Alberto Barciela
Vicepresidente de EditoRed y miembro de la Mesa del Turismo de España
En su edición 2024, Fitur se ha confirmado como el punto de encuentro global para los profesionales del Turismo mundial y, muy en especial, de los mercados receptivos y emisores de Iberoamérica.
En la presente edición, inaugurada por los Reyes de España, Felipe VI y Leticia, dedicada a Ecuador -la próxima lo estará a México-, han estado representadas 9.000 empresas de 152 países -un 8% más internacionales-, con el espectacular regreso de Francia, hasta ahora país líder mundial de los viajes, rango en el que en 2023 la ha sustituido España.
En el Recinto Ferial de Ifema se han instalado, 826 estánds, que han ocupado 75.000 metros cuadrados -un 25% más que en la edición precedente-. Se estima que el evento será visitado, hasta el domingo 28, por unas 250.000 personas. Los datos hablan por sí mismos de un momento récord y de éxito de la que Amancio López Seijas, Presidente de Hotusa, denomina industria de la felicidad, un sector líder industrial, transversal, al que la Secretaría de Turismo de Andalucía, Yolanda Aguilar, describe como «aquel que no genera nunca problemas, sí oportunidades.»
Y eso es el turismo: una gran solución económica, que crea riqueza y empleo, y que evidencia la paz en los lugares en los que funciona, como muy bien resalta el inteligente y activo embajador de la Liga de Estados Árabes en Madrid, Malek Twal.
Protagonismo de España, que el pasado año ha recibido 84 millones de turistas, con unos ingresos de estimados en 108.000 millones de euros. De Iberoamérica, la presencia de países como Argentina -espectacular el estand de la Patagonia-, México, Ecuador, Costa Rica, Puerto Rico, Colombia, Perú o Brasil denota la importancia del mundo del viaje para estos lugares-. También hay que resaltar la participación de los países asiáticos y de los europeos, muy profesional y activo Portugal.
En otro orden, cabe reseña la presencia de las industrias agroalimentaria, seguros -con Intermundial, de modo muy relevante-, tecnología -Segittur, la pública española, presidida por ese sabio llamado Enrique Martínez, es la referencia, incluso ya en América, y muy pronto en el mundo árabe-; transporte, en la que Iberia muestra una fortaleza apabullante, junto con Renfe; congresos, agencias de viajes, deportes, etc. Nada le es ajeno al turismo.
Como ejemplo goblal, puede decirse que hay ganas de viajar y de gastar. Es un significativo indicio la recuperación de la llegada de turistas internacionales a España, que han aupado el gasto turístico, superando en un 16,6% el dato de 2019, en el periodo comprendido entre enero y noviembre de 2023. Ahí está la verdadera rentabilidad.
Hay mucho en lo que mejorar, pero el turismo se ha mostrado como una gran oportunidad para el desarrollo y el ocio de los pueblos, una industria madura y pujante que lo único que reclama incidir en aspectos como la cogobernabilidad, seguridad -jurídica, física, sanitaria, etc- , mano de obra cualificada, ordenación de flujos, conectividad, desestacionalización, facilidades de tránsito de fronteras, sostenibilidad, modernización de destinos maduros y agua, y mejores servicios como el taxi, poco más, tal y como ha quedado demostrado en foros abarrotados de público y talento como Cimet, Hotusa o Exceltur, celebrados los días previos a la feria. Personalmente hecho en falta una mayor presencia institucional europea, que denota la necesidad de trabajar en una política turística continental.
María Valcárcel directora de Fitur y su equipo, Ana Larrañaga, de los Mozos, de Ifema y muy en especial el nuevo ministro de Industria y Turismo de España, Jordi Hereu, y las Comunidades Autónomas merecen una felicitación singular, a la que sumaría el gran trabajo de las asociaciones del sector, como la Mesa de Turismo, presidida por Juan Molas, -Premio Évoris- o el Exceltur de Escarret.