Eduardo González Los jefes de Estado y de Gobierno no fueron capaces ayer de llegar a un acuerdo sobre el en el reparto de los principales cargos en el nuevo ciclo institucional de la UE, tras las elecciones europeas del pasado 9 de junio. “No hay acuerdo sobre los altos cargos de la Unión Europea. Habrá que esperar a la semana que viene”, declaró el todavía presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Ello quiere decir que todo quedará aplazado hasta la próxima cumbre de los líderes de la UE, que tendrá lugar los días 27 y 28 de junio. En las negociaciones de ayer, el Partido Popular Europeo (PPE) quiso hacer valer sus 190 escaños para conseguir el apoyo a la continuidad de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea y para vender caro, y condicionado, su apoyo al socialista portugués como presidente del Consejo Europeo. La reunión de los líderes europeos, entre los que estuvo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comenzó a primera hora de la tarde y concluyó en las primeras horas de la madrugada. Si algo quedó claro, desde muy pronto, es que el PPE está dispuesto a hacerse con tres o incluso de los principales altos cargos de la UE, ya que, una vez enfilada la presidencia de Von der Leyen en la Comisión y de la maltesa Roberta Metsola en Parlamento Europeo, su otro gran objetivo sería el Consejo Europeo. En el caso de la primera, todo apunta a la posibilidad de que se respete el proceso del Spitzenkandidat, lo que podría significar un segundo mandato para Ursula von der Leyen. La alemana, miembro de la Unión Demócrata-Cristiana (CDU), está muy bien ubicada para sucederse a sí misma, en su calidad de candidata del Partido Popular Europeo (PPE), familia política que llegó primera en las elecciones europeas, con 190 bancas (+14) en el nuevo Parlamento. La designación de la alemana de 65 años, no es sin embargo automática, ya que necesitará ek apoyo de, al menos, una “mayoría calificada” de por lo menos quince países, que representen el 65% de la población europea. El PPE cuenta en la actualidad con una decena de líderes dentro del Consejo Europeo, por lo que el apoyo del presidente francés Emmanuel Macron, en el campo de los centristas y liberales, y del canciller alemán, Olaf Sholz, perteneciente a la socialdemocracia, es crucial. En cuanto a la presidencia del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, que mantiene relaciones difíciles con Von der Leyen, dejará sus funciones y los socialistas han apoyado a António Costa, el ex primer ministro socialista portugués de 62 años, cuyo nombre no ha quedado manchado por la investigación por tráfico de influencias de que fue objeto y que le hizo renunciar al cargo en noviembre. Los socialistas se han comprometido a respetar el proceso del Spitzenkandidat (y, por tanto, a apoyar a Von der Leyen) si el PPE apoya a Costa como presidente del Consejo Europeo. En este contexto, los líderes del Partido Popular Europeo aceptaron ayer la candidatura de Costa con una condición: que su mandato se limite a dos años y medio, al cabo de los cuales, la Presidencia del Consejo recaerá en uno de los suyos. Los Tratados de la UE establecen que el mandato del presidente del Consejo Europeo es de dos años y medio de duración prorrogables en otro periodo similar, pero los tres presidentes que ha habido hasta la fecha (Herman van Rompuy, Donald Tusk y Charles Michel) cumplieron los cinco años. La propuesta del PPE ha inicialmente rechazada por los socialdemócratas, lo que ha estancado cualquier posible acuerdo. Respecto al resto de altos cargos, la maltesa Roberta Metsola opta a un segundo mandato como presidenta de la Eurocámara. Designada en 2022, Metsola puede ser reelegida para un segundo mandato consecutivo de dos años y medio, siempre que obtenga la mayoría absoluta en la votación que se celebrará en el pleno de julio en Estrasburgo. Otro nombre que se baraja es el de la primera ministra estonia, Kaja Kallas, quien podría convertirse en la próxima Alta Representante para Política Exterior y de Seguridad de la UE en sustitución de Josep Borrell, de 77 años. Kallas, una liberal de 46 años conocida por su incuestionable apoyo a Ucrania (fronteriza con Estonia) frente a la invasión rusa, sería la única representante de Europa del este en los principales puestos de la UE.