<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró ayer en Shanghái que había trasladado a las autoridades de China su “sorpresa” porque se “haya involucrado” al sector porcino español en el conflicto comercial entre Bruselas y Pekín por la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos. Asimismo, defendió que la UE debería “reconsiderar” su postura en este asunto.</strong></h4> “Hemos manifestado a las autoridades chinas nuestra sorpresa porque se haya involucrado en esta negociación comercial potenciales sanciones a un sector que nada tiene que ver con el sector de la automoción”, declaró Sánchez después de efectuar una visita al clúster empresarial tecnológico español de Kunshan, con la que puso fin a su viaje oficial de tres días a la República Popular de China. “Las guerras comerciales no interesan a nadie y creo que la población china y el Gobierno chino son muy conscientes del valor que tiene el sector porcino, así que vamos a seguir trabajando por tender puentes”, prosiguió. “La negociación continúa abierta, pero el sector porcino español puede tener la garantía de que el Gobierno de España va a defender sus intereses”, añadió. Asimismo, Sánchez admitió que tanto los Estados miembros como la Comisión deberían “reconsiderar” su posición en este conflicto y “tender puentes entre la UE y China”. En todo caso, no aclaró cuál será el sentido del voto de España durante el debate del próximo mes de octubre en la Unión Europea sobre los aranceles a los vehículos eléctricos chinos y se limitó a asegurar que el objetivo de su Gobierno es ser “constructivo y tratar de encontrar una solución de compromiso entre la UE y China, porque no necesitamos otra guerra, en este caso una guerra comercial”. El pasado lunes, Pedro Sánchez y el primer ministro, Li Qiang, abordaron en Pekín la decisión china, anunciada el pasado mes junio, de abrir una investigación antidumping (competencia desleal) contra ciertas importaciones de carne de cerdo y derivados procedentes de la Unión Europea, en respuesta a la decisión de Bruselas de imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos. Esta medida podría afectar especialmente a España, principal país exportador europeo de cerdo a China. Pedro Sánchez, concluyó ayer en Shanghái su viaje oficial a la República Popular de China con una visita al clúster empresarial tecnológico español de Kunshan, en la provincia de Suzhou, que alberga un parque industrial en el que tienen sus plantas de producción muchas empresas nacionales instaladas en China. Durante la visita, Sánchez se reunió con los CEOs y representantes de varias de estas empresas, entre las que se encuentran Mondragón Internacional, Fagor Arrasate y Gestamp, según informó Moncloa. Asimismo, comprobó de primera mano el trabajo que realizan en China y trasladó el apoyo del Gobierno a estas empresas, “presentes en un mercado tan importante y complejo como el chino”. Tras esta visita, Sánchez ofreció ante los medios de comunicación un balance muy positivo sobre su visita oficial a China. “En un contexto geopolítico complejo, España y China han dado un nuevo impulso a su relación bilateral”, declaró el jefe del Ejecutivo. En su reunión con el presidente Xi Jinping, ambos líderes acordaron mantener “un diálogo regular al más alto nivel”, prosiguió Sánchez, quien aseguró que, a pesar de las diferencias que puedan existir en ciertos ámbitos, “los puntos en común son más importantes”. Por ello, hizo un llamamiento a la cooperación, especialmente, entre Europa y China, dos regiones que “desempeñan un papel central en el mundo”. A este respecto, el presidente del Gobierno reiteró el compromiso de España para “tender puentes y construir una relación sólida y cooperativa”, y trasladó al presidente Xi Jinping y al resto de interlocutores del país la apuesta de España por una apertura comercial entre ambas regiones y por la resolución negociada y acordada, dentro del marco de la OMC, de los conflictos comerciales, siempre que se tengan en cuenta las preocupaciones legítimas de ambas partes y que las relaciones comerciales se desarrollen en igualdad de condiciones. “No queremos una guerra comercial que no beneficiaría a nadie”, advirtió el presidente.