Hasta el próximo 24 de marzo, el Teatro Real ofrece La pasajera, de Mieczysław Weinberg (en la foto), en una coproducción junto con el Festival de Bregenz, el Teatro Wielki de Varsovia y la English National Opera, coorganizado con el Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia y el Instituto Adam Mickiewicz, con el apoyo del Instituto Polaco de Cultura.
El estreno en España de esta ópera con tres años de retraso debido a la pandemia- se puede enmarcar en el sorprendente descubrimiento, en las últimas décadas, de la prolífica y valiosa producción musical de Weinberg, silenciada durante años por la presión de la censura soviética y por las terribles vicisitudes de su biografía.
Mieczysław Weinberg nació en Varsovia en 1919, en el seno de una familia de artistas judíos vinculados al teatro yidis. Sus padres y hermana murieron en el campo de concentración de Trawniki, de donde el joven músico se escapó, encontrando refugio en la Unión Soviética. Allí vivió de la música, prosiguió con ahínco su formación y mantuvo una incansable actividad creativa, componiendo en situaciones precarias. Marginado, perseguido, encarcelado y constantemente vigilado por las autoridades soviéticas, nuevamente por su condición de judío, su supervivencia y su carrera se deben, en gran parte, al apoyo y protección de Dmitri Shostakóvich (1906-1975), gran amigo, admirador y divulgador de su obra.
La ópera, cantada en siete idiomas, narra la coincidencia, en un transatlántico rumbo a Brasil, de dos mujeres que intentan escapar de su pasado común en Auschwitz: una como carcelera al servicio de las SS y la otra, una judía prisionera que logró salvarse.
La pasajera se estrenará en España con la maestría de dos grandes especialistas en la obra de Weinberg: Mirga Gražinytè-Tyla, que lleva años interpretando y grabando sus partituras, y David Pountney, que estudió hondamente la vida y obra del compositor para dirigir la primera producción escénica de la ópera. Las entradas se pueden adquirir en este enlace.