Juan David Latorre
El pasado viernes, la Embajada de Haití conmemoró en la madrileña parroquia del Santísimo Cristo de la Salud el 14º aniversario del terremoto del 12 de enero de 2010 y ofreció una misa por el descanso de las almas de los fallecidos en tan terrible suceso.
En nombre del embajador haitiano, Guy Lamothe, ausente del acto por razones personales, se dirigió a los asistentes a la misa de conmemoración Carl Eric, consejero encargado de la Cooperación de la Embajada, que señaló: “Constituye para mí un privilegio el que haya sido designado para pronunciar unas palabras en este acto en que se conmemoran los catorce años del terremoto devastador del 12 de enero de 2010 en Haití. Catorce años después, queridos amigos, seguimos sintiendo las secuelas de esta terrible tragedia que sacudió socioeconómicamente al país, y hoy tenemos un espacio para reconstruir el Haití al que aspiramos, el Haití al que todos los haitianos tienen derecho”.
“Todos hemos perdido familiares, amigos y compañeros, prosiguió el consejero. España también ha perdido a miembros de su comunidad que se encontraban en Haití como parte de su labor de cooperación. Valoramos su trabajo y el de los demás países del mundo, que nunca regatearon para ayudar al país caribeño. Por ello, quiero presentar mis más sinceras condolencias a todas las familias haitianas y españolas víctimas de esta catástrofe sin precedentes. Aprovecho esta ocasión también para hacer llegar, en nombre del Gobierno y pueblo haitiano, mi más sentido pésame a nuestra nación hermana, Japón, que recientemente sufrió un terremoto de magnitud casi similar al que asoló Haití en 2010.”
Terminó Carl Eric agradeciendo la presencia en el acto de miembros del Cuerpo Diplomático, en especial de las embajadoras de Costa Rica y Panamá, junto a representantes de la Embajada de Turquía y de numerosos haitianos residentes en España, “que no solo nos hace recordar a todos los que hemos perdido, sino también rezar para que Haití resurja de sus cenizas con la ayuda de Dios, como es de costumbre”.
Cabe destacar que, por la mañana, la Embajada organizó una pequeña reunión con amigos muy próximos para probar la sopa de calabaza (sopa joumou), que tradicionalmente se toma en el país caribeño todos los días 1 de enero. En sus orígenes, esta sopa era sólo privilegio de los hacendados dueños de las fincas y plantaciones y prohibían a los esclavos probarla. Una vez abolida la esclavitud, los haitianos dieron comienzo a esta tradición y degustaban esta sopa prohibida anteriormente como símbolo de orgullo y de su libertad.