Luis Ayllón
El diplomático Javier Benosa publicó ayer un artículo en el diario El Mundo bajo el título ‘Amnistía y silencio diplomático’ en el que llama a sus compañeros a no permanecer callados ante la posible aprobación de una ley de amnistía promovida por el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, para lograr los apoyos de los independentistas catalanes a su investidura.
El artículo recorrió en pocas horas todos los despachos del Ministerio de Asuntos Exteriores y la mayoría de las Embajadas y Consulados españoles en el extranjero, y según pudo saber The Diplomat, no fue del agrado del titular del departamento, José Manuel Albares.
Benosa, licenciado en Derecho y diplomático desde 1997, plantea en su artículo la frustración que sufren gran parte de los miembros de la Carrera, que, antes, durante y después de los sucesos del 1 de octubre de 2017 en Cataluña, dieron lo mejor de sí mismos para exponer en los países y organismos multilaterales en los que estaban destinados la ilegalidad de aquellas actuaciones.
El diplomático, que entonces se encontraba destinado en Suiza, siguió, como el resto de sus compañeros, las instrucciones emanadas del Gobierno para conseguir que, gracias a esa acción exterior, la operación de los independentistas resultara en gran parte fallida.
Ahora, Javier Benosa echa en falta una reacción por parte de los diplomáticos españoles, lo que califica de “silencio llamativo, teniendo en cuenta que, sin reconocimiento internacional, las tesis independentistas no lograrán imponer su delirante realidad paralela”. “Resultaría esencial -dice- que, en este complejo momento, ante las amenazas de una amnistía, un relator o un referéndum, los profesionales de la carrera diplomática tuviéramos aún más presente nuestro compromiso con la defensa del Estado de Derecho en el exterior”.
Recuerda más adelante que en 2017, “la carrera diplomática asumió su deber de defensa de España como la nación democrática que es, completando en el exterior las acciones en política interna para restablecer la legalidad violentada”.
Más adelante, Benosa subraya que, en aquel momento, se trabajó al unísono entre los responsables políticos, que validaban los mensajes que trasladaban los diplomáticos españoles a sus interlocutores extranjeros. Y tras constatar que hoy “ese espíritu de trabajo conjunto languidece”, afirma. “Es fascinante la capacidad del funcionario para adaptarse a las consignas no escritas y entender cuando hay que callar”.
Asimismo, señala que “una ley de amnistía que no sólo borre de un plumazo los delitos del 1 de octubre -y especialmente los cometidos a través de las leyes de desconexión del 6 y 7 de septiembre- sino que los convalide, sumirá a nuestros socios internacionales en la duda y la incomprensión”.
Por último, subraya: “La labor de años en el plano exterior (evidentemente no sólo de diplomáticos) explicando el porqué de la acción de nuestros tribunales y los límites y equilibrios que nos marca nuestra Carta Magna, se revelará como un esfuerzo vano y frustrado”. Y advierte: “Nuestra reputación como país ejemplar, que supero la dictadura gracias a una transición modélica, será empañada de manera definitiva por esta interesada cesión al populismo y le nacionalismo excluyente”.
Según pudo saber The Diplomat, Javier Benosa ha recibido comunicaciones de otros diplomáticos que se muestran de acuerdo con sus planteamientos, aunque hasta el momento ninguno se ha pronunciado de manera pública. Tampoco lo ha hecho la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), mayoritaria dentro de la carrera, que estaría debatiendo si lo hace o no y en qué sentido.