<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Al menos 10.457 migrantes perdieron la vida a lo largo de 2024 en su intento por llegar a España a través de la ruta de la llamada Frontera Occidental Euroafricana, según revela un informe de la ONG Caminando Fronteras, que asegura que la ruta Atlántica hacia las islas Canarias sigue siendo “la más letal a nivel mundial”.</strong></h4> El informe ‘Derecho a la vida 2024’, publicado en diciembre, revela que el año pasado fue el “más mortífero” registrado por la ONG desde su fundación en 2002, “con cifras devastadoras que dan un promedio de 30 muertes al día”. Entre las víctimas se encuentran 421 mujeres y 1538 niñas, niños y adolescentes. Caminando Fronteras es un colectivo formado por defensores derechos humanos que actúan en diferentes territorios de la Frontera Occidental Euroafricana. “En este año 2024 nuevamente el número de víctimas en la Frontera Occidental Euroafricana supera a las del año anterior”, advierte la organización. Con un total de 10.457 víctimas, y de acuerdo con las cifras registradas hasta el 15 de diciembre de 2024, “se observa un aumento de más del 58 % respecto al año anterior “. “Si el promedio diario de 2023 era de 18 víctimas, en 2024 la media sube a 30 personas al día”, añade. Según la ONG, la ruta Atlántica hacia las islas Canarias, con 9.757 muertes, continúa siendo “la más letal a nivel mundial”, y ha experimentado un notable aumento en las salidas desde Mauritania. De las tragedias documentadas sufridas por personas que viajaban en cayucos procedentes de África Occidental, el 71 % corresponde a aquellos que partieron desde Mauritania, mostrando así una realidad que comenzó a finales de 2023 y que sitúa a este país como el principal punto de cruce migratorio hacia las islas Canarias durante el año en curso. Aparte, la ruta argelina, en el Mediterráneo, es la segunda más mortífera, según los registros de Caminando Fronteras, con 517 víctimas. El Estrecho se ha cobrado hasta 110 vidas, y otras 73 se han perdido en la ruta de Alborán. Además, un total de 131 embarcaciones se perdieron con todas las personas a bordo. Además de estas cifras, el informe denuncia “las principales causas de este aumento de naufragios y víctimas”: la omisión del deber de socorro, la priorización del control migratorio sobre el derecho a la vida, la externalización de fronteras en países sin recursos adecuados, la inacción y arbitrariedad en los rescates, la criminalización de organizaciones sociales y familias, esto unido a las situaciones de extrema vulnerabilidad que empuja a los migrantes a lanzarse al mar en condiciones muy precarias. El informe también analiza la situación de las mujeres en los cruces migratorios, que “se producen principalmente en embarcaciones neumáticas entre Agadir y Dajla”. “Mientras están en situación de tránsito, estas mujeres sufren violencia, discriminación, racismo, deportaciones y violencia sexual, viéndose obligadas a sobrevivir en condiciones extremas que las empujan a la mendicidad, la prostitución y los trabajos precarios, además de correr el peligro de ser captadas por redes de trata”, denuncia. Un número creciente de mujeres migrantes, según la ONG, están viajando en cayucos desde Senegal, Gambia y Mauritania huyendo de conflictos bélicos y del impacto del cambio climático en zonas muy empobrecidas. También ha crecido la presencia de mujeres en la ruta hacia Baleares provenientes de África Central y Occidental que cruzan Libia y Túnez sufriendo violencia, esclavitud, feminicidios raciales y desplazamientos forzosos hacia Argelia. El informe señala un aumento del número de niños, niñas y adolescentes en las principales rutas migratorias hacia España que “siguen sufriendo desprotección y falta de garantías por parte de las autoridades”. ·Estos menores son tratados como migrantes antes que como infancia, por lo que se ven expuestos al mercadeo político y son diana para los discursos del odio, lo que les expone a situaciones de vulneración de sus derechos”, denuncia el informe. “Especialmente crítica es la situación en Canarias, donde niños y niñas no identificados como tales conviven con adultos en los centros de acogida, una realidad que los expone a graves peligros”, advierte. “Mientras las cifras de víctimas crecen de forma implacable, el Estado español, apoyado por Europa, continúa con políticas centradas en el control migratorio y en la negación del impacto de estas sobre el derecho a la vida”, denuncia la organización. “La deshumanización y criminalización de las personas migrantes constituyen el núcleo de unas políticas que desprotegen los derechos humanos, convirtiendo a las personas que transitan las fronteras en vidas desechables”, añade. Alrededor de 70 migrantes desaparecieron a finales de diciembre, entre ellas 25 malienses, como consecuencia del naufragio en aguas territoriales marroquíes de una embarcación en la que se dirigían a España, según informaron fuentes del Gobierno de Mali.