El Teatro del Barrio da comienzo a su nueva temporada con la actuación del cómico Pepe Viyuela, un habitual de esta sala teatral, que vuelve una vez más el 5 y 6 de septiembre a las 19.30 horas con su espectáculo Encerrona.
Risas garantizadas en este espectáculo de clown incónico en el que se enreda con una silla y una escalera, y que estrenó en este mismo escenario cuando todavía era la Sala Triángulo, para después girar por teatros y televisiones durante décadas. Una propuesta que desafía la idea que se tiene del éxito: partamos del fracaso, de la fragilidad del clown que se queda estupefacto ante la realidad competitiva que nos han impuesto, se ríe y nos libera de ella. En una sociedad obsesionada con el éxito, el payaso se ve como el perdedor. Como una persona fracasada, torpe. Sobrepasada por tanta exigencia de productividad. Así que su presencia nos humaniza, reivindica nuestra fragilidad, nos conmueve. Es para ponerse muy a su favor.
Encerrona es una reflexión sobre lo cotidiano desde la perspectiva del payaso. El personaje vive la experiencia de haberse quedado atrapado en el escenario. Cuando entra en escena no sabe dónde se está metiendo. Es un personaje engañado que ha llegado allí porque le han dicho que aquel era el camino, y de pronto se encuentra frente a un público que lo mira y parece exigirle algo: él no viene a actuar pero se ve obligado a ello. El terror que provocan las miradas de ese público lo lleva a querer escapar, a buscar una salida. Solamente hay una, pero hay «alguien invisible» que no le deja marcharse, y le obliga a permanecer en el escenario, enfrentándose a esos ojos que no se apartan de él.
Así, durante una hora y cincuenta minutos se ve obligado a actuar para el público que lo observa. Sus únicos compañeros de travesía serán una serie de objetos cotidianos con los que intenta salir del paso: una guitarra, una silla, una chaqueta, un periódico y una escalera. Son su escudo, con ellos juega e improvisa, sufre y se divierte. Los objetos se transforman en sus manos en grandes amigos o en terribles enemigos, porque ha olvidado su uso, o quizá no lo ha sabido nunca. Como un niño, se enfrenta por primera vez a los objetos, para nosotros cotidianos, y para él absolutamente misteriosos y sorprendentes. Subir por una escalera o ponerse una chaqueta constituyen para él tareas casi imposibles. Las entradas se pueden adquirir en este enlace.