<h6><strong>Eduardo González </strong></h6> <h4><strong>El reconocimiento del Estado de Palestina por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, los desencuentros diplomáticos con Argentina y México, la derivación hacia la política interna española de las elecciones presidenciales en Venezuela, la firma del Acuerdo de Cooperación en materia de Seguridad entre España y Ucrania, la entrada de Teresa Ribera en la Comisión Europa y, por supuesto, la celebración del décimo aniversario de <em>The Diplomat</em> figuran entre los grandes puntales del año que concluye mañana, 2024. </strong></h4> <h5><strong>Oriente Medio</strong></h5> Uno de los momentos más intensos para la diplomacia española se produjo el 28 de mayo, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció ante la prensa que el Consejo de Ministros acababa de reconocer oficialmente al Estado de Palestina. La decisión de España fue adoptada simultáneamente por Irlanda y Noruega. Como consecuencia de ello, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Katz, convocó a los embajadores de España (Ana Sálomon), Irlanda y Noruega en Tel Aviv para advertirles de que el reconocimiento del Estado de Palestina por parte de sus respectivos Gobiernos tendría consecuencias “graves” en las relaciones bilaterales. El 6 de junio, Albares anunció ante la prensa la intención de España de unirse al procedimiento iniciado por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la Aplicación de la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio en la Franja de Gaza. La CIJ había dictado medidas preliminares para proteger a la población civil palestina de la Franja de Gaza y para que Israel pusiese fin a la operación militar de Rafah y permitiese el acceso a ayuda humanitaria a la Franja de Gaza (medicamentos, alimentos, combustible y agua) mediante la apertura de los pasos fronterizos. El 21 de noviembre se celebró en Madrid la primera reunión intergubernamental entre España y Palestina, que concluyó con una Declaración Conjunta en la que las dos partes reclamaron “un alto el fuego total” en la Franja de Gaza, condenaron “cualquier acto de violencia contra los civiles, incluidos todos los actos de terrorismo”, defendieron una Conferencia Internacional para aplicar la solución de los dos Estados y exigieron “el fin de la ocupación israelí”. Aparte, España comprometió durante el encuentro 75 millones de euros en cooperación bilateral a través de la AECID. En este contexto, y en plena intensificación del conflicto en curso entre Israel y Hezbolá, el Gobierno de Benjamin Netanyahu lanzó el 1 de octubre la invasión terrestre sobre Líbano. En represalia, Irán atacó Israel con misiles balísticos. Tanto Pedro Sánchez como José Manuel Albares condenaron el bombardeo lanzado por Irán contra Israel y reclamaron que “esta espiral de violencia termine ya”. El 26 de octubre, Israel bombardeó varias instalaciones militares en Irán. A lo largo de estos meses, España condenó reiteradamente los ataques contra la misión de la ONU en Líbano, tanto los efectuados por Israel como el perpetrado por Hezbolá. El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al encargado de negocios de la Embajada de Israel en Madrid para transmitirle su queja por este motivo. A mediados de octubre, Netanyahu exigió la retirada de la FINUL por considerar que sus efectivos se habían convertido en “escudos humanos”. Este llamamiento por rechazado por España, entre otros países. El 26 de noviembre, Netanyahu anunció un acuerdo de alto el fuego de 60 días en Líbano, que fue celebrado por el Gobierno de España por considerarlo “condición indispensable para atender la situación humanitaria en Líbano y proceder a la aplicación íntegra de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”. El 8 de diciembre, el grupo militar yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) derrocó al presidente de de Siria Bashar al-Assad, después de 24 años en el poder, tras lo cual el Gobierno español hizo un llamamiento a “todas las partes en Siria, en la región y en la comunidad internacional” para que permitan “una transición política pacífica e inclusiva” en el país. El 23 de diciembre, el Consejo de Ministros nombró enviado especial para Siria al diplomático Antonio González-Zavala. <h5><strong>Argentina</strong></h5> Otro foco del año diplomático fue el conflicto con Argentina. A mediados de mayo, el presidente Javier Milei efectuó un viaje a España que no incluyó ningún encuentro con el Rey ni con Pedro Sánchez y en el aprovechó su intervención en un acto de Vox para (sin citar expresamente al presidente del Gobierno ni a su esposa, Begoña Gómez, pero en clara referencia a ambos) arremeter contra “el socialismo” y contra la “gente atornillada en el poder (...) aun cuando tenga la mujer corrupta y se tome cinco días para pensarlo”. Las palabras del mandatario argentino se produjeron días después de que unas manifestaciones del ministro de Transportes, Óscar Puente, sugiriendo que Milei “ingería sustancias”, que provocaron un primer choque diplomático entre Madrid y Buenos Aires. Tras las palabras de Milei, Albares llamó a consultas a su embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso, y exigió al presidente argentino que se disculpase. Milei regresó a España el 21 de junio para recibir el Premio a Libertad Juan de Mariana. Durante este segundo viaje, recibió la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid de manos de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, ante la que arremetió contra los políticos que “tienen las manos porosas”, ya sea “directamente, de un hermano o de la pareja”, unas palabras que fueron interpretadas de muy diferentes maneras (ya que podían aplicarse tanto a Sánchez, como era la intención de Milei, como a la propia Díaz Ayuso). <h5><strong>Venezuela</strong></h5> Los momentos más broncos del año diplomático, sobre todo a causa de su politización en España, se produjeron tras las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela, en las que el presidente Nicolás Maduro fue declarado ganador frente al candidato opositor Edmundo González Urrutia en medio de presuntas irregularidades, lo que provocó que algunos Estados sudamericanos se negaran a reconocer los resultados e incluso suspendieran las relaciones diplomáticas con el gobierno de Maduro. Las actas electorales publicadas por la oposición otorgan a González Urrutia la victoria en las elecciones, pero el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó oficialmente la victoria de Maduro. En estas circunstancias, las dos Cámaras del Parlamento español, el Congreso y el Senado, aprobaron, por iniciativa del PP y con el voto en contra del PSOE, sendas proposiciones no de ley en las que se instaba al Gobierno a reconocer a González Urrutia como “presidente electo” de Venezuela. Hasta la fecha, el Gobierno español ha insistido en reclamar la publicación de las actas como condición para reconocer los resultados electorales y ha optado (al igual que la mayor parte de los 27 Estados de la UE y de la comunidad iberoamericana) por no reconocer, de momento, a González como “presidente electo”. El 8 de septiembre, Edmundo González Urrutia huyó de su país después de que se emitiera una orden de arresto en su contra y fue trasladado desde Caracas por un avión de la Fuerza Aérea española a Madrid, donde solicitó asilo político, que le fue concedido a mediados de diciembre. El traslado de González Urrutia a España generó una fuerte polémica entre el Gobierno y el PP, después de que el candidato opositor venezolano asegurara que, durante su estancia en la residencia del embajador español en Caracas, representantes del Gobierno de Nicolás Maduro le habían hecho firmar, como condición para recibir el salvoconducto de salida del país, un documento en el que acataba la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de su país de validar el triunfo de Maduro. Tras esta información, el PP acusó al Ejecutivo de Sánchez de ser un “cooperador necesario” de Maduro. En medio del revuelo, González Urrutia difundió un comunicado en el que aseguró que no había sido “coaccionado ni por el Gobierno de España ni por el embajador español en Venezuela, Ramón Santos”. Como consecuencia, Albares pidió al Partido Popular que se disculpase por las “calumnias e injurias” contra Ramón Santos y el “servicio exterior español” en su conjunto. <h5><strong>México</strong></h5> Siguiendo con América Latina, otro de los momentos diplomáticos tensos se vivió en Médico, cuando la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, decidió excluir al Rey Felipe VI de la lista de invitados a su toma de posesión (el 1 de octubre) por no haber respondido a una carta del presidente saliente, Andrés López Obrador, en la que se le instaba a pedir disculpas por la conquista española. El Gobierno de España calificó esta decisión de “inaceptable” y anunció que no participaría en la toma de posesión “a ningún nivel”. El acto contó con la presencia de miembros de Sumar, socio minoritario en el Gobierno de coalición, a título personal. El Rey representa a España en las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos, una tarea que Don Felipe viene asumiendo desde 1996 cuando aún era Príncipe de Asturias. Concretamente, el Monarca estuvo en 2018 en la investidura del antecesor de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador. <h5><strong>Una Cumbre Iberoamericana bajo mínimos</strong></h5> En estas circunstancias, el Rey Felipe VI y Albares acudieron a mediados de noviembre a la XXIX Cumbre Iberoamericana, celebrada en Ecuador y a cuyo término se realizó el traspaso de la Secretaría Pro Tempore a España, que la ejercerá hasta la próxima Cumbre, prevista en nuestro país en 2026. La XXX Cumbre Iberoamericana se caracterizó, sobre todo, por la ausencia de todos los presidentes de la región, a excepción del anfitrión, el ecuatoriano Daniel Noboa. Como jefes de Estado, en Cuenca solo asistieron los líderes europeos: Felipe VI, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el jefe de Gobierno, Xavier Espot. El Rey estuvo acompañado por José Manuel Albares, quien participó en calidad de máximo representante del Gobierno después de que Pedro Sánchez anunciara que no se desplazaría a Ecuador para seguir de cerca la crisis de la DANA en Valencia. Claudia Sheinbaum no asistió después de que su país hubiera roto relaciones diplomáticas con Ecuador en respuesta a la orden de Noboa de asaltar la Embajada de México en Quito para detener al ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, condenado por corrupción y que había recibido asilo político de las autoridades mexicanas. Venezuela (Ecuador había reconocido a Edmundo González Urrutia como presidente electo) y Nicaragua (que también han roto relaciones con Ecuador por el mismo motivo) ni siquiera enviaron a un representante. <h5><strong>Ucrania</strong></h5> Otro de los puntales del año diplomático fue la visita efectuada a Madrid, el pasado 27 mayo, por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la que firmó con Pedro Sánchez el Acuerdo de Cooperación en materia de Seguridad entre España y Ucrania, en función del cual nuestro país se compromete a enviar a Kyiv un paquete de ayuda militar valorada en 1.129 millones de euros. Zelenski fue recibido previamente con honores por el Rey en Barajas y se trasladó al Palacio Real para mantener un encuentro con Felipe VI, a quien invitó a visitar Ucrania “cuando puedan”. La firma del acuerdo no gustó nada a Sumar, que criticó la “opacidad” del PSOE y lamentó que, durante el Consejo de Ministros en el que se aprobó la citada partida de 1.129 millones de euros para defensa, no se informase de que su objetivo era el envío de armas a Ucrania. El 19 noviembre, el Gobierno español reiteró su condena a “la ilegal e injustificada agresión de Rusia contra Ucrania”, al cumplirse “mil días desde su inicio”, y expresó su apoyo a “los esfuerzos encaminados a la consecución de una paz justa, completa y duradera basada en el derecho internacional y en la Carta de Naciones Unidas, incluyendo la soberanía y la integridad territorial” del país. <h5><strong>Gibraltar</strong></h5> La actualidad sobre Gibraltar estuvo protagonizada por tres hechos concretos: el reinicio en Bruselas de las negociaciones de alto nivel sobre el futuro encaje de la colonia en la UE tras el Brexit, las primeras reuniones en dos años de Albares con los representantes de la Junta de Andalucía y de los municipios del Campo de Gibraltar para explicarles, precisamente, la evolución de las negociaciones, y la decisión del Gobierno británico de adelantar las elecciones legislativas, que dieron la victoria a los laboristas y obligaron a aplazar hasta después del verano las negociaciones de Bruselas. <h5><strong>Elecciones europeas y Teresa Ribera</strong></h5> El 9 de junio se celebraron en España y otros países las elecciones europeas, en medio de un recrudecimiento de la polarización política entre PSOE y PP y una semana después de que el Parlamento aprobara la ley de amnistía. En España, el PP ganó los comicios con 22 de los 61 escaños, un 34,18 por ciento de los votos y nueve escaños más que en los anteriores comicios de 2019. Le siguió el PSOE, con 20 escaños, cuatro puntos porcentuales menos y un escaño menos. A continuación, figuraron Vox, con seis escaños, un 9,62 por ciento y dos escaños más; Repúblicas 4,9%), Sumar (4,6%, tres escaños más) y Se Acabó la Fiesta (SALF, 4,5%), con tres escaños cada uno. Tras las elecciones, comenzó el proceso de renovación institucional en Europa. La primera Cumbre Europea de la legislatura ratificó el acuerdo que ya habían alcanzado populares, socialistas y liberales para que Ursula von der Leyen repitiera al frente de la Comisión Europea, António Costa presidiera el Consejo y Kaja Kallas fuese la nueva Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad, a pesar de la resistencia de los Gobiernos de Italia y Hungría. Por lo que corresponde a España, la candidata para sustituir a Borrell como representante de nuestro país en la Comisión fue la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, cabeza de lista del PSOE en las elecciones europeas. No obstante, la designación de Ribera se vio obstaculizada por las presiones del PP a sus socios del Partido Popular Europeo (PPE) para que vetaran su candidatura en protesta por su gestión de la crisis de la DANA. Este bloqueo desencadenó un efecto dominó que paralizó la aprobación del resto de las vicepresidencias. Finalmente, el Parlamento Europeo aprobó a finales de noviembre la nueva Comisión Von der Leyen, en la que Teresa Ribera fue nombrada para los cargos de vicepresidenta ejecutiva para la Transición Limpia, Justa y Competitiva y comisaria de Competencia, después de que los líderes de los tres principales grupos parlamentario, PPE, S&D y RE llegaran a un acuerdo para que el nuevo Ejecutivo comunitario pudiera entrar en vigor el 1 de diciembre. El Partido Popular español votó en contra de la nueva Comisión, como muestra de su rechazo a Ribera. <h5><strong>Victoria de Trump</strong></h5> Por otra parte, Pedro Sánchez no esperó al final del recuento de votos para felicitar al republicano Donald Trump por su victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y para comprometerse a seguir trabajando con él sobre las “relaciones bilaterales estratégicas” y en favor de “una sólida asociación transatlántica”. La vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, declaró que “la victoria de Trump es una mala noticia para toda la ciudadanía”. <h5><strong>Décimo aniversario de <em>The Diplomat</em></strong></h5> El 15 de octubre se celebró en Madrid el cóctel conmemorativo del décimo aniversario de <em>The Diplomat in Spain</em>, en el que se repasaron los inicios, los retos y la trayectoria editorial y profesional de nuestro diario, actualmente incorporado al Grupo Prestomedia, y al que asistieron representantes de una treintena de Embajadas acreditadas en España y personalidades ligadas a la Acción Exterior y a la información diplomática en nuestro país.