<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunció este viernes que la Unión Europea definirá este mismo día, públicamente, la posición común de los 27 Estados miembros sobre la situación en Venezuela.</strong></h4> “Seguimos muy de cerca la situación en Venezuela”, declaró Albares ante un grupo de periodistas en Madrid. “Hoy, en el acto en Caracas, España no tendrá ningún tipo de representación, y tampoco el resto de los países de la Unión Europea”, aseguró. “En los últimos días hemos incrementado todos los esfuerzos para establecer una posición común de la Unión Europea, y seguimos trabajando en estas horas para volver a definir, ante la nueva situación, una nueva posición común”, prosiguió Albares. “Todo apunta, he hablado esta mañana con la alta representante, Kaja Kallas, que hoy se hará pública esta posición europea, y que será, por supuesto, la alta representante quien lo haga”, añadió- Albares recordó que “España fue el primer país de la Unión Europea en solicitar la entrega de las actas y, desde luego, fuimos muy claros en señalar que no íbamos a dar legitimidad a unos supuestos resultados que no eran contrastables y que no eran verificables y que instituciones que habían sido observadoras oficiales, como la fundación Carter o como las propias Naciones Unidas, cuestionaban abiertamente”. “Por lo tanto, vamos a seguir la evolución a lo largo de este día y, por supuesto, tenemos muy presentes a los 350.000 españoles en Venezuela y a los casi 200.000 venezolanos que viven en España”, agregó el ministro. Respecto a las declaraciones del Partido Popular contra el Gobierno en lo que respecta a Venezuela, Albares aseguró que “España está liderando la posición común de la Unión Europea”. “Yo le solicitaría al PP que se una a la posición del Gobierno, que, por cierto, es también la posición común de la Unión Europea: la búsqueda de una solución venezolana, entre venezolanos, genuinamente venezolana, democrática, pacífica, para que avance una transición democrática en Venezuela y para que triunfe la voluntad democráticamente expresada de los venezolanos. Caracas será escenario este viernes del acto de investidura de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. El Gobierno español ha decidido no enviar ningún tipo de representación a la investidura, por considerar que no se puede dar “legitimidad a unos supuestos resultados que no eran contrastables y que no eran verificables y que instituciones que habían sido observadoras oficiales, como la fundación Carter o como las propias Naciones Unidas, cuestionaban abiertamente”, según explicó Albares. Ningún otro Estado miembro de la UE va a enviar representación a la ceremonia, ni siquiera los embajadores acreditados en Caracas, en una acción coordinada con la que se pretende subrayar la falta de legitimidad democrática de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. El Gobierno español fue quien propuso esta postura, marcando el camino que el resto de los 27 Estados miembros de la UE siguieron de manera unánime. Desde los comicios celebrados en julio, la Unión Europea ha destacado las irregularidades del proceso electoral, como la ausencia de resultados verificables y las críticas expresadas por organismos internacionales como la Fundación Carter y Naciones Unidas, que se abstuvieron de avalar el resultado. Aunque el acuerdo europeo no tiene carácter vinculante, refleja el compromiso del bloque de evitar cualquier gesto que pueda interpretarse como un reconocimiento del acto de investidura. Esta posición fue confirmada el 29 de agosto en una reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas. El entonces Alto representante de la UE, Josep Borrell, declaró que Maduro sería considerado un “presidente de facto, pero sin legitimidad democrática”, dada la falta de transparencia en las elecciones y la ausencia de verificación independiente de los resultados. Por su parte, el Parlamento Europeo reconoció el 19 de septiembre al candidato opositor Edmundo González Urrutia como presidente electo, otorgándole más tarde el premio Sájarov a la libertad de conciencia.