Corea del Norte ha llevado una expedición de más de 10.000 soldados a Ucrania, para ganar experiencia en batalla. La guerra, instalada en territorio Ucraniano en el que, principalmente, participan hombres autóctonos y rusos, está proporcionando oportunidades a Corea para testear su equipamiento y pericia bélica. Más allá de la provisión armamentística que el estado del noreste asiático ha estado ofreciendo a Rusia, parece que el presidente Putin se está beneficiando asimismo de los combatientes de las filas del ejercito de Kim Jong-un y a la inversa.
INTERVENCIÓN COREANA
La relación entre estos dos presidentes es buena prácticamente desde sus inicios, ya con una tradición que los abala como países amigos, pues a mediados del siglo pasado el mastodonte asiático ayudó a las tropas norcoreanas con armamento y pilotos. Además, la excentricidad los une, siendo dos de los protagonistas más reconocibles en la liga de líderes políticos estrafalarios –que hoy día no escasean–. Kim Jong-un y Vladimir Putin mantuvieron una plática diplomática hace pocos meses, en los que se prometieron no sólo atención, sino colaboración militar. Lo que nadie imaginaba, es que Rusia permitiría a los inexpertos soldados coreanos maniobrar conjuntamente en las calles del país vecino con el que se halla en guerra, Ucrania. Nada más lejos de la realidad, hace unas semanas parecían haberse encontrado los cadáveres de hombres del nordeste asiático, cuando hoy puede hablarse de una expedición ya confirmada de unos 13.000 soldados del ejercito que defiende las tierras con capital en Pionyang.
Expertos han asegurado que es un pauta que el gobierno coreano sigue siempre que apoya armamentísticamente a otros países. No obstante, es llamativa la cantidad de soldados que se han invertido en esta expedición –que no será la única– y la integridad con la que los rusos los han acogido. Su bajo nivel militar y el muy probable desconocimiento del inglés por parte de la mayoría de la armada hacía pensar en que la posibilidad de un trabajo conjunto era remota. Aunque al parecer, se ha conocido una base al este de Asia, en la que los coreanos practicaron, en su cercanía cultural y lingüística con los vestigios mongoles y las comunidades más orientales de Rusia, las maniobras necesarias para llevar a cabo una sólida puesta en escena en Ucrania. Por otro lado, gente cercana al Estado coreano atestigua que el principal apoyo a las tropas de Putin se ha dado en materia de pseudomilitares; ingenieros y asesores armamentísticos, que no tienen implicación directa en la batalla.
A falta de información clara, los Estados Unidos reivindica el haberse manifestado acerca de la posibilidad de estos eventos con anterioridad:
CONSECUENCIAS PARA TODOS
Según las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los países tienen prohibido emplear trabajadores norcoreanos o participar en el comercio de armas con el Estado del Norte.
Tanto Moscú como Pyongyang han negado que se hayan producido tales envíos de armas. Rusia también describió los informes de que las tropas norcoreanas estaban luchando junto a sus tropas como otra noticia falsa. En las últimas semanas, los funcionarios y los medios de comunicación ucranianos han informado cada vez más sobre este tipo de acusaciones, sin aportar pruebas.
Estados Unidos prevé una escalada imparable en la alianza que une a estos dos países y, por lo general, con Rusia y todos los régimenes que tengan cierto parecido con el de Corea del Norte. El propio Zelensky advertía del temor que debiera tenerle, ya no sólo Ucrania, sino toda Europa, estas dinámicas que comienza a urdir el presidente ruso Vladimir Putin. Los dirigentes se encuentran ahora consternados por una alianza que llega al punto de jugarse la vida de sus hombres por el otro, fuera del mero gasto económico o de recursos, existe ahora una cuota humana, terrible para cualquier comunidad.
Además, un verdadero peligro acecha ahora a la nación surcoreana, la primera en avisar de esta tendencia. A la vez que las relaciones con Rusia mejoran, la capacidad de cometer un abuso atroz por parte del ejército reforzado de Kim Jong-un se hace más real, siendo capaz de lanzar una amenaza sin precedentes, incluso, en todo el norte del mar pacífico. Hasta se tiene constancia de la demolición de un ferrocarril y una carretera entre las dos Coreas con dinamita en la pasada semana.
El New York Times ha dejado la siguiente cita, en lo relativo a la temeridad de los planteamientos coreanos: “La sensación de estar aliado con Rusia puede animar a Corea del Norte a volverse más agresiva hacia Corea del Sur”. Ese envalentonamiento es, en el caso de un régimen tal al norcoreano, un peligro amarillo para los territorios contiguos al suyo.