Embajadora Vivia Chang
Representante, Oficina Económica y Cultural de Taipéi
Solo tres días después de que en Taiwán el nuevo presidente Lai Ching-te tomara posesión de su cargo, China inició, como ya ha hecho en ocasiones anteriores, ejercicios militares alrededor de Taiwán, cuyo objetivo es socavar la estabilidad en el Estrecho y amenazar la paz y la democracia, valores firmes y sólidamente consolidados en la sociedad taiwanesa.
Nuestro Gobierno ha instado inmediatamente a China a ejercer el autocontrol y detener cualquier acción de este tipo, que no hace sino aumentar las tensiones en la región y sembrar la preocupación no solo en la zona, sino en todo el mundo.
Resulta evidente que la paz y la seguridad en el Estrecho de Taiwán se han convertido a día de hoy en un asunto de preocupación y de consenso internacional. Pese a ello, China continúa amenazando nuestra democracia y alterando unilateralmente el statu quo en el Estrecho.
EEUU, Japón, Australia y la Unión Europea han subrayado con contundencia la importancia estratégica de la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán para la seguridad y la prosperidad regional y global, y han instado a todas las partes a mostrar moderación y resolver sus diferencias a través del diálogo.
Ante tales acciones, Taiwán mantendrá su firme compromiso por la paz en la región, y continuará fortaleciendo sus lazos de cooperación con socios de ideas afines para salvaguardar conjuntamente los valores de libertad y democracia.
El nuevo presidente Lai Ching-te ha mencionado en su discurso de toma de posesión que las dos partes a ambos lados del Estrecho han de ser responsables de promover la paz en la región. Para Taiwán, la paz es la única opción, tal y como establece el presidente Lai en cuatro pilares ineludibles: el fortalecimiento de la defensa nacional, una mayor seguridad económica, un liderazgo estable y basado en principios para las relaciones entre ambos lados y una diplomacia basada en valores.
Continuaremos asentando las bases de un Indo-Pacífico estable y seguro y de un Taiwán que se muestra al mundo como un país libre, una democracia madura y consolidada, un faro de libertad y un bastión de los derechos humanos en Asia.
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