<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>La primera sesión de investidura para elegir presidente del Gobierno se presenta tan fallida, según lo previsto, para Alberto Núñez Feijóo como favorable a los intereses de Pedro Sánchez para reeditar un nuevo Ejecutivo de izquierdas con el aval los partidos independentistas de todo signo.</strong></h4> <strong>Rechazado en primera votación por 172 votos a favor y 178 en contra</strong> y a la espera de la segunda y definitiva del próximo viernes, el presidente del PP queda consolidado como próximo jefe de la oposición al frente del principal partido de la Cámara y como referente en la defensa del marco constitucional que el candidato socialista somete a subasta para garantizarse el apoyo de los grupos separatistas. El primer debate parlamentario de la legislatura sirvió para <strong>confirmar ante los suyos la solidez del aspirante,</strong> aunque no reuniera más votos que los del PP, la extrema derecha de Vox, los regionalistas canarios y los foralistas de Unión del Pueblo Navarro. <strong>Los demás grupos rechazaron cualquier aproximación a Feijóo y su proyecto político</strong> constitucionalista y moderado que choca con sus aspiraciones de tutelar un nuevo Gobierno sanchista más radical y abierto a los distintos planes secesionistas o “plurinacionales”. De forma indirecta, <strong>todos los partidos separatistas y nacionalistas de los que depende n la formación del próximo Ejecutivo vinieron a ratificar su intención de mantener a Sánchez en el poder</strong>, como han hecho en los últimos cinco años, a cambio de beneficios económicos, privilegios fiscales, o incluso la impunidad frente a la Justicia en el caso de los dos partidos independentistas catalanes. Son las dos exigencias, <strong>amnistía para los implicados en la intentona del 1 de octubre de 2017 y referéndum de autodeterminación en Cataluña</strong>, que ha Feijóo no le pueden plantear y sobre las que ya negocian con Sánchez. Asumido el reparto de fuerzas por bloques sin posibilidad de cambio alguno después de tres semanas de consultas y entrevistas hasta con los agentes sociales, <strong>el debate dejó constancia de la decisión de Sánchez de hacer todo lo que sea necesario para seguir en el poder,</strong> también romper con las tradiciones parlamentarias y el respeto a los trámites institucionales. El jefe del Ejecutivo en funciones no se dignó a cumplir con su papel de jefe del segundo grupo parlamentario de la Cámara, el puesto en el que le dejaron las urnas, y <strong>delegó el ejercicio de la portavocía en un diputado socialista de segunda fila, Óscar Puente</strong>, para que saliera a insultar a Feijóo. <strong>El desaire de Sánchez al candidato propuesto por el Rey y al Congreso anuncia a su vez una legislatura bronca</strong> y de cuestionamiento de las instituciones del régimen democrático que tendrá un segundo pase cuando el aspirante socialista vuelva a ser recibido por Felipe VI una vez se confirme el fiasco de la investidura de Feijóo. <strong>El aspirante socialista da por hecho su reelección pese a quedar segundo y contar oficialmente con solo 152 escaños</strong> detrás, los del PSOE más los de la extrema izquierda del partido Sumar que encabeza su vicepresidenta Yolanda Díaz. El Rey tendrá que tomar nota del resto de los presuntos apoyos de Sánchez por el propio Sánchez y Díaz porque <strong>los representantes de los partidos separatistas se niegan a cumplir con su obligación constitucional de participar en la ronda de contactos con el Monarca</strong> para que pueda presentar al Congreso a los candidatos a la presidencia del Gobierno. <strong>En el bloque de los partidos nacionalistas sólo el PNV acude a ver al Rey,</strong> aunque critique después sus decisiones en la misma línea que Sánchez. Cuatro semanas llevaba el socialista descalificando el empeño de Feijóo de postularse para la presidencia del Ejecutivo pese a que el Monarca le hubiera hecho el encargo después de que las urnas convirtieran al PP en el grupo mayoritario del Congreso. <strong>Sánchez queda ahora a expensas de contentar a Carles Puigdemont</strong> para que los 7 diputados del prófugo de la Justicia que votan “no” a Feijóo le den su “sí” a cambio de una ley de amnistía o “alivio penal” para sus jefes y activistas además de un plan y fechas para un referéndum de autodeterminación.