<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El 1 de enero entró en vigor el Acuerdo de Asociación Estratégica entre la UE y Japón, por el que se establece una asociación global mediante el fomento de la cooperación política y sectorial en política exterior y de seguridad, política de desarrollo, gestión de catástrofes y ayuda humanitaria, asuntos económicos y comerciales, justicia, libertad y seguridad, educación, juventud, deporte y cultura.</strong></h4> Según figura en el preámbulo del texto, Japón y la UE reafirman con este acuerdo “su compromiso con los valores y principios comunes, en particular, la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y las libertades fundamentales, que constituyen la base de su larga y profunda cooperación como socios estratégicos”. Antes de la adopción de este acuerdo, la UE y Japón establecieron, en 1991, las bases contractuales en la relación mutua mediante la firma de la Declaración Conjunta sobre las relaciones entre la Comunidad Europea y sus Estados miembros y Japón). En 2001, las dos partes elevaron sus relaciones al nivel de “socios estratégicos”. Las negociaciones del presente Acuerdo de Asociación Estratégica se iniciaron en abril 2013, se aceleraron a mediados de 2015, recibieron un impulso definitivo con el acuerdo político de principio adoptado en el marco de la XXIV Cumbre UE-Japón celebrada en Bruselas el 6 de Julio de 2017, y finalizaron en abril de 2018. El acuerdo político de principio fue adoptado en el marco de la XXIV Cumbre UE-Japón, celebrada en Bruselas el 6 de julio de 2017, lo que dio impulso a las negociaciones que concluyeron con la firma, el 17 de julio de 2018 y durante la XXV Cumbre bilateral, del Acuerdo Estratégico y del Acuerdo de Asociación Económica. Previamente, los Estados Miembros habían firmado el acuerdo en el marco de la reunión previa del COREPER II, celebrada el 27 de junio de 2018. Por parte de España, fue firmado ad referéndum por el embajador representante permanente ante la UE. Finalmente, el Parlamento Europeo aprobó este acuerdo en su sesión plenaria del 12 de diciembre de 2019 con 535 votos a favor, 84 en contra y 45 abstenciones. Los primeros Estados de la UE en ratificarlo fueron Letonia, Estonia y Malta, los tres a finales de 2018, y el último fue Irlanda, el pasado mes de abril. Poco después de la decisión de Irlanda, el Consejo de la UE autorizó ese mismo mes la ratificación del acuerdo. Finalmente, Japón y la UE en su conjunto lo ratificaron formalmente el pasado 1 de noviembre. En el caso de España, el texto fue remitido por el Consejo de Ministros a las Cortes Generales en enero de 2019, pero la disolución de las Cámaras y la convocatoria de elecciones lo impidieron, por lo que fue necesario remitirlo nuevamente a las Cortes en mayo de 2020, al tiempo que se autorizaba la manifestación del consentimiento de España para obligarse por dicho Acuerdo. Finalmente, España ratificó el texto el 30 de noviembre de 2020. Según indicó el Gobierno tras remitirlo al Parlamento, Japón es el socio “más estrecho y afín” de la UE en Asia. <h5><strong>El preámbulo</strong></h5> En el preámbulo, las dos partes reconocen que “la creciente interdependencia mundial ha dado lugar a la necesidad de profundizar la cooperación internacional” y son “conscientes, como socios afines a nivel mundial, de su responsabilidad compartida y su compromiso de crear un orden internacional equitativo y estable, de acuerdo con los principios y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas, y de lograr la paz, la estabilidad y la prosperidad en el mundo, así como la seguridad humana”- Por ello, la UE y Japón se comprometen a “colaborar estrechamente para responder a los grandes retos mundiales a que se enfrenta la comunidad internacional, tales como la proliferación de armas de destrucción masiva, el terrorismo, el cambio climático, la pobreza y las enfermedades infecciosas, así como las amenazas para el interés común en el ámbito marítimo, el ciberespacio y el espacio ultraterrestre”. Las dos partes se comprometen también a que “los delitos más graves que preocupan a la comunidad internacional en su conjunto no queden impunes”. En este marco, la UE y Japón se muestran determinados “a consolidar su asociación global de una forma integral mediante el desarrollo de lazos políticos, económicos y culturales, y a través de acuerdos”, y a “intensificar su cooperación y mantener la coherencia global de la misma, en particular mediante el refuerzo de las consultas a todos los niveles y la puesta en marcha de acciones conjuntas sobre todas las cuestiones de interés común”.