvo una imagen sólida, ocupando posiciones destacadas en índices internacionales de prestigio y poder blando”. De cara a 2025, según los autores del informe, el principal desafío de política exterior será gestionar el impacto del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. “La nueva administración estadounidense puede cambiar el enfoque hacia Rusia comprometiendo la seguridad de Europa”, advierte el estudio. Además, prosigue, “dependiendo del enfoque” de Trump “hacia América Latina y Oriente Medio, España puede verse sometida a fuertes presiones o, alternativamente, ejercer protagonismo”. A nivel doctrinal, en 2025 se espera la elaboración de una nueva Estrategia de Acción Exterior, “adaptada al complejo entorno geopolítico”, mientras que, en paralelo, “la estabilidad de la imagen internacional de España continuará siendo un activo para sus relaciones diplomáticas”, añade.