<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La dimisión del primer ministro de Portugal, António Costa, por un presunto delito de corrupción ha dejado al presidente de Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, sin su principal aliado en algunos de los grandes debates de la UE, en especial el energético. El pasado mes de marzo, durante la Cumbre Hispano-Lusa de Lanzarote, el jefe del Ejecutivo incluso llegó a reconocer que tenía “envidia sana” por la mayoría parlamentaria de que disfrutaba su homólogo y también líder socialista portugués.</strong></h4> <strong>Costa presentó su dimisión este pasado martes, después de que la Fiscalía lusa abriese un proceso penal contra él en el marco de una operación por presunto delito de corrupción vinculado al sector del litio y el hidrógeno verde. </strong>“La dignidad de las funciones de primer ministro no es compatible con cualquier sospecha sobre su integridad, su buena conducta y, menos todavía, con la sospecha de cualquier acto criminal”, declaró el dirigente portugués en un comunicado, en el que anunció que había presentado su dimisión ante el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa. Costa aseguró también que no tenía conocimiento de este proceso y que está “totalmente disponible para colaborar con la justicia”. El jefe del Estado, que aceptó la dimisión de Costa, comunicará hoy su decisión al país, tras reunirse con los representantes de todos los partidos políticos con representación en la Asamblea de la República. Entre las opciones que se barajan figuran la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas o la continuidad del Gobierno socialista con otro primer ministro a la cabeza. Los socialistas cuentan con mayoría absoluta. Costa llevaba casi ocho años en el cargo. Lo cierto es que <strong>la marcha de Costa supone, para Pedro Sánchez, la caída de un líder con el que mantenía una especial sintonía, especialmente en Europa</strong>. Los dos países ibéricos viven, desde hace muchos meses, una verdadera luna de miel en relación con el mercado energético, cuyo principal exponente es el llamado <strong>Mecanismo Ibérico</strong>, con el que se rigen España y Portugal desde el 15 de junio de 2022 y que permite establecer un tope de 40 euros por megavatio/hora en el precio del gas que se utiliza para producir electricidad. La aplicación de este mecanismo fue posible después de que el Consejo Europeo aprobase, en marzo de 2022, el derecho de los dos países ibéricos a gestionar sus propios precios de referencia del gas para las centrales de ciclo combinado, en atención al carácter de “isla energética” de la península a causa de su bajísima interconexión con el mercado energético europeo. A finales de marzo, <strong>el Consejo de Ministros aprobó la renovación de la “solución ibérica” hasta el próximo 31 de diciembre, después de conseguir el visto bueno de la Comisión Europea para extender este mecanismo.</strong> Aparte, el pasado mes de marzo, los Gobiernos de España y Portugal pusieron en marcha <strong>la primera Red de Cooperación Transfronteriza España-Portugal (REDCOT)</strong>, acordada en la XXXIII Cumbre hispano-portuguesa (celebrada en noviembre de 2022 en la localidad lusa de Viana do Castelo), y dos meses después entró en vigor <strong>el nuevo Tratado de Amistad y Cooperación entre España y Portugal</strong>, cuya firma tuvo lugar en octubre de 2021 durante la XXXII Cumbre Bilateral hispano-portuguesa, celebrada en Trujillo (Cáceres). El texto, que renueva el anterior tratado de 1977, prevé, por primera vez en un convenio internacional, la celebración de cumbres bilaterales anuales presididas por los jefes de Gobierno e impulsa la cooperación transfronteriza. Por si fuera poco, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) aprobó el pasado 5 de octubre <strong>la candidatura conjunta entre España, Portugal y Marruecos para organizar el Mundial de fútbol de 2030.</strong> <strong>Durante la XXXIV Cumbre Hispano-Portuguesa, que se celebró en Lanzarote el pasado mes de marzo, Pedro Sánchez y António Costa mostraron su “sintonía” respecto a las prioridades de la Presidencia española</strong> del Consejo de la Unión Europea, como el Pacto de Migración y Asilo, las nuevas reglas fiscales, la defensa de un marco regulador del mercado de la electricidad, la “autonomía estratégica abierta” y el refuerzo de las relaciones entre la UE y “el Sur Global”. En la rueda de prensa, <strong>Pedro Sánchez admitió que tenía “una envidia sana” de la mayoría parlamentaria de que disfrutaba Costa, porque “en España, la realidad parlamentaria es mucho más fragmentada”.</strong> Por otra parte, la inesperada dimisión de António Costa <strong>ha disparado las opciones de Pedro Sánchez para optar al puesto de presidente del Consejo Europeo</strong> cuando se repartan los cargos de las instituciones de la UE el próximo año, según coincidieron fuentes diplomáticas y socialistas consultadas por el diario THE OBJECTIVE. La presidencia del Consejo Europeo debería recaer, en principio, en un socialista del Sur durante la próxima legislatura europea, de 2024 a 2029, dentro de los equilibrios geográficos y de poder dentro de la UE. Este cargo, creado en 2009 y al que solo optan presidentes o primeros ministros en ejercicio o recién sustituidos, ha estado hasta ahora en manos de dos miembros del Partido Popular Europeo (PPE) -el belga Herman van Rompuy y el polaco Donald Tusk– y un liberal -el también belga Charles Michel-, por lo que los socialistas tienen muchas opciones de quedarse ahora con el puesto.