<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viaja hoy al Reino Unido para retomar con su homólogo británico, David Lammy, las negociaciones sobre el futuro encaje de Gibraltar en la Unión Europea, según informaron fuentes del Ministerio a <em>The Diplomat</em>.</strong></h4> Se trata del primer encuentro de trabajo entre ambos ministros, aunque ambos ya coincidieron el pasado mes de julio en Washington, en los márgenes de la Cumbre de la OTAN, poco después de la victoria del Partido Laborista en las elecciones legislativas y solo 48 horas después de la llegada de Lammy al cargo. En aquel encuentro, ambos ministros conversaron sobre las negociaciones y coincidieron en la necesidad de “avanzar con rapidez en beneficio e interés de todos”. Una semana más tarde, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó su participación en la cuarta cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), celebrada en Woodstock (Oxfordshire), para mantener su primer encuentro bilateral con el recién nombrado Keir Starmer. Durante este encuentro, según informó Moncloa en una nota de prensa, Sánchez trasladó a Starmer la necesidad de crear un marco de diálogo bilateral y estructurado y le mostró su “actitud constructiva” para poder llegar a un acuerdo sobre Gibraltar. Por su parte, el Gobierno británico informó de que, durante el encuentro, el primer ministro expresó su esperanza en que “el cambio de enfoque allane el camino para un acuerdo sobre Gibraltar que funcione para todas las partes”. La Comisión Europea (con participación directa de España) y el Gobierno del Reino Unido negocian desde hace más de dos años el acuerdo para la futura relación de Gibraltar con la UE tras el Brexit, a partir del llamado Acuerdo de Nochevieja alcanzado por los Gobiernos español y británico el 31 de diciembre de 2020. La última reunión sobre Gibraltar se celebró en Bruselas el pasado 16 de mayo con la participación de Albares, del antecesor de Lammy, el conervador David Cameron, y del vicepresidente de la Comisión Europea encargado del tema, Maros Sefcovic, además del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo. Aquel fue el segundo encuentro dentro de este formato tripartito, tras el que se celebró el 12 de abril y que concluyó con una declaración conjunta en la que las tres partes se limitaron a anunciar que las negociaciones se habían “celebrado en una atmósfera constructiva” y se habían conseguido “avances significativos”. Según Albares, en la reunión de mayo se consiguieron “avances importantes” a partir de “las líneas políticas ya acordadas en el 12 de abril, que hacían referencia a movilidad, a bienes y al aeropuerto”, pero advirtió de que, aunque la perspectiva era que hubiera “un acuerdo”, todavía no había “un plazo posible”. De hecho, el proceso experimentó un parón después de que el anterior primer ministro del Reino Unido, el conservador Rishi Sunak, anunciase el pasado 22 de mayo el fin de la legislatura y el adelanto de las elecciones para el próximo 4 de julio. Pocos días antes de las elecciones británicas, David Lammy aseguró -aún como portavoz de Exteriores del Partido Laborista- que si asumía el puesto de ministro de Exteriores abordaría el acuerdo sobre el futuro de Gibraltar desde el punto en que lo había dejado David Cameron. El mismo día del nombramiento de Lammy, Fabian Picardo expresó su confianza en que tras la victoria del Partido Laborista en el Reino Unido se pudieran acelerar las negociaciones. España y la UE han presentado una propuesta de acuerdo “equilibrado” y han asegurado que los siguientes pasos dependen de Londres. En cualquier caso, el nuevo Gobierno británico ya ha advertido de que, aunque su deseo es alcanzar un acuerdo, no aceptará ningún compromiso que vaya en contra de los deseos de las autoridades gibraltareñas. Todos coinciden en que el objetivo final del acuerdo debe ser la creación de una zona de prosperidad compartida entre el Peñón y el Campo de Gibraltar, lo cual incluye la supresión de la Verja, pero los británicos y los gibraltareños no están dispuestos a aceptar que España asuma los controles de acceso al espacio Schengen, que deberían trasladarse al puerto y el aeropuerto de Gibraltar. En un primer momento se prevé la presencia en estos puntos de agentes de Frontex, la agencia de fronteras europea. Otras discrepancias proceden del uso del aeropuerto y de la base militar de Gibraltar.