Pilar Rangel
Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh
Después de la salida de Francia, EEUU y la Unión Europea del Sahel, así como de la llegada de Rusia, nuestra frontera avanzada, el Sahel, ha quedado al descubierto. El resultado será un mayor aumento de la inmigración irregular y del terrorismo yihadista que tiene base territorial suficiente en el Sahel para atentar contra objetivos europeos, ademas de contra objetivos de la zona, unido a todas las redes del crimen organizado del que se retroalimentan los grupos terroristas.
Este vacío que deja Occidente en el Sahel ha sido ocupado por Rusia, conocedora de las grandes riquezas minerales de estos países, tales como las minas de oro y de uranio, que buscan a cambio la promesa de vencer al terrorismo yihadista, hecho que no se ha producido, ya que según las últimas cifras el terrorismo aumentó en 2023 en el Sahel, así como el número de víctimas civiles.
Igualmente, el terrorismo en estos últimos meses se ha extendido no solo a todos los países del Sahel sino al norte de los países del Golfo de Guinea. Según el informe del Índice Global de Terrorismo de 2024, el Sahel representa ahora más de la mitad de todas las muertes relacionadas con el terrorismo en todo el mundo. En el caso de Burkina Faso, según este Índice, es ahora el país más afectado por los ataques terroristas, por delante de Afganistán e Israel.
A esto hay que sumarle la violencia cometida por los mercenarios de Wagner que han asesinado a cientos de civiles, destruido y saqueado aldeas lo que originado desplazamientos masivos de población; desplazamientos que han llegado a Mauritania tras huir de las regiones fronterizas.
Este elemento último es lo que va a generar que se produzcan primero desplazamientos internos dentro del Sahel que luego llegarán a Europa en forma de inmigración irregular.
De esta forma Rusia pretende ahogar a Europa realizando una maniobra envolvente por el flanco este con la invasión a Ucrania y por el flanco sur con el terrorismo yihadista y la inmigración irregular.
El resultado es una gran amenaza a la puerta de Europa en su flanco sur. En esta situación el principal pais afectado es España, que es frontera avanzada del Sahel y primer país europeo que va a sufrir las consecuencias.
La respuesta no se debe dejar por parte de Europa como se ha hecho en el flanco este con Rusia. Europa debe mirar también el sur y ver la amenaza que llega. El Sahel es actualmente el epicentro mundial del terrorismo, y urge una nueva estrategia europea de seguridad para el Sahel.
Si hay alguna lección que memorizar es la necesidad de tener en cuenta a todos los actores implicados en la zona, la protección y la percepción de la población civil y las realidades locales, una lección que hasta ahora se ha pasado por alto.
Mientras que todos estos países continúen siendo Estados fallidos, los gobiernos no podrán controlar sus territorios ni garantizar su seguridad, por lo que tendrán que acudir a otros actores internacionales para que lo hagan por ellos.
Es por ello por lo que nos encontramos ante el fin de un ciclo que se debe gestionar con una nueva estrategia que implique un nuevo modelo de intervención en el que, partiendo de las lecciones ‘aprendidas’ se comience a trabajar de forma eficaz en el Sahel empezando por reconstruir a los Estados en todos sus ámbitos, y no solo en el militar, y dedicando una atención especial a la población civil y a la actuación en el ámbito local, ya que de lo contrario se cometerían los mismos errores.
Hay que desarrollar una nueva Estrategia para el Sahel no solo pensada desde el ámbito militar ni desde Occidente sino pensando en cuáles son los problemas del Sahel y cómo hay que combatirlos en todos sus ámbitos. Habría que centrarse en trabajar más y mejor desde el ámbito local en todos sus aspectos y en la lucha contra el terrorismo yihadista apoyándose más en los medios aéreos y en los medios de inteligencia.
La suma de capacidades y la coordinación de todos los actores que operan en el Sahel será la única posibilidad para conseguir la estabilización en la región.
Igualmente, la solución militar no puede hacer frente por si sola al problema del terrorismo yihadista y el de la radicalización en el Sahel. La estrategia debe ser a nivel regional y multisectorial partiendo de la idea de que hay que ofrecer soluciones africanas a problemas africanos y donde Occidente debe ir a ayudar y no a imponer ni a explotar como en el pasado. Esto nos diferenciará como nueva estrategia ante la población civil, ante los grupos terroristas y ante grupos como Wagner.
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