Lee Bongki
Miembro Investigador / Instituto Coreano para la Unificación Nacional (KINU)
La comunidad internacional vive ahora en una era de refugiados. Las personas que huyen del hambre y de la opresión están migrando predominantemente de África a Europa y de América Central y del Sur a Estados Unidos. Corea del Sur no es una excepción. Los de diversos países, incluidos Afganistán, China y Rusia, buscan refugio en Corea del Sur para escapar de la persecución política y religiosa o de la guerra. Entre estos refugiados, un grupo sigue siendo relativamente menos conocido en el mundo exterior: los desertores norcoreanos. En lugar de cruzar la frontera fuertemente fortificada entre Corea del Sur y Corea del Norte, los desertores norcoreanos emprenden un peligroso viaje de más de 4.000 kilómetros, a menudo atravesando China, Vietnam, Laos y Tailandia para llegar a Corea del Sur. Hoy en día, más de 34.000 desertores norcoreanos consideran a Corea del Sur su hogar.
El Gobierno de la República de Corea (Corea del Sur) considera a estos desertores como “un precursor de la reunificación” y ha establecido una serie de programas de apoyo, considerando su exitosa integración como piedra de toque para la eventual reunificación de la Península de Corea. Sin embargo, en Corea del Sur están surgiendo desafíos similares a los que enfrentaron los ex-alemanes orientales, que a menudo se sentían como “ciudadanos de segunda clase” en su propio país después de la reunificación. Abordar estas cuestiones requiere no sólo apoyo gubernamental sino también un cambio en las percepciones sociales hacia los desertores norcoreanos.
Para hacer notar la presencia de los desertores norcoreanos y mejorar su integración, el Gobierno surcoreano ha designado el 14 de julio, marcando la promulgación de la Ley de Protección y Apoyo al Asentamiento de los Residentes que Escapan de Corea del Norte, como un día conmemorativo, con la ceremonia inaugural programada para este año. La conmemoración tiene como objetivo honrar el anhelo de libertad de los desertores y enviar un mensaje de esperanza de reunificación a los norcoreanos. También busca fomentar las discusiones sobre la mejora de los derechos e intereses de los desertores norcoreanos y promover su integración en la sociedad surcoreana.
El año que viene se cumplirá el 80º aniversario de la división de la Península de Corea. Con el paso de los años, la fatiga de los surcoreanos por la reunificación se ha profundizado y la necesidad percibida de reunificación ha disminuido. Según una encuesta de 2023 realizada por el Instituto de Estudios para la Paz y la Unificación de la Universidad Nacional de Seúl, sólo el 43% de los encuestados creía que “la reunificación es necesaria”, el nivel más bajo desde que comenzó la encuesta en 2007. Por el contrario, el 29% consideró que “la reunificación no es necesaria”, el nivel más alto jamás registrado. Además, las imprudentes provocaciones de Corea del Norte, incluido el envío de globos llenos de basura y excremento hacia Corea del Sur desde mayo y la alteración de la vida cotidiana de los surcoreanos, han aumentado las tensiones intercoreanas. Estas acciones han fomentado el antagonismo hacia el Norte, debilitando aún más el sentimiento de reunificación.
En este contexto, establecer el Día de los Desertores Norcoreanos como día conmemorativo nacional significa un compromiso reforzado con la reunificación. En medio de un clima global donde los sacrificios hechos por la democracia liberal se ven amenazados por regímenes autoritarios, este día sirve como recordatorio de la importancia de la libertad no sólo para los pueblos de Corea del Sur y del Norte, sino también para el mundo en general. También se espera que la designación atraiga la atención internacional sobre la difícil situación de los desertores norcoreanos que viven en todo el mundo y de aquellos que aún sufren bajo el opresivo régimen norcoreano, privados de su libertad.
Para concluir, me gustaría compartir una cita del discurso del expresidente estadounidense Ronald Reagan ante el Parlamento británico en junio de 1982, que resume el significado perdurable de la libertad y la democracia: “Todas las democracias pagaron un precio terrible por permitir que los dictadores nos subestimaran. No podemos cometer el mismo error otra vez. Por tanto, preguntémonos, ¿qué clase de gente creemos que somos? Y respondámonos: Gente libre, merecedora de la libertad y decidida no sólo a seguir siéndolo sino también de ayudar a otros igualmente a ganar su libertad”.