Carlos Antonio Yeh
Representante en funciones / Oficina Económica y Cultural de Taipéi
Tras ganar las elecciones presidenciales celebradas en enero de 2024, Lai Ching-te, que ya ocupaba la vicepresidencia durante la etapa anterior, se ha convertido en el nuevo presidente de la República de China (Taiwán). Estableciendo una clara línea de continuidad en la política a seguir, nuestro nuevo presidente ha dejado muy clara su visión de “crear un nuevo Taiwán más inteligente y sostenible”. Así se ha de entender el compromiso de Taiwán para alcanzar, entre otros, los objetivos de la paz, la seguridad, el desarrollo tecnológico, el cuidado medioambiental y la defensa del modelo democrático alcanzado en las últimas décadas. Una nueva etapa que conducirá, en palabras del propio Lai, hacia un “segundo milagro de Taiwán”.
Los años 80 del siglo pasado supusieron para Taiwán, recién salido de una época difícil, un despertar económico que fue calificado como el “milagro de Taiwán”. Una sorprendente evolución que transformó a una economía basada en la agricultura en un país que figura a día de hoy como el 15º exportador mundial, y que estuvo acompañado en años sucesivos de un desarrollo democrático que lo convirtió en un modelo de democracia, paz y prosperidad para los países vecinos.
Los últimos años en Taiwán han sido una época de conquistas sociales sin precedentes que ha servido para demostrar que la sociedad y la democracia de Taiwán son lo suficientemente maduras y que han sabido desarrollarse con una perspectiva de marcado carácter inclusivo y de diversidad. Ello nos ha convertido en el primer país de Asia y sexto del mundo en cuanto a igualdad de género y la primera nación de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El Taiwán de hoy y el de los años venideros se sitúa en el centro de la revolución de la tecnología y la Inteligencia Artificial (IA), y lidera el mercado mundial de fabricación avanzada de semiconductores. Taiwán busca adaptar el desarrollo de la IA a la industria y utilizar nuestro desarrollo tecnológico para fortalecer la seguridad de la nación, la fuerza laboral y la economía, entre otros muchos aspectos. Sin dejar de enfrentarnos a los peligros del cambio climático, manteniéndonos firmes en nuestro objetivo de alcanzar las cero emisiones netas para el año 2050, el desarrollo de Taiwán en sectores como el 5G, la inteligencia artificial, la biotecnología, las energías renovables y los semiconductores es clave en el contexto mundial y hacen muy atractivo nuestro entorno empresarial.
Todo ello subraya la importancia para el mundo de la seguridad en el estrecho de Taiwán, que se torna ahora más necesaria que nunca para proteger y asegurar las cadenas de suministro global de tecnología. Así lo han sabido ver países amigos como EE UU, Japón y la propia Unión Europea (UE), que han mostrado repetidamente su apoyo a la paz y la seguridad en el estrecho de Taiwán.
Dentro del marco de nuestra relación con la UE se desempeña la relación entre España y Taiwán. Nos sentimos muy orgullosos de compartir con España valores universales como la libertad, la democracia y el respeto por los derechos humanos. Y de compartir también una relación histórica surgida de la presencia española en Taiwán durante el siglo XVII de la que hoy aún perviven importantes vestigios, principalmente un asentamiento arqueológico al norte de la isla en el que se han descubierto los restos de un fuerte y una iglesia del periodo colonial español en Taiwán, que fue de 1626 a 1642. Hoy nos centramos en fomentar el intercambio entre ambos pueblos en ámbitos como el económico y comercial, el turístico, el cultural y el académico. El volumen de intercambio comercial entre España y Taiwán fue de cerca de 2.317 millones de dólares en 2023. Trabajamos para aumentar las exportaciones desde España, sobre todo del sector agroalimentario y de productos como la carne de cerdo, el aceite y el vino. Por nuestra parte, ofrecemos a España nuestras ventajas en el desarrollo de la tecnología verde y nuestra sólida experiencia en materias como la atención médica y la salud pública, confiando en intensificar la colaboración entre ambos países en energías renovables.
Nuestro enorme potencial de cara al mundo hace necesaria nuestra participación en organismos internacionales, como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la INTERPOL y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El Parlamento Europeo, los miembros del G7 así como numerosos países de ideas afines han expresado en reiteradas ocasiones durante los últimos años su respaldo a una presencia significativa de Taiwán en tales organismos, tarea en la que vamos a continuar poniendo todo nuestro empeño. Consideramos tal objetivo como primordial no solo para los 23,5 millones de taiwaneses, sino para que Taiwán siga siendo una fuerza para el bien y un socio confiable para toda la comunidad internacional.